Juan Antonio Chicón es el propietario del Ultramarinos Bar El Veedor, un establecimiento sin mesas ni terraza que depende de su barra para atraer clientes. No obstante, la parte dedicada a la venta directa de alimentación les salvó del cierre total.
“Conservamos la zona de ultramarinos y cerramos el bar durante el confinamiento. Luego volvimos a abrir reduciendo el aforo y limitando la barra con líneas que separan los grupos, para que no estén pegados. Además, hemos perdido un frontal de barra entero. Lo peor que llevamos es decirle a un cliente que no puede pasar por ser el local muy pequeño. En cuanto a la plantilla, los únicos que no hemos estado en un ERTE somos el encargado del ultramarinos y yo. Desde junio está todo el mundo trabajando y la verdad es que no ha sido un verano malo, me lo esperaba mucho peor. Octubre, noviembre y el resto del año sin campaña de Navidad, Carnaval y Semana Santa va a ser horrible. De todas formas haré todo lo posible para conservar los puestos de trabajo”.
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