Siguen haciendo aguas los pisos “de alta calidad” de la Junta de Andalucía en Cádiz

Más de un año después de que Moreno Bonilla los entregase, sus vecinos continúan sufriendo numerosos desperfectos que no se arreglan

“Damos parte de todos los fallos por email, pero ya ni siquiera nos responden”, denuncia la presidenta de la comunidad de inquilinos

Hacen aguas los pisos de “alta calidad” que la Junta entregó en Cádiz hace menos de 5 meses

Una vecina trata de que el agua no siga entrando por la ventana de su casa con toallas y mantas.
Una vecina trata de que el agua no siga entrando por la ventana de su casa con toallas y mantas. / Jesús Marín

El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, haría bien en visitar cada cierto tiempo las viviendas “de alta calidad” que entrega para comprobar en persona las lamentables condiciones de habitabilidad en las que están viviendo los vecinos y las vecinas en situación de vulnerabilidad a las que se pretendía ayudar mediante unos pisos en alquiler que han costado y están costando mucho a las arcas públicas y, por tanto al ciudadano.

Y haría bien Moreno Bonilla en interesarse directamente por cuál es el nivel de calidad del trabajo de las empresas que se contratan para construirlas. Y por la política de mantenimiento del parque de viviendas que sostienen desde las delegaciones territoriales de la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda y desde la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA). Tampoco estaría mal que el presidente de la Junta de Andalucía se informase de si desde estas instituciones, que deben ser garantes del buen estado del parque de viviendas público, están reclamando en tiempo y forma a las empresas constructoras que reparen los graves fallos y errores constructivos de los edificios. Porque sólo tienen dos años de garantía y a partir de ese plazo, el mantenimiento de las viviendas –se entiende que no de todo el edificio– corre a cuenta de sus inquilinos, esas familias en situación de vulnerabilidad a las que se pretendía ayudar.

Otra inquilina muestra una filtración en su cuarto de baño.
Otra inquilina muestra una filtración en su cuarto de baño. / Jesús Marín

Todo esto se revela como urgente porque más de un año después de que se hiciese la correspondiente foto entregando sus llaves, los pisos en régimen de alquiler de la promoción Matadero Sur Fase I, situados en la calle Nelson Mandela, a la espalda de la Plaza de Jerez, en Cádiz, hacen aguas. Y no en sentido figurado. El agua se cuela por las ventanas de los pisos de al menos una de sus fachadas y cae a chorros por el hueco de uno de los focos del pasillo de entrada. El viento sopla desde dentro de los falsos techos hasta levantar las plaquetas en algunos cuartos de baño y entra en las casas hasta por los enchufes. Las toallas, mantas y palanganas para recoger el agua tienen que estar siempre a mano.

Las puertas de entrada a los pisos no encajan y la cubierta de la azotea carece del mínimo mortero entre losas que la haga impermeable. La lista de desperfectos no para de crecer y la constructora, Coprasa, apenas ha solucionado una mínima parte desde que se entregaron las viviendas. Y desde la delegación territorial y la AVRA ya ni siquiera responden a los correos electrónicos que les envían las portavoces de los inquilinos.

El agua entra a raudales por un foco en la entrada de un edificio de la Junta de Andalucía en Cádiz.

A raíz de un reportaje publicado en febrero de este año por este periódico, la delegada territorial de Vivienda, Carmen Sánchez, y un representante de la constructora se personaron en el edificio y prometieron a sus habitantes que se solucionarían todos los problemas, entre ellos las inadmisibles colonias de moho que había en algún dormitorio infantil. Ocho meses después, todo sigue casi igual. Porque de vez en cuando la constructora envía a un encargado de mantenimiento que en solitario no es capaz de responder a las necesidades urgentes del edificio, aseguran a este periódico la presidenta y la vicepresidenta de la Comunidad de Inquilinos Nelson Mandela.

Juana María Puyo, presidenta del colectivo denuncia que “sigue habiendo muchos desperfectos desde primera hora: sobre todo, filtraciones de aguas. Yo es la tercera vez que las tengo en el techo del cuarto de baño. Pasa cada vez que llueve”. Juana vive en el 8º F, en la fachada que da a la lonja de frutas, donde más combaten los temporales, junto a la los pisos de la letra E. “Hay veces que parece que las persianas van a salir volando”, asegura. “Algunas puertas de entrada solo se pueden abrir desde dentro con las llaves. Otras de los dormitorios no encajan. Y la vecina del octavo tiene el salón lleno de toallas, todas chorreando. Esto es indignante”.

Juana ha tenido filtraciones en el dormitorio y en el salón y se las han tenido que arreglar hasta tres veces. “En algunas zonas hay cables y puede darse hasta un cortocircuito”, advierte. También le entra agua por el extractor del cuarto de baño.

Una plaqueta del techo de un cuarto de baño se levanta con el viento en un edificio de la Junta en Cádiz.

“Estamos comunicando todos los desperfectos, pero ya ni nos contestan. Hay algún vecino que está reclamando algunos tan sencillos de solucionar como la sustitución de una tapadera de inodoro rota desde el principio y cuando responden es al cabo de unos meses, después de firmar un montón de papeles”, denuncia Juana. Además les preocupa que “la Junta se vaya a lavar las manos a partir de septiembre de 2026 cuando se extinga la garantía de dos años de la construcción y entonces tengamos que correr nosotras con todos los gastos”.

“Después del reportaje que salió en el Diario de Cádiz en febrero, aquí estuvieron todos: la delegada, los técnicos de la Junta, un representante de la constructora, pero ¿para qué?”, se pregunta Juana.

Una grieta en un azulejo, por donde también se cuela el viento y el agua.
Una grieta en un azulejo, por donde también se cuela el viento y el agua. / Jesús Marín

“El principal problema es la azotea, que está fatal. Y las ventanas, claro. A algunas vecinas, con las persianas echadas les entra agua a chorros, pero las filtraciones vienen de la azotea”, corrobora María Castañeda, vicepresidenta de la comunidad. “La constructora envía de vez en cuando a un encargado, que arregla alguna cosa, pero no da abasto”, asegura

“Necesitamos que nos solucionen todos estos problemas ya, que somos familias vulnerables que llevamos muchísimos años esperando con mucha ilusión una vivienda digna y no hay derecho que nos encontremos con la situación lamentable en la que estamos viviendo por culpa de la constructora y de la Junta, que no le aprieta como debe para que responda a la garantía”, reclama Juana.

Ya hay algunos vecinos que se están planteando emprender acciones legales contra la administración andaluza.

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