Los eslabones de la maquinaria

Un eslabón importante de la gran maquinaria que hace que la Regata de Grandes Veleros funcione la forma el cuerpo de voluntarios que trabaja diariamente a disposición de la organización. Unas 60 personas prestan su tiempo durante los cuatro días que dura el evento en el puerto gaditano para cubrir las diferentes necesidades del público y los tripulantes. Tareas como la atención a los medios de comunicación, la ayuda a los turistas para conocer dónde están los barcos o cada uno de los servicios que hay en el parque montado en las instalaciones portuarias, el reparto de información a los visitantes o el control de los espacios restringidos para la dotación de las embarcaciones son indispensables para que todo llegue a buen puerto.

Para muchos de ellos es la primera vez que se embarcan en el voluntariado de un evento de este tipo, mientras que una buena parte de ellos repiten la experiencia de 2012. Un trabajo incansable que, a pesar de no estar remunerado, aporta una serie de beneficios para los voluntarios, tales como conocer desde dentro cómo se organiza una Regata de estas dimensiones, realizar labores relacionadas con sus futuras profesiones, practicar idiomas o, simplemente, conocer a otras personas y poder contemplar mucho más de cerca las distintas embarcaciones.

Uno de los puntos en donde están situados los voluntarios es el centro de prensa, ubicado en la terminal satélite de cruceristas. Este lugar vivió una actividad frenética durante la mañana del jueves, momento en el que todos los periodistas pasaron a recoger su acreditación para cubrir la Regata. Marco Beato, periodista de 25 años, es uno de los voluntarios encargados de la gestión del trato con los medios de comunicación. En este caso, su profesión fue una motivación clara para dar el paso al voluntariado. "Estaba echando currículos en los medios de Cádiz y como no me han salido prácticas, pues he visto que ésta era la manera de contribuir a la buena imagen de la ciudad. Además, que el trabajo está relacionado con lo que he estudiado", cuenta. Otra de las gestiones que realiza es el control de los barcos destinados a la prensa para poder ver los veleros desde el mar, algo que le permite "mantener la relación con los periodistas". Con todo, ve que esta oportunidad le sirve para "moverme en un ámbito de organización de periodistas, que era algo que yo no había tocado".

Al lado de Marco, comparten turno en el centro de prensa Belén Leal y María del Rosario Garrido, dos alumnas de 16 años del colegio San José-Las Esclavas. Belén reconoce que "el tema de la prensa en parte me interesa" porque en un principio tenía entre sus preferencias estudiar el grado en Periodismo, aunque "al final he cambiado de idea, pero me sigue interesando el tema de la comunicación". Ambas señalan que la persona que les animó a inscribirse como voluntarias fue su profesora de Economía, que les contó en clase su experiencia en la Regata de 1992, la primera y la más recordada de todas. "Nos dijo que si nos interesaba apuntarnos y como era una experiencia nueva y en Cádiz no suele haber cosas para gente de nuestra edad, pues decidí inscribirme", relata Belén. Por su parte, María del Rosario explica que "la profesora nos habló de la Regata del 92 y para ella la experiencia fue muy buena. Nos hemos apuntado unos cuantos voluntarios de la clase".

Al respecto de lo que ya han visto desde las entrañas de la Regata, Belén afirma que "desde dentro se ve que hay más trabajo de los que parece. Nunca me imaginé que había tanto trabajo detrás. Cuando vinimos el miércoles no había tantas cosas montadas y ya el jueves estaba todo". Por su parte, María del Rosario, que piensa estudiar Administración y Dirección de Empresas, ve provechoso este trabajo por ver cómo es la organización de un evento, a lo que añade que dentro de lo que ha realizado "me impresiona la cantidad de medios de comunicación que vienen a la Regata".

Otro punto en el que la actividad no para es la carpa de los tripulantes. Este espacio cuenta con diversas actividades de ocio para que las personas que navegan a bordo de cada uno de los barcos atracados en el muelle gaditano puedan entretenerse mientras que se encuentran en Cádiz. Allí desarrollan su tarea Marta y Ana Rodríguez, dos hermanas de 20 y 16 años. Marta es la segunda vez que se inscribe como voluntaria en una Regata, ya que participó en la de 2012, por lo que todo lo que vivió hace cuatro años le ha servido para convencer a Ana. "En 2012 me lo pasé muy bien, aunque también había más diversidad de actividades ya que podíamos hacer cosas distintas. Yo estuve en el espectáculo de los caballos, la carpa de los tripulantes y en los conciertos, pero este año sólo estoy en la carpa. Ahí yo era menor y me apunté casi obligada por mi madre. Iba asustada y se vino una amiga conmigo. Hice muchas amistades y he arrastrado a mi hermana conmigo", comenta Marta, que es estudiante de Biotecnología.

Respecto a sus funciones, cuenta Marta que "en la carpa hay mesas de ping pong, ordenadores y videojuegos. Estamos en el control del acceso de los tripulantes y los voluntarios, controlamos los horarios, la comida para los voluntarios... que todo esté en orden". Con todo, de lo más positivo que saca de poder trabajar en la Regata es "que puedo practicar idiomas. Todo el mundo es muy abierto y practica contigo".

Su hermana Ana, que estudia en San Vicente de Paúl, afirma que "yo ya en el 12 quería apuntarme", algo que no podía hacer por la edad, por lo que "me hacía ilusión hacerlo para este año. En cuanto salieron las inscripciones me apunté. Tenía muchas ganas". Como Marta, también apunta que una de sus inquietudes es "hablar en inglés con los marineros" para avanzar en su aprendizaje del idioma.

Carmen Dodero, estudiante de Administración y Dirección de Empresas de 21 años, es amiga de Marta y Ana, aunque desarrolla su labor en la zona de actividades deportivas. "Se conoce a mucha gente, es una experiencia enriquecedora y es una manera distinta de conocer la Regata", indica Carmen. Entre sus tareas está la de la recogida de inscripciones para los torneos de soga y tira o la carrera de hoy, además de ayudar en la organización de eventos como el zumbatrón o la muestra de capoeira. Al igual que el resto de sus compañeros, su interés es "conocer gente nueva y practicar idiomas. Aquí todo el mundo habla en inglés".

Otro zona con una actividad frenética de la Regata es el punto de información turística, que está junto a la entrada al puerto por la plaza de Sevilla. En este lugar de paso se encuentran repartiendo folletos y mapas María Gil-Olarte y Cristina Torres, estudiantes de Derecho y Administración y Dirección de Empresas, y Magisterio de Educación Primaria en su especialidad de Educación Física, respectivamente.

Ambas se estrenan en la Regata, aunque han desarrollado otro tipo de voluntariado. Como el resto de voluntarios, parte de sus objetivos son la práctica de los idiomas y entablar amistades, aunque también aportan otros aspectos interesantes para su futuro. "Aunque es secundario, para el currículo también te valoran otro tipo de cosas como ésta", reconoce María. De su trabajo, indica que "nos hemos tenido que informar de la posición de los barcos o los horarios". De hecho, destaca que para poder ofrecer esta información "nos ha enseñado todos los barcos una persona en exclusiva para nosotras que nos ha contado la historia del barco y las personas que hay". Un trato "VIP", como define María, que le ha permitido ver "todo desde dentro".

Por su parte, Cristina valora especialmente de esta experiencia que es aprovechable por lo que le aporta al "estar todo el rato en contacto directo con el público". Por ello, y aunque afirma que el trabajo es "muy cansado", asegura que también es "muy gratificante" por lo que le aporta. "También se sacan algunos beneficios, que todo no es currar", apunta.