Cádiz

La guía de buenas prácticas elaborada por el Obispado para prevenir abusos sexuales a menores

  • Estas pautas completan el exhaustivo protocolo elaborado y decretado por el obispo, Rafael Zornoza

Torre de Poniente de la Catedral.

Torre de Poniente de la Catedral. / Julio González

Para una mejor comprensión entre las numerosas personas que en la diócesis tienen contacto y trabajan con menores o personas vulnerables (no solo los sacerdotes, sino también profesores y monitores de centros educativos, catequistas, responsables de grupos de jóvenes de cofradías o de otras asociaciones, scouts...) el Obispado ha elaborado junto al protocolo de prevención y actuación ante posibles casos de abusos sexuales una guía de buenas prácticas que incluye consejos, obligaciones y prohibiciones en el desempeño de esas acciones relacionadas con los menores.

Primera precaución

Es obligatorio para todo agente que trabaja o tiene contacto con menores o personas vulnerables presentar un certificado negativo del Registro de Delicuentes Sexuales. Además, los responsables de menores y personas vulnerables tienen que firmar un documento de responsabilidad personal

Prudencia y respeto

Es la clave que resume la actuación de los trabajadores pastorales con los menores, con información detallada a los padres.

Castigos

Quedan expresamente prohibidos los castigos corporales de cualquier tipo, para que en ningún caso se justifique un contacto físico por este motivo.

Premios

Del mismo modo, tampoco se puede ofrecer regalos a un menor discriminando al resto del grupo, así como pedirle que guarde un secreto.

Relaciones con menores

Es motivo de cese inmediato “cualquier relación sentimental, consentida o no, de un adulto con un menor de edad”, establece el Obispado, que pide al adulto conciencia de su responsabilidad ante el menor.

Bromas inapropiadas

Están totalmente prohibidos los juegos, bromas o castigos “que puedan tener connotación sexual”, así como las novatadas y otras dinámicas que impliquen “actos vejatorios, denigrantes o sexistas”.

Fotos y vídeos

Siempre que haya que grabar o fotografiar a menores, hay que contar con el consentimiento expreso de los padres; además, se recomienda que esas imágenes se tomen con dispositivos técnicos que sean propiedad de la parroquia, centro educativo o entidad en la que se realice la actividad, y nunca dispositivo de uso personal del agente. Además, esos archivos deben guardarse en un único espacio bajo la responsabilidad de la parroquia o centro educativo.

Puerta nunca cerrada

Deben evitarse las reuniones con menores a solas. Si tienen que celebrarse, se pide hacerlo con la puerta de la estancia abierta, recomendando que los despachos de sacerdotes, formadores y animadores tengan puertas de cristal transparente o cristaleras. Incluso un examen médico si se produce algún accidente con un menor se recomienda hacerlo en presencia de otro adulto. Es lo que el Obispado denomina “política de puerta nunca cerrada”.

Evitar situaciones ambiguas

Establece el protocolo diocesano que siempre hay que evitar situaciones de riesto, especificando la entrada en vestuarios, baños o duchas “mientras estén los menores”, compartir una habitación de hotel o tienda de campaña, o subir a un menor a solas en un coche. Si hay que entrar en la ducha, se pide que vayan al menos dos adultos; y si hay acampadas o excursiones, se recomienda hacerlas con algunos padres.

Comunicaciones

“Es necesario implementar mecanismos de control, junto a los padres, para mantener encuentros o comunicaciones con alumnos fuera del contexto parroquial, colegial, deportivo o de la naturaleza que sea”, establece el código de buenas prácticas, que dice al respecto que todas las comunicaciones que se mantengan con alumnos deben ser enviadas también a los padres.

Afecto

Las muestras de afecto nunca pueden ser ni parecer desproporcionadas, aceptando el adulto que el menor tiene derecho a rechazarlas aunque no haya ninguna mala intención en esa muestra afectiva.

Actividades pastorales

Deben realizarse siempre en salas adecuadas para la edad y etapa de desarrollo de los menores, teniendo especial cuidado para que los menores “no entren ni permanezcan en lugares ocultos a la vista o fuera de control”.

Actuar

Ante cualquier conducta inapropiada o acoso escolar que pueda detectarse “debe abordarse con prontitud, con equilibrio, prudencia y delicadeza”, informando de inmediato a los padres o tutores de esos menores.

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