Un crucero suspende su escala en Cádiz por miedo a los incidentes con los trabajadores del sector del metal

Desviaron la ruta del barco Arvia hasta Gibraltar para evitar su paso por la capital gaditana

El MSC Música sí optó por entrar en el puerto gaditano pero se extremaron la seguridad de sus pasajeros para evitar enfrentamientos con el conflicto

Huelga por el convenio del metal en Cádiz: "Echaremos el tiempo que tengamos que echar para salir con un acuerdo"

Dos turistas organizan su paseo por la ciudad mientras que los manifestantes se concentran frente al Ayuntamiento.
Dos turistas organizan su paseo por la ciudad mientras que los manifestantes se concentran frente al Ayuntamiento. / Jesús Marín

Era de esperar. Pasó para muchos casi desapercibido porque la ciudad se despertaba este jueves entre sonidos de helicópteros y de coches de policías para hacer frente a una jornada de huelga del sector del metal que se avecinaba calentita a la vista de lo ocurrido el miércoles pasado.

Las redes sociales hacen que en cuestión de minutos un conflicto inicialmente local se convierta en regional, nacional e incluso internacional. Pues en el ámbito de lo internacional es donde entran en juego los cruceros que llegan a Cádiz prácticamente cada día cargados de turistas que buscan paz, relax y la posibilidad de conocer, algunos sólo el casco histórico de la ciudad, y, otros, salir en bus turístico fuera de la ciudad para conocer otras poblaciones circundantes como son El Puerto, Jerez, la Sierra, la Janda o incluso acercarse a la cercana Sevilla.

Pero de todos los que de alguna manera estamos relacionados con el sector de los cruceros sabemos que la seguridad es posiblemente uno de los factores que más influyen a la hora de elegir una parada u otra o de elegir un itinerario u otro. Sonaron los tambores de guerra en Israel y navieras como Celestyal Cruises abandona su parada en Israel y se busca opciones por el Adriático y el Jónico en busca de otros puertos.

Nada tiene que ver, por fortuna, un conflicto de la dimensión del que se vive entre Israel y Palestina en el que las alas de mariposa están haciendo temblar al mundo entero, pero es cierto que Cádiz se ha visto esta semana desbordada y la ciudad ha vuelto a oler a quemado. Quemados están los obreros viendo como sus factorías de Navantia tienen cada vez menos carga de trabajo y que buena parte de ésta se desvía a otros astilleros de España con una clara inclinación hacia las factorías gallegas.

Pero es que ese olor procedía de la quema de coches en plena ciudad, a muy pocos metros de los colegios, destrozos en toda la ciudad y movimientos de mucho policía y de personas enmascaradas que han impuesto su ley para intentar arreglar un conflicto en el que los políticos han demostrado no saber por dónde van realmente los tiros.

Pero, en otro orden de cosas y salir del conflicto laboral, la realidad es que este miércoles pasado anunciaba la delegación de Turismo del Ayuntamiento de Cádiz que este jueves iban a atracar en Cádiz dos buques: el MSC Música y el Arvia.

Ambos son dos grandes y espectaculares buques turísticos, pero el Arvia, de la naviera P&O Cruises sigue siendo aún uno de los más grandes que visita el puerto de Cádiz a lo largo de los últimos años. Este buque es un crucero de la clase Excellence en servicio para P&O Cruises,una subsidiaria de Carnival Corporation & plc.

Con un tonelaje bruto de aproximadamente 184.700 toneladas, el Arvia, construido hace tres años en el astillero alemán Meyer Werft, es el barco más grande que se ha puesto en servicio para el mercado de cruceros británico. Fue botado el 27 de agosto de 2022. La capacidad operativa normal del Arvia es de 5.200 pasajeros aunque su capacidad máxima si se utilizan las literas 3 y 4 es de 6.264 pasajeros.

Imagen de la primera escala del crucero Arvia en el puerto de Cádiz
Imagen de la primera escala del crucero Arvia en el puerto de Cádiz / Jesús Marín

El caso es que para este 19 de junio, todos los servicios portuarios estaban preparados para recibir dos cruceros y uno de ellos era el Arvia que debería haber llegado a las siete de la mañana procedente de Barcelona y aquí debería haber permanecido hasta las cinco de la tarde, momento en el que habría puesto rumbo a Southampton.

Pero no pudo ser así. Los 5.664 pasajeros y pasajeras que residen a día de hoy en el Arvia fueron alertados de que debido a un conflicto laboral que se vivía en Cádiz y para priorizar la seguridad del pasaje, la naviera había decidido borrar de la ruta el atraque de Cádiz y cambiarlo por una siempre atractiva para los turistas, y más si son de origen británico como ocurría en el Arvia en esta ocasión, Gibraltar.

El Arvia debería haber atracado en el Muelle Alfonso XIII pero no fue así, de manera que hubo que romper con toda la logística preparada en Cádiz, todos los autobuses turísticos, todas las reservas en restaurantes y lugares para visitar a causa de que la ciudad estaba en pie de guerra debido al conflicto laboral que vive el personal de la industria auxiliar, que tanto tiene que ver en el buen hacer de la factoría gaditana de reparaciones de Cádiz, en la que nada sería posible sin la intervención de esa industria auxiliar que llega hasta donde Navantia, por sí sola, es incapaz de llegar. Y, en cierta manera, son cómplices colaterales del éxito que tiene a nivel mundial y, sobre todo, en el sector de la industria de los cruceros el astillero gaditano de Navantia.

Pero esta vez no pudo ser así y no se descarta que sean aún más los cruceros que suspendan su escala en Cádiz si se prologan las protestas, lo disturbios y los desmanes en la ciudad que ponen en peligro tanto a la ciudadanía que reside en la capital como a los turistas que, en muchas ocasiones, ignorantes de ese tipo de conflictos bajan del barco buscando paz, tranquilidad, una cervecita en una terraza en San Juan de Dios, una visita a El Corte Inglés o un paseo por la Bahía.

El MSC Música, sin embargo, sí optó por dejar resguardados a los 2.662 pasajeros y pasajeras, la mayoría italianos y portugueses. Inicialmente estaba previsto su atraque en el Muelle Marqués de Comillas, bastante más cercano a Navantia y del epicentro de la batalla laboral, pero finalmente Operaciones Portuarias de la APBC optó por cambiar su punto de atraque, de manera que atracó en el Muelle Alfonso XIII, muy cerca de la actual terminal de contenedores.

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