El próximo 30 de marzo se cumplen 15 años de la creación de la Oficina de Rehabilitación del Casco Antiguo. Un polémico decreto de la Junta quitaba al Ayuntamiento sus competencias en materia de vivienda, provocando un enfrentamiento que se alargó durante años. La administración asumía esta labor y anunciaba la inversión de al menos 200 millones de euros para eliminar la infravivienda en intramuros, y poner en orden todo el parque de viviendas de la zona antigua de la ciudad.

En un principio, la Junta se dio un plazo de una década para culminar los trabajos. La Oficina se abrió el 4 de abril de 1999 con un presupuesto inicial de 30 millones de euros de la época. Desde el primer momento se recibió una avalancha de solicitudes de subvenciones.

El coste del proyecto y su complicada ejecución, pues era necesario cerrar acuerdos con los propietarios y buscar pisos de realojo para los vecinos implicados en las obras, provocó que se dejase para la mágica fecha de 2012 el final de la operación.

La fecha, como es evidente, no solo no se cumplió sino que la crisis económica suspendió de forma radical las inversiones públicas. En los últimos años, salvo la operación del Callejón Osorio que estaba pendiente desde hace años, nada nuevo se ha iniciado a la vez que se ha cortado el grifo a las numerosas subvenciones que se pedían para obras de menor calado.

La inversión global alcanza ya los 150 millones de euros. La misma Junta y el propio Ayuntamiento, que poco a poco se fue metiendo por su cuenta en el proceso de rehabilitación con especial atención a los pisos para los colectivos más jóvenes, disponen en su conjunto de cerca de una veintena de edificios de su propiedad que se encuentran vacíos, a la espera de disponer de fondos para afrontar las obras de reforma. Curiosamente está siendo la iniciativa privada la que, a trompicones, esté sacando ahora varias promociones. Lo malo es que la crisis llegó cuando se enfilaba el final de un programa que ahora no se sabe cuándo estará listo.