laura lechuga | investigadora honoris causa por la uca

"Es urgente planificar una industria 4.0"

  • La científica lidera el proyecto CoNVaT, destinado a desarrollar un test rapido de biosensores para detectar la presencia de SARS-Cov-2

La científica e investigadora, Laura Lechuga.

La científica e investigadora, Laura Lechuga. / D.C.

Aunque los papeles indican que nació en Sevilla, en 1962, Laura Lechuga señala que es gaditana. Que fue aquí donde creció y en la universidad gaditana donde se licenció en Química y donde empezó la tesina: “Y, cada vez que me dan un premio o consigo algo, las primeras felicitaciones vienen siempre del Amor de Dios”, apunta. La UCA reconocía su trayectoria la semana pasada otorgándole el título Honoris Causa junto al nombre –en título póstumo– de Almudena Grandes. Las cuatro últimas figuras reconocidas con esta distinción por parte de la Universidad de Cádiz han sido mujeres en un plantel que, hasta entonces, era masculino casi de forma absoluta.

No siempre es tan fácil ser reconocido en tu propia tierra –comenta la investigadora–, así que tengo una sensación de agradecimiento profundo. Además, los Honoris Causa siempre se los dan a los hombres, para variar, y esto tiene también una vertiente reivindicativa. También, soy la única Premio Nacional de Investigación que ha salido de la UCA, que también es un orgullo para la universidad. Pero, sobre todo, esto es una alegría para la familia y los amigos de siempre”.

Actualmente, Laura Lechuga es profesora en el CSIC y cabeza del grupo de Nanobiosensores y Aplicaciones Bioanalíticas del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2) en Barcelona. Cuenta, entre otros, con el Premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga y el Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva. Ha participado en mas de 80 proyectos de investigación, la mayoría, de carácter internacional, y en el año pasado, su equipo fue escogido en el marco de Horizonte 2020 para desarrollar un detector rápido del SARS-Cov-2, que funcionará de forma similar a los actuales medidores de glucosa. El proyecto recibe el nombre de CoNVaT.

"Cada vez que tengo algún reconocimiento, las primeras felicitaciones me llegan del Amor de Dios"

La noticia del reconocimiento máximo de la UCA le llegó justo cuando aterrizaba en Cádiz para pasar las navidades con su familia y hermanos, “como todos, apurando plazos y pendiente de qué podía pasar”. El escenario actual, con los contagios disparados; los test de antígenos, agotados, y lista de espera de una semana para obtener los resultados de una PCR viene a marcar lo necesario de una apuesta como la desarrollada en el CoNVaT:“Es bastante complicado adaptar un proceso de investigación a una situación covid, pero ya hemos terminado el primer prototipo –comenta–. La principal diferencia de nuestro modelo respecto a otros biomarcadores es que cuantificamos las inmunoglobulinas y determinamos la carga viral a través de las muestras: es mucho más fiable que un test de antígenos, por ejemplo, y no tarda tanto en positivar. Podemos medir valores muy pequeños, desde el primer día de infección. Lo que queremos ahora es ver si en enero podemos ponerlo en marcha ya, para llevarlo al mercado lo antes posible”. La tecnología desarrollada por el proyecto CoNVaT no se limitaría, además, a las enfermedades de tipo de coronavirus, sino que podría alcanzar a otro tipo de infecciones.

La situación actual de colapsos en la detección se debe a dos problemas principales. El primero, que todos hemos podido ver con esta pandemia, es que España no tiene tecnología propia –desarrolla–. No hay empresas innovadoras:tenemos un sistema en el que se han ido perdiendo industrias a favor de otro modelo económico, de resultados más rápidos pero no de mucho recorrido. Así que así nos hemos visto: sin test, sin mascarillas, sin investigadores y casi, sin vacunas, porque vienen de fuera... Ahora nos estamos empezando a concienciar. Es urgente planificar una industria 4.0, aunque haya que hacerlo casi de la nada, y promover el contacto de la comunidad científica con las empresas”.

"Ante el aumento de muertes por resistencia bacteriológica, los biosensores serán muy necesarios"

“Por otro lado –prosigue–, está el problema del diagnóstico centralizado. Todo va a un mismo laboratorio especializado, y llega un momento, cuando hay que atender a millones de personas, que no se da a basto, y para colmo mucha gente se queda sin diagnosticar otras patologías, cardiopatías y demás... Si esas técnicas estuvieran descentralizadas y las pudieran hacer los médicos con agilidad, las farmacias, las ambulancias, o incluso en casa... sería otra historia muy distinta. Creo que ese es el futuro del diagnóstico porque llega un momento en el que la centralización no puede”.

La especialista nos invita a pensar en mecanismos como el de los biosensores de glucosa, que atienden a 400 millones de personas al día, o anticoagulantes como el sintrom:“Los sensores biológicos serán especialmente útiles en enfermedades como el cáncer y, sobre todo, todas las enfermedades bacterianas, que se han vuelto resistentes a casi todos los antibióticos: otra tendencia de la que se advirtió y que se va cumpliendo, ya que las cifras van en aumento”.

La previsión, de hecho, es que para 2050 haya más muertes provocadas por bacterias que por cáncer:“Y aquí, el tema del diagnóstico es muy importante, porque si llegas con una sepsis, mientras se averigua qué tipo de bacteria tienes y cuál es su resistencia, te mueres”.

Frente al escepticismo fruto del desánimo y el cansancio, Lechuga insiste en que el principal consejo es la “tercera dosis de la vacuna, al ser posible, de ARN mensajero, ya que se ha visto que la vacuna de Moderna es la que más protege: las vacunas que se han desarrollado son de las mejores en mucho tiempo. Y no quitarse las mascarillas, pues siempre hay posibilidad de contagio. Quienes desarrollan un cuadro serio con la variante Ómicron a pesar de estar vacunados son personas con patologías previas o inmunológicamente deprimidas. El problema de esto, como estamos viendo, es que surjan otras variantes, pero es normal que ocurra, que las variantes escapen a las vacunas”.

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