Pedro Lobatón | Médico alergólogo

Más de medio siglo curando alergias

  • El doctor Lobatón se jubila a los 77 años dejando atrás un considerable legado en el campo de la alergología, una especialidad que introdujo en España tras ampliar estudios en Londres

El doctor Pedro Lobatón, en su casa portuense.

El doctor Pedro Lobatón, en su casa portuense. / JULIO GONZÁLEZ

Si la alergia supone una reacción negativa del cuerpo humano a un factor externo, la reacción que la enfermedad encontraba en la figura del doctor Pedro Lobatón era siempre positiva. Más de medio siglo de profesión médica contemplan a este jiennense accidental que ahora, a los 77 años, se jubila dejando tras de sí un legado de buenas prácticas y un conjunto de pacientes en muchos casos en deuda con el médico que impulsó la introducción de la alergología como especialidad en España, allá por la década de los 70. Su nombre, por siempre, estará unido al tratamiento de las alergias y a esa clínica de prestigio que decidió abrir y mantener durante tantos años en la capital gaditana.

“Ya es hora de descansar y de disfrutar un poquito más”, sentencia a este periódico Pedro Lobatón (Arjona, Jaén, 1942). Lo dice un doctor que, según lo que cuenta cuando repasa su trayectoria médica, se ha volcado en una profesión que, como tantas otras pero quizás con más énfasis, precisa de un convencimiento vocacional absoluto. Y él mismo lo reconoce: “Hay que tener vocación y yo la he tenido, pero además he sido muy feliz ejerciendo la medicina”.

Sus estudios los cursó en Cádiz, en la histórica facultad de la plaza Fragela donde ejercería también como profesor, y después se trasladó a Londres para seguir perfeccionando lo aprendido y especializarse en neumología. Pero fue aquí, en la universidad londinense, donde la alergología se cruzó en su camino llamándole la atención la existencia de una especialidad aún no reconocida en España.

Lobatón estuvo dos años más en Londres aprendiendo de alergias para traerse a Cádiz todo ese bagaje de conocimiento y experiencia que le permitió poner en marcha en el Policlínico (ubicado en lo que hoy es el edificio de la UCA Andrés Segovia) la Cátedra de Patología General, donde se empezó a atender a los gaditanos con problemas alérgicos de índole respiratorio, una de las patologías más comunes de esta ciudad. Fue entonces cuando también empezó a dar clases en medicina como profesor auxiliar de Patología General.

Todo este trabajo de Pedro Lobatón, que formó parte de la Comisión Nacional de Docencia, y de sus compañeros más cercanos tuvo su recompensa pocos años después, en 1975, cuando se reconoció en España la especialidad de alergología.

Y ese reconocimiento pilló a Cádiz en la vanguardia médica, indudablemente gracias a la labor de Pedro Lobatón, a su dedicación a aquella incipiente especialidad que, con, los años, le llevaría a montar en la capital gaditana la clínica con su nombre. Primero, desde 1994, en la plaza de la Almudaina y posteriormente, desde 2002, en la avenida Fernández Ladreda.

Como recuerda el propio Lobatón, muchos de sus compañeros de departamento comenzaron a trabajar en Puerto Real: “Yo decidí quedarme en Cádiz y monté la clínica especializada en alergias y que he vendido recientemente a Asisa, que ha tenido la gentileza de dejarle el nombre”. Allí, en esta clínica, permanece aún el equipo de médicos, enfermeras y administrativos de alergología de Pedro Lobatón, además de contar con otras especialidades médicas tras el traspaso de propiedad.

El doctor confiesa haber sido “muy afortunado” con una clínica que ha llegado a convertirse en marca, como demuestra la apuesta por mantener su nombre aun en otras manos, y recuerda que por ella han pasado infinidad de pacientes gaditanos, de muchos puntos de España e “incluso del extranjero” atraídos por el carácter pionero de la especialidad y por la vanguardia que siempre ha caracterizado sus investigaciones y sus tratamientos de las alergias. “Algunas personas me paran por la calle para recordarme que les curé su alergia cuando eran niños”, admite no sin rubor pero con legítimo orgullo el doctor Lobatón.

No cree este médico que ahora haya más alergias que antes, sino que la enfermedad es actualmente “más diagnosticada”, y confirma que en el pasado muchas alergias no fueron tratadas como tales, porque ni siquiera fueron detectadas como lo que eran, y hubo personas que no supieron nunca que su tos, por ejemplo, tenía más que ver con alguna reacción negativa que con el catarro del que era tratado.

En Cádiz se han dado mucho las alergias asociadas a problemas respiratorios, pero también las derivadas de alguna incompatibilidad con el polvo doméstico. Recuerda el doctor Lobatón aquellas vacunas fabricadas de manera personalizada para cada paciente, que debía recoger polvo de casa que era enviado a Madrid, a los laboratorios Abelló, para hacer la vacuna. Pero también destaca el paso fundamental que supuso el descubrimiento de que no era el polvo sino un ser vivo, el ácaro, el causante de las alergias, lo que permitió afinar en la obtención de un fármaco para un tratamiento aún más eficaz.

Hace unos días recibió del Colegio de Médicos de Cádiz la Medalla de la Orden del Perpetuo Socorro, el reconocimiento que avala sus más de 50 años dedicados a la profesión médica. Un logro que se revaloriza con su edad, esos 77 años que precisamente cumple este domingo y que certifican el paso a esa jubilación siempre merecida y que, en su caso y ya es consciente de ello, le llevará a seguir atendiendo, incluso en la calle, las dudas y consultas de amigos y pacientes que le puedan abordar: “Mis pacientes tienen mi correo electrónico y saben que les contesto encantado de poder orientarles”.

Y con la nueva vida quizás también más tiempo para su “otra gran afición”, si no pasión: el fútbol. Vicepresidente del Xerez, el histórico, durante una época, advierte que también es seguidor del Cádiz demostrando que la incompatibilidad sólo puede existir desde una rivalidad mal entendida. Y sentencia: “Soy del Xerez y del Cádiz, y vivo en El Puerto que está en medio”.

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