En pocas semanas se iban a cumplir catorce años desde que la casa palacio de la plaza de San Agustín cerrara sus puertas al público. Un período que culmina hoy con la reapertura de este edificio, destinado a actividad comercial y de oficinas. El restaurante La Mafia se sienta a la mesa propicia la reutilización de esta histórica finca, ocupando una parte del edificio (ubicada en la esquina con la calle Rubio y Díaz, en concreto).

Junto a la franquicia de este restaurante zaragozano fundado en el año 2000 y con 42 locales repartidos en toda España (teniendo en la provincia uno en Algeciras y estando presente en Andalucía también en Sevilla, Tomares, Málaga, Marbella, Almería, Córdoba, Granada y Jaén) otros cuatro negocios tendrán cabida en el edificio.

En concreto, el proyecto del edificio ya rehabilitado contempla un segundo local en la planta baja (entre la puerta de acceso y la finca colindante de la plaza de San Agustín), otro en la planta primera que prácticamente ocupa tres cuartas partes de la superficie –a excepción de uno de los frentes del edificio que precisamente está reservado también al restaurante de comida italomediterránea para habilitar un segundo salón–, un cuarto local que ocupa toda la planta segunda del edificio, y el quinto local habilitado en la tercera planta, en la esquina opuesta a San Agustín con Rubio y Díaz (contando con una terraza de 383,12 metros cuadrados).

Hasta la fecha, no se conoce si ya hay firmas previstas, o siquiera interesadas, en el resto de espacios del edificio que se ofertan en régimen de alquiler y que completarán la actividad de este histórico edificio recuperado después de que en 2017 el banco (BBVA) cerrara la venta a unos inversores de Madrid por un importe que no ha trascendido (aunque en aquella fecha el precio de la oferta que se publicitaba de la casa palacio era de 1.278.000 euros, muy alejados de los 4,1 millones de euros que se pedían en 2005, cuando se puso en venta.

Durante esta década casi y media, varios planteamientos han rodeado al uso de este edificio, desde oficinas (como sede del Consorcio del Bicentenario de la Constitución de 1812, de la delegación provincial de Educación o de la empresa Eléctrica de Cádiz, por ejemplo), actividad comercial (con algunas firmas que han mostrado interés en proyectos que nunca resultaron), o también hospedería (planteándose un hotel o una residencia de ancianos, entre otras iniciativas que han trascendido desde el año 2005).

Las limitaciones del edificio por su alto grado de protección en el PGOU han limitado las posibilidades de negocio, que finalmente se han decantado por estos cinco locales comerciales y de oficinas que hoy devuelven la vida a esta histórica finca gaditana.