La impactante reforma de una finca cerca del barrio del Mentidero de Cádiz

Hoy mostramos una casa ubicada en el centro de Cádiz, en el barrio del Carmen , entre la iglesia del mismo nombre y el gaditano barrio del Mentidero. Esta casa de arquitectura isabelina es una finca muy singular por su construcción al tener un patio conocido como patio de manzana en el interior de la casa. En Cádiz es muy difícil encontrar ese tipo de patio en su arquitectura.

La casa la adquirieron sus propietarios tras enamorarse de su arquitectura y localización. Antes de comprarla, existió un proyecto para hacer pisos y perder esa arquitectura y construcción gaditana, por lo que sus propietarios, una vez adquirida, decidieron rehabilitarla y conservar su arquitectura y los elementos originales que se pudieran recuperar tras un periodo de tres años de obras.

La casa tiene una superficie de 500 metros cuadrados repartidos en planta baja y tres plantas superiores. En su rehabilitación se han recuperado gran parte de los materiales originales, como las vigas de maderas, azulejos, suelos y la maravillosa montera circular.

La planta baja la ocupa el patio, el salón de verano, un baño de cortesía y un cuarto dedicado a la ropa blanca y lavandería. También se localiza el patio interior utilizado para la piscina y el jardín, haciendo de ello un espacio único en la ciudad.

Para la entrada de la casa se ha utilizado un suelo de mármol de Carrara y el de Tarifa para el suelo del patio , que se decora con un antiguo brocal y, en una de sus esquinas, con una columna de mármol recuperada de la casa. El salón de verano ha descubierto en su rehabilitación dos arcos que se han revestido de ladrillos toscos. Un conjunto de muebles de roble, junto con sillones tapizado en terciopelo de color ocre, ocupa parte de la estancia. Todo ello comunica con la piscina y el jardín, de donde recibe la luz exterior.

La escalera es la construcción más espectacular de la casa y ha sido diseñada por sus propietarios, inspirada en una de las obras del artista César Manrique. Los peldaños de la primera planta de la casa son de madera, los peldaños de la segunda planta son de microcemento y la última planta comunica con la azotea a través de una original escalera, diseñada por sus propietarios, de hierro.

En la primera planta un recibidor comunica con las diferentes estancias. En ella se ubica el salón , un baño, la cocina y el comedor. El salón cuenta con una de las piezas más preciada de la casa, un Secreter Biedermier. Este espacio está dividido en dos zonas, una de estar y otra de trabajo. Utiliza para ello una pareja de sillones de los años 70 junto a un Chester; y en la zona de trabajo, una mesa de despacho con una silla giratoria de roble americano de la firma gaditana de Eladio Campe. Una pareja de espejos dorados del anticuario gaditano Seromu cuelga de una de sus paredes aumentando el espacio descrito. Todo ello se apoya sobre un suelo hidráulico diseñado también por sus propietarios.

El comedor es una de la estancias más vividas. Una gran mesa central de madera con un conjunto de sillas apoyadas en un suelo hidráulico ocupan su parte central . La parte baja de una antigua alacena de pino se utiliza como mueble auxiliar en esta habitación. Junto al comedor se encuentra la cocina, con sus paredes de ladrillos vistos y el mobiliario de color gris marengo. Un conjunto de antiguas teteras y molinillos decoran parte del espacio.

En la segunda planta se encuentran dos dormitorios con sus baños y en la tercera planta, un dormitorio con su baño y una terraza.

La última planta comunica con la azotea, en donde se puede apreciar la maravillosa montera que ha sido restaurada con sus cristales transparentes y azules, y que transmite la luz natural a todas las estancias de la casa.

En la rehabilitación y decoración de la casa se ha mezclado la tradición y la modernidad haciendo de ello un espacio único e irrepetible.