A cientos de kilómetros, una parte de Chile estaba ayer representada en Cádiz en un día complicado para este país. El 'Esmeralda', el buque escuela de la Armada chilena, lleva en la capital gaditana desde el pasado martes. Una escala dentro del 60 crucero de instrucción que ha coincidido con el terremoto de 8,4 grados en la escala Richter que se produjo en la tarde-noche del miércoles. La sacudida y sus réplicas han afectado a la zona central del país, provocando una decena de fallecidos y un millón de evacuados.

Al otro lado del mundo, la tranquilidad reinaba en el día de ayer en el 'Esmeralda', una vez que se constató que los 313 tripulantes del buque no tenían familiares entre las personas afectadas por el terremoto. Una serenidad a la que se suma que en el carácter de los chilenos está asumido que su país se encuentra dentro de una zona de gran actividad sísmica, por lo que las edificaciones están preparadas para soportar los seísmos.

Roberto Rodríguez, cabo 1º del 'Esmeralda', explica que Limache (perteneciente a la región de Valparaíso), la ciudad de la que es natural, se había visto "algo afectada por el terremoto. Nos avisaron anoche -por la noche del miércoles- de lo que había sucedido cuando estábamos durmiendo. Nos comunicamos rápidamente con la familia y supimos que nadie estaba afectado".

Rodríguez reconoce que el pueblo chileno "está acostumbrado" a que se produzcan este tipo de sacudidas, por lo que no le sorprende este tipo de noticias.

Fernando Rojas, un guardamarina del buque escuela chileno, recuerda que el terremoto de 2010 fue mucho "más fuerte" que el del miércoles, ya que en aquella ocasión murieron 525 personas. Nacido en Viña del Mar (en la región de Valparaíso), cuenta que "mi abuela sí sufrió el de 2010 al vivir en Concepción. Por eso se asustó, pero el resto de la familia no, por lo que no pasó a mayores".

Fernando y su compañero de barco Juan José Poblete muestran lo interiorizado que tienen los chilenos estos temblores que, incluso, tienen un "trago" al que llaman "el terremoto".

Representantes de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, la Plataforma Memoria Histórica de Cádiz, Amnistía Internacional y el Ateneo Republicano de Puerto Real van a entregar hoy una carta al capitán del buque 'Esmeralda' una carta en la que manifestarán su desagrado por la visita de la embarcación a la ciudad al considerar que es un símbolo de la dictadura de Augusto Pinochet.