Cuando el Rey encendía el puro, se acababa la comida". Gonzalo Córdoba no encuentra explicación a tan curioso protocolo que daba paso a la sobremesa de Don Juan Carlos y sus comensales en el Restaurante El Faro. Pocas personas en Cádiz han compartido tantos ratos con el monarca, "todo un señor", como este hostelero gaditano. Córdoba reconoce que ha llegado a tener cierta "amistad" con Don Juan Carlos después de tantas visitas al templo gastronómico de La Viña. "Recuerdo que de las primeras veces que vino fue cuando el Príncipe embarcó en Elcano y también venía cada vez que viajaba para ver cómo iba la construcción del yate Fortuna en la Bazán", señala. La última tuvo lugar con motivo de la Cumbre Iberoamericana de 2012, celebrada en Cádiz. "A él le encantan nuestras tortillitas de camarones y pidió que se las llevásemos al Hotel Atlántico porque no se encontraba con ganas de salir, pero el ministro García-Margallo le convenció para que se acercara a El Faro porque había reservado mesa", cuenta Gonzalo. "Ya estaba delicado y los dos maitres, Pepe Marente y Pepe Núñez, tuvieron que ayudarle a caminar", explica.

Además de las tortillitas, a Don Juan Carlos le gustaba en El Faro, como al propio Gonzalo Córdoba, comerse la cuña de queso unida a una loncha de jamón. "Yo le decía que parecía familiar mío. Siempre ha sido un hombre afable, cariñoso y afectuoso", dice.

Sobre la abdicación del Rey, Gonzalo admite que "se veía venir porque es ley de vida jubilarse, como me pasó a mí". Indica además que a pesar de los errores que haya podido cometer y de la evidente "impopularidad" que se estaba ganando últimamente, don Juan Carlos "tiene en su reinado muchas más luces que sombras y ha hecho mucho, y bien, por España". Por último, Gonzalo Córdoba expresó su deseo de que el país "sepa asumir esta noticia con tranquilidad" y la estabilidad sea la nota predominante porque el sucesor, Don Felipe, está "súper preparado".