Un turista cordobés pasa dos meses al año alojado en un hotel de Cádiz

Las pasiones de don Miguel, como es conocido en el Spa Cádiz Plaza, son Cádiz y el Cádiz, y diseña su día de entrada y salida del hotel en función de las fechas de los partidos del club amarillo

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Miguel Díaz Rodríguez en su habitación 306, en la que pasa dos meses al año.
Miguel Díaz Rodríguez en su habitación 306, en la que pasa dos meses al año. / Lourdes De Vicente

Para Noelia Martínez, directora del hotel Spa Cádiz Plaza de Cádiz, ubicado en la antigua Ingeniero La Cierva, este cordobés que cumplirá 70 años ahora en noviembre no es Miguel Díaz Rodríguez, es don Miguel.

A pesar de su origen y su inclinación por lo culé, don Miguel se siente más cadista que persona. Y esta pasión por Cádiz y por el equipo del Nuevo Mirandilla le trae hasta la tacita dos meses al año.

Desde 2012 lleva alojándose en el lujoso hotel Spa Cádiz Plaza de la capital dos meses al año.

Confiesa Miguel que al principio prefería venir en junio y septiembre pero pronto pudo comprobar que era más fácil obtener una reserva en fechas menos punteras, por lo que empezó a venirse a su segunda tierra en mayo y octubre de cada año.

Este jubilado, ex funcionario del Ayuntamiento de Córdoba, viaja solo. Se casó, según él ya mayor, pues contaba con 48 años y su esposa con 40, pero ella falleció en 2010 por lo que no tiene hijos aunque sí varios sobrinos a los que quiere con locura.

Muchos pensarán que estar alojado en un hotel del nivel del Spa Cádiz Plaza sólo está en manos de gente rica, pero él no lo considera así. “Yo hago mis cuentas y te lo juro que no entiendo cómo hay gente que se compra una segunda vivienda”. Aquí, Noelia y su equipo le hacen un precio especial como premio a su fidelidad y, aparte, de propina, tienen a don Miguel como a uno más de la familia y saben de sus manías, de sus aficiones, de sus costumbres diarias.

Don Miguel se pasea por el Spa Cádiz Plaza como si fuera su segunda casa.
Don Miguel se pasea por el Spa Cádiz Plaza como si fuera su segunda casa. / Lourdes de Vicente

Don Miguel ocupa siempre la habitación 306. Se la reservan desde dos meses antes para que no le falte su dosis de cadismo.

Este aficionado al Cádiz y fiel inquilino de este hotel piensa que, como se dice en el argot taurino, “el que no ha visto un partido de fútbol del Cádiz en el Carranza, no ha visto fútbol nunca”.

No está muy de acuerdo con el cambio de nombre del estadio porque cuenta que, cuando en Córdoba dice que ha estado en el Nuevo Mirandilla, se creen que ha estado en algún otro estadio de Jerez. “Es una de las mejores aficiones del mundo. Aquí no hace falta saber dónde está el Carranza. Basta con salirse a la Avenida y seguir la oleada de familias con las camisetas amarillas para saber dónde se juega el partido”.

En cuanto a sus rutinas en el hotel, donde sólo tiene contratado el autoservicio, desayuna allí, come en el Matilde, en La Provenzal o en la Freiduría las Flores, donde ya es, también, uno más de la familia. Ya por la noche, don Miguel cena en el hotel. “Me suelo bajar y pido una cerveza. Con la segunda un montadito y luego mi JB y ya, para la habitación”. Su horario de recogida depende en buena forma de si hay fútbol en la tele o en el Carranza. Estos días hubo hasta cuatro jornadas seguidas con partido. Don Miguel se mete en la sala de televisión y allí cena viendo fútbol.

Insiste en el trato familiar que le dispensan en este hotel. “Ellos ya me tienen pillados mis horarios. Eva, Rocío, Ana, Álvaro (se sabe el nombre de pila de todo el personal) ya saben que la primera caña cae a las nueve menos cuarto, otra, ya con montadito a las nueve y cuarto y ya, cuando ven que se avecina el cerrojazo de la cocina, “mi JB”.

Sobre esta última costumbre, si el partido de fútbol resulta algo más tenso o emocionante ese JB puede convertirse en más de uno. “Ellos se dan cuenta porque por la mañana a veces me tienen que dar un telefonazo a la habitación para avisarme de que se acaba el turno del desayuno. Pero eso es porque esos JB me hacen prolongar algo más el sueño”.

Y hablando de fútbol, don Miguel es de los cadistas que están plenamente convencidos de que partido que pierde el Cádiz es casi siempre fruto de un ”robo”. Así se acuerda del “robo” de Valencia o del Girona.

Otro ejemplo del trato que le dispensa el personal del Spa Cádiz Plaza es que él no se tiene que preocupar de ir a comprar la entrada para el Cádiz sino que eso se lo gestionan sus amigos y amigas de la recepción del hotel.

De hecho, en esta última visita, la directora del hotel, Noelia Martínez, le hizo entrega de un escudo del Cádiz con luces de colores y con el nombre del alojamiento, un regalo que le hizo mucha ilusión a don Miguel, “pero tendré que esperar a uno de mis sobrinos a que me lo instale porque yo soy un poco manazas”.

Mientras el cuerpo aguante

La intención de este cordobés es seguir viniendo a Cádiz “mientras el cuerpo aguante” y seguir alojándose en el hotel Spa Cádiz Plaza de la familia Martínez, cuyo patriarca, Sebastián Martínez, falleció en abril de este año. “Era una magnífica persona, siempre muy cercana y atenta a todo su personal y a sus clientes aunque sabía perfectamente que el hotel lo tenía en buenas manos. Lo sentí mucho y me llamaron desde el hotel para comunicármelo y tuve la suerte de que estando aquí se celebró una misa de difuntos en su memoria y pude acudir personalmente”, relata Miguel Díaz Rodríguez.

El momento de pensar en la marcha es difícil para don Miguel y ya, cuando le faltan dos días para irse ya dice sentirse inquieto y sin ganas de nada. Y ya toca pensar en la siguiente visita. En esta ocasión sabe que a finales de mayo tiene la boda de uno de sus sobrinos así que tendré que cambiar las fechas y llegar, a lo mejor, a finales de abril. “Eso puede venirme hasta bien porque puede que en vez de dos partidos del Cádiz pueda ver tres, así que no hay mal que por bien no venga”.

Mientras está en Cádiz es uno de los primeros cadista que entra en el estadio, pero cuando está en Córdoba dice tener una cafetería abajo de su casa que cuenta con una gran pantalla y donde ya saben que si el Cádiz juega “allí me tienen en primera fila”.

Antes de “aposentarse” en el Spa Cádiz Plaza estuvo alojado en alguna ocasión en el Regio pero este hotel está más cerca del estadio, un lugar que se convierte en el epicentro de su vida en Cádiz. ”Pero en uno de mis paseos vi este hotel y dije: Madre mía si esto está muy bien”, de manera que el hotel de los Martínez se ha convertido ya en su segunda casa. Ahora toca ya en planear la visita de mayo...

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