Un incendio en una vivienda en Los Porches altera la víspera de Reyes
El fuego se produjo sobre las 22 horas en la cocina de un séptimo piso de un bloque de 14 plantas.
Los vecinos del número 2 de la plaza de los Porches no olvidarán en mucho tiempo la noche de la víspera de Reyes. La espera de la llegada de Sus Majestades de Oriente se vio alterada por un fuego que se produjo en la cocina de un piso de la séptima planta sobre las 22 horas. Todo se quedó en un susto por la gran cantidad de humo que se originó y el miedo que se sintió en el lugar de los hechos, con un buen número de vecinos que subieron hasta la azotea de este edificio de 14 plantas.
Al final, todo se pudo solucionar, a pesar de la aparatosidad, antes de que acudieran los bomberos a las llamadas de auxilio que se realizaron desde el inmueble. La actuación de Cristian Rubiales, vecino de este edificio y marinero de la Armada Española, fue determinante para que el incendio no se extendiera al resto de la casa y se pudiera extinguir.
Cristian, que vive frente al piso que salió ardiendo, fue alertado de lo que estaba sucediendo por su compañero de piso. "Cuando salí, vi que el vecino de enfrente -que no vive en la casa afectada y fue el primero en acceder a la casa tras percatarse del suceso- estaba intentando apagar el fuego con un trapo", relató.
Cuando llegó, se encontró con mucho humo en la vivienda, con el peligro que conlleva su inhalación. Además, el fuego se estaba extendiendo por la cocina, por lo que era necesaria una actuación rápida a la espera de que llegaran los servicios de emergencias. "La cocina estaba entera ardiendo. Empezó en la campana y todo el plástico cayó sobre la vitrocerámica y la encimera. Al intentar el vecino apagar el fuego con el trapo, tiró las cosas que estaban en la encimera y empezó a arder el resto de la cocina", explicó Cristian.
Ante una situación que se volvía dramática, Cristian reaccionó y bajó en busca de extintores para poder enfrentarse al fuego y frenar su paso por la vivienda. Rápidamente, pudo recoger tres en las plantas inferiores. Para hacer acopio de ellos, tuvo que romper los cristales que los protegían con su codo cubierto por un chaquetón para amortiguar el golpe. Aun así, además del susto y de la acción del humo, sufrió un corte que sangró abundantemente, por lo que posteriormente tuvieron que ponerle dos puntos de sutura.
Una vez de vuelta a la vivienda, Cristian usó dos de los tres extintores para apagar el incendio, algo que realizó antes de la llegada de los bomberos, por lo que el fuego, a pesar de la virulencia, no provocó males mayores.
Tras esto, ya se encontraban en el lugar los propietarios de la vivienda, pero todavía faltaba un miembro de la familia: el perro. "Fuera estaba una mujer llorando y preguntando por Tito. Yo pensaba que era una persona mayor y en ese momento la casa estaba totalmente inundada de humo. Pregunté por quién era Tito y me dijo que era el perro. Me metí a buscarlo agachado para evitar el humo y en un hueco de la cocina estaba el perro escondido. Estaba lleno de polvo de los extintores y lo pude sacar al rellano".
Su preparación como militar le sirvió a Cristian para actuar de la manera que lo hizo y propiciar que el incendio no fuera a más. "Nosotros tenemos prácticas contra incendios y hacemos simulacros con fuego real", recalcó para justificar su acción.
A esto se suma la labor de intentar calmar a los vecinos ante lo que estaba sucediendo. De hecho, el pánico llevó a algunos de ellos a intentar saltar de azotea en azotea para escapar del inmueble. "Lo primero que nos enseñan es el PAS: proteger, alertar y socorrer. Les pedí que no abrieran sus ventanas, ya que se podían avivar los rescoldos antes de que llegaran los bomberos" comentó Cristian.
Al final, además de los desperfectos materiales, solo hubo que lamentar dos heridos leves -uno por inhalación de humo y Cristian por el corte en el codo-. "Me quedo con que no ha habido que lamentar daños. No soy un héroe. Soy una persona de a pie que sabía lo que había que hacer y tenía que hacerlo", sentenció.
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