fernando iwasaki | escritor

  • Le fascinan los juegos de palabras, los términos que desaparecen, los útiles de escritorio: esto lo sabemos porque Iwasaki nos lo cuenta en 'Las palabras primas', el título con el que ganó el IX Premio Málaga de Ensayo 

  • El escritor participa en varios encuentros al abrigo del CILE, entre ellos, la mesa 'Márgenes en contacto con el español: lenguas de minorías y periferias' 

"A pesar de los políticos, las lenguas no son nuestras enemigas"

El escritor peruano Fernando Iwasaki. El escritor peruano Fernando Iwasaki.

El escritor peruano Fernando Iwasaki. / Aitor de Kintana

Escrito por

· Pilar Vera

Redactora

Se había hecho la idea de ir a Perú y aprovechar para ver a la familia pero Fernando Iwasaki (Lima, 1961) se muestra “encantado” de que Cádiz se haya convertido en un “escenario de encuentros:en su tiempo firmé un documento para que acogiera el Congreso de la Lengua”, afirma. El autor, que reside en Sevilla, participará en varios encuentros bajo el paraguas del CILE. Escritor especializado en relato, ganó el Premio Málaga de Ensayo hace unos años con Las palabras primas, donde recoge varias reflexiones sobre su relación (y la nuestra) con el lenguaje.

–La oportunidad de ser sede de este Congreso supone también una vindicación del habla andaluza, tan desconocida, dice, que cuando llegó a Sevilla le parecía que le hablaban personajes de dibujos. Y eso que la norma latinoamericana era esta.

–Pero una cosa es la norma y otra, la realidad. Efectivamente, el habla andaluza fecundó nuestra manera de hablar, sobre todo en las ciudades de América del Sur y probablemente en el Caribe también, pero eso no quiere decir que se escuchara. Cuando era un estudiante, ninguno de los curas y monjas españoles que me dieron clase era de origen andaluz. Y las películas en América Latina suelen verse en versión original con subtítulos, menos las películas de romanos y demás, que estaban dobladas por españoles y que hablaban igualito que los curas del colegio.

–Pura Cifesa.

–Sólo puntualmente, en algunos dibujos animados, se colaban las voces de personajes que no sabías de dónde eran, aunque no las identificabas como voces latinoamericanas. Con el tiempo, ya hasta me tomé la molestia de investigar quiénes eran esos actores. Los hispanohablantes tienen una ventaja y es que, si un francés va a Montreal, se va a encontrar con que no es el idioma que ha aprendido. Y si un alemán va a Zurich, igual. Eso no pasa con el español, y es importante tenerlo presente.

–No sé si la Academia de la Historia recibe muchas críticas. La RAE, desde luego, sí.

–Muchas de las críticas a la RAE vienen porque dicen que refleja lo que era el mundo colonial. A mí me parece una tontería: creo que es estupendo que cada país tenga su propia academia y recojan las voces para que sepamos de dónde provienen las palabras.

–Pues las luchas con, contra, para y por el diccionario están a la orden del día.

–Es inverosímil que alguien se esfuerce en que hablemos de forma políticamente correcta modificando el diccionario:hay veces que usamos las palabras cuando no están, y cuando entran lo mismo ya es tarde. Aquí se ha dicho toda la vida que te daba un jamacuco y te entendían, y el término se introdujo hace poco en el diccionario. Pero el diccionario o las academias cumplen la función de notarios del lenguaje, porque recogen palabras que existen en el habla, no todas las que nos gustaría. Y eso, junto con el hecho de que nos entendamos todos los hispanohablantes del mundo, es nuestro patrimonio. Cuando las nuevas repúblicas se declararon independientes se promovieron políticas educativas que fueran integrando a toda la sociedad y hay países que son bilingües, y otros donde hay muchas lenguas, y se hablan estas, y se habla español, y no hay problema. El tema es cuánto de los presupuestos pueden llevarse en instituir lenguas que no tienen recorrido.

"He terminado entendiendo que mi padre renunció a su idioma como una forma de protegernos"

–¿Cómo es en Perú está cuestión?

–Cuando yo estaba en la escuela, el gobierno de entonces –dictadura militar–, quiso hacer del quechua idioma oficial, no en las escuelas, pero sí incluirlo en la tele, etc. Que se supiera cómo se decían ciertas palabras. Hay gente en Paraguay que te habla guaraní en su casa y español en la calle, sin problema. En Ecuador, el quechua lo habla un porcentaje muy alto de la población. Los que son ahora los nietos de los desplazados por Sendero Luminoso, que huyeron hacia la costa y la capital, la reivindican como una lengua de expresión artística. Pero tenemos más de cuarenta lenguas, y disponer de un parlamentario que hable  cada una de las lenguas minoritarias, eso se lleva presupuesto.

–Aquí el escenario es distinto.

–Asignaturas como Educación para la Ciudadanía debían contemplar un vocabulario básico de las lenguas oficiales. Yo, desde que soy ciudadano español, me he esforzado por aprender catalán, euskera y gallego. Las lenguas no son nuestras enemigas, aunque los políticos se empeñen.

–En ‘Las palabras primas’ recopila que “chévere” es de Valladolid; “patata” es un anglicismo; “polla,” un juego de apuestas del XVI. Qué baño.

–De hecho, una de las mesas en las que participo trata de los Márgenes en contacto con el español. A menudo, las palabras son tan cotidianas que no les damos importancia, pero su recorrido está ahí. Poncho, en el siglo XVI, era un “capotillo de dos faldas” que usaban los campesinos en Andalucía. Por supuesto, no lo recogió la RAE, pero existía y se llamaba así. Al habla andaluza le ocurre como a la chilena o a la salvadoreña: también es periférica.

–Habla de una lengua de la selva peruana donde la televisión es “del cine, su cría”; o el ascensor, “de la escalera, el milagro”.

–Eso era así hace años, imagino que ahora habrá cambiado.

–Pues es una pena, porque es de la lengua, su maravilla... ¿terminaremos hablando un 'spanglish' universal?

–Las palabras entran por las cosas más rutinarias, por la vida cotidiana, y eso, el ordenador y la tecnología lo ponen más fácil. Fíjate que, en todos los países de habla hispana, al jersey se lo define con un término de origen inglés: pulóver (pullover) en Argentina; en México, suéter; enPerú y en Chile, chompa (de jumper);y en España es jersey. ¿Por qué? Porque es un tipo de prenda específico producto de la fabricación a gran escala de la Revolución Industrial inglesa, y de allí eran la mayoría de esos cortes. Luego hay casos como  el de fake news, que abrazamos sin pensar cuando en la lengua española tenemos 14 términos para designar una noticia falsa hecha con mala intención: bola, bulo, jácara, paparrucha... Sí, el término se hizo famoso por Trump, pero como si no hubiéramos tenido aquí presidentes mentirosos...

–Podemos teorizar sobre qué supone la desaparición de una lengua, pero usted lo ha vivido de cerca. Su padre hablaba un dialecto feudal del japonés que, sin embargo, nunca le enseñó.

–La desaparición de una lengua, la pérdida de ese idioma es terrible para la humanidad. Y ese mismo drama lo pueden vivir algunas familias, que llevan un apellido que está claramente vinculado a una cultura. Cuando le toca a tu bisabuelo o a tu padre, directamente te da en la línea de flotación. Ahora que asistimos a la invasión de Ucrania, tenemos que recordar que la madre de Juan Gelman era ucraniana; Clarice Lispector también era de Ucrania. Sábato hablaba en italiano con sus padres. Algunas de esas figuras se alejaron de las lenguas por el recuerdo traumático. Yo terminé entendiendo que mi padre renunció a su idioma como una forma de protegernos.

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