"Ha sido un mar de lágrimas. Una situación muy triste, como si estuviéramos todos en un tanatorio. Estamos bien fastidiados". Con estas contundentes palabras y con voz entrecortada por el llanto y la emoción respondía ayer la portavoz de los trabajadores de San Juan de Dios, Ángeles Rico, a la pregunta sobre cómo se habían desarrollado los hechos por la mañana.

Desde las nueve, y en turnos de diez minutos, uno a uno (hasta 22) fueron pasando los trabajadores que estaban citados para conocer qué destino laboral les esperaba la próxima semana. Los peor parados, los que tendrán que trasladarse a Tenerife. "Pero tampoco por estar en Sevilla es una solución, porque somos padres y madres y no sabemos qué hacer con nuestros hijos", afirmaba Ángeles, que aprovechaba para rogar a todos los responsables de la administración pública "que nos ayuden". "La única solución es que se firme el concierto, y eso es lo que pedimos. Llevamos cuatro años peleando por nuestro trabajo. Y lo que queremos es eso, trabajar, no buscamos otra cosa".

La plantilla se debate ahora entre trasladarse a sus nuevos destinos o solicitar una excedencia. Porque, como razona Ángeles, "si nos vamos fuera a trabajar, ¿quién va a hacer ruido y va a reclamar la apertura de San Juan de Dios?". Prácticamente la mitad de los 22 trabajadores tenían previsto ayer solicitar un mes de excedencia, "para lo que hemos pedido ayuda a nuestras familias"; el resto marchará a Tenerife y Sevilla para incorporarse el lunes a sus puestos.

Hasta entonces, las concentraciones se mantendrán ante la sede de la delegación de Bienestar Social de la Junta para reclamar el concierto que permita la apertura del geriátrico de San Juan de Dios y, con ello, el trabajo de estos 22 gaditanos en su ciudad.