El Mercado Central de Cádiz empieza ya a lucir rejuvenecido
Un equipo de expertas culminarán en unas tres o cuatro semanas la restauración de La Plaza, que estrena toldos nuevos en todo su atrio porticado del siglo XIX
La obra debe durar, pero las especialistas aconsejan chequeos anuales
El Mercado Central de Cádiz se enfrenta a su primera reforma tras la gran rehabilitación de hace 15 años
Somos muchos los convencidos de que el mejor lugar para empezar a conocer una ciudad, a tomarle el pulso, es su mercado central. Herederos de las ágoras griegas, de los foros romanos, de los mercadillos medievales y de los primeros edificios cubiertos del siglo XV, ya no son solo las panzas, los mentideros populares de las ciudades y los centros de aprovisionamiento de alimentos frescos a precios asequibles y con garantías higiénicas para los vecinos. También son, mal que les pese a los sufridores de la turistificación, la primera cara que ofrece un pueblo a sus visitantes y un buen lugar donde comenzar a probar la gastronomía local. Y al Mercado Central de Abastos de Cádiz, a La Plaza, como la llamamos los aborígenes, le venía haciendo falta ya un remozado profundo. Porque salvo algunas intervenciones de emergencia de mayor o menor calado, no se le había hecho nada relevante desde la gran reforma que culminó en 2009, después de dos años de obras, con la construcción de la moderna nave central del pescado. Pero es que tampoco parece que se le prestasen los cuidados necesarios desde que se inaugurase en 1838 el edificio que proyectase Torcuato Benjumeda y que luego ejecutase Juan Daura hasta la importante reforma que se aprobó en 1926 y llevó a cabo dos años después el arquitecto sevillano Juan Talavera y Heredia.
El caso es que desde marzo pasado, a La Plaza no solo se le está lavando la cara y maquillando, sino que se la está sometiendo a un tratamiento de rejuvenecimiento. Y en unas tres o cuatro semanas se culminará la fase más visible para dar paso a la última, la de la impermeabilización de las cubiertas.
Un mediodía de esta semana un grupo de jóvenes expertas en conservación y restauración de edificios históricos trabaja delicadamente, como desde hace seis meses, en las columnas dóricas del atrio porticado de estilo neoclásico del mercado.
María de los Ángeles Ramírez, trabajadora de Crebic, una empresa sevillana especializada subcontratada por Estudios y Ejecuciones SA, la firma que abandera la rehabilitación del edificio, nos explica en qué consiste hoy su labor desde nada menos que las 6:30 de la mañana, todavía de noche. María de los Ángeles es graduada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales y ya estuvo trabajando en el Palacio de Las Dueñas, en Sevilla.
“Yo llevo aquí desde junio. Ya estamos finalizando la obra y en tres o cuatro semanas estará lista. Estamos reintegrando volumétricamente las columnas con mortero de cal y arena con un poquito de pigmento, para que se asemeje al color original del material, y con la limpieza de las rejas, en las que ya hemos intervenido, estaría todo listo”.
“Empezamos con las columnas, luego seguimos con las vigas de madera, continuamos con los puestos y las rejas y terminamos las columnas. Lo más difícil ha sido la limpieza de los fustes porque tenían una pintura que no era la original y estaba muy bien agarrada y tuvimos que quitarla con taladro durante unos cuantos meses. Fue un poco duro”, reconoce la experta. Las columnas dóricas de La Plaza están hechas con piedra arenisca de la Sierra de San Cristóbal, situada en El Puerto de Santa María, en el límite con el término municipal de Jerez. Hubo una época en la que estuvieron pintadas de color rosa y posteriormente, de blanco, asegura María de los Ángeles. “Las rejas de hierro forjado que rematan los arcos de los puestos se han lijado de óxido y barnizado, pero manteniendo la pátina del paso del tiempo en el material”, aclara.
Otra de sus compañeras, Marina Jiménez, explica que la principal dificultad que están encontrando es la afluencia de gente, porque el mercado no se ha cerrado en ningún momento para la obra y han tenido que ir delimitando las zonas de intervención por tramos. “Pero lo más tedioso ha sido la intervención en las vigas de madera porque los productos que les hemos aplicado, antixilófagos, antiinsectos y un aceite de acabado final, tienen su tiempo de secado. En general estaban en buen estado y han agradecido mucho la limpieza. Aunque algunas sí que estaban más deterioradas a causa de la humedad, que aquí en Cádiz es tremenda”.
Marina, que también ha trabajado en el Real Alcázar de Sevilla, no sabe a ciencia cierta si el proyecto contratado por el Ayuntamiento contempla un mantenimiento periódico del edificio. “Pero sería lo ideal. Creo que haría falta hacerle un chequeo una vez al año, aunque no sea para intervenirlo. Pero en principio estos trabajos que estamos haciendo deben aguantar muchos años".
Auxiliadora Morilla baja del andamio un momento. “Hay columnas que están en mejor estado y te las acabas en un día, pero hay otras que están peor, que necesitan más volumetría de mortero y que requieren entre dos y cuatro días”, explica. El atrio porticado del Mercado Central de Abastos de Cádiz tiene en total 72 columnas. Las que estaban más deterioradas son algunas de las que están más cerca de la puerta más cercana a la Sherry Wines Shop, el rincón de los vinos de Lustau; las 47 y 48, en la zona de los puestos de Chicharrones Curro, y la 54, que está ya terminada, al igual que la 1. El toque final se lo darán tan solo un consolidante, pero sin veladura, ya que después de hacer una prueba se comprobó que quedaban demasiado anaranjadas. Y los expertos prefieren un tono más natural, acorde con el resto del edificio, añade Auxiliadora. Una vez terminados los fustes, a algunas de las columnas habrá que cambiarles los capiteles, pero eso correrá a cargo de un cantero porque se trata de una operación delicada, adelanta la experta.
Mientras que las conservadoras siguen en sus labores, una cuadrilla de la empresa Toldos Guerra, de Morón, repone los 72 toldos verticales que dan sombra a los puestos perimetrales. “Creo que vamos a muy buen ritmo. Estaban muy deteriorados, sobre todo por los excrementos de las palomas”, comenta Miguel Ángel López, uno de los operarios. Los nuevos toldos son de lona acrílica, un material que se decolora menos y se limpia mejor que el denominado screen de los antiguos, añade.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Turismo de Ceuta
Contenido ofrecido por CEU en Andalucía