“En Candelaria van a tener que poner una comisaría”, dicen de una plaza de Cádiz
Rebrotan las broncas, las peleas y ha habido hasta algún intento de atraco en uno de los espacios públicos con más encanto de la ciudad
Candelaria, una plaza de Cádiz "robada a los vecinos" y ocupada por la mala vida
“Candelaria no es el Bronx, pero tampoco un remanso de paz”, decía en 2021 un concejal del anterior equipo de Gobierno con el fin de minimizar los graves problemas de inseguridad ciudadana y de convivencia que volvían a darse en esta plaza, una de las de mayor encanto, sino la que más, de la ciudad. Habían apuñalado a una persona y las broncas y las reyertas se habían adueñado de este espacio público. Candelaria no es el Bronx, pero a veces se le parece. Porque cuatro años y una profunda y costosa reforma después, la plaza continúa siendo un lugar peligroso, sobre todo cuando cae la noche. Cuando varios grupos de personas hasta arriba de alcohol y no se sabe de qué más pierden los papeles y acaban enfrentándose entre ellos en violentas peleas. El último episodio fue el pasado sábado. En torno a las 22:30 o 23:00 horas, dos de estos habituales de la plaza se enzarzaron en una pelea y se partieron literalmente la cara hasta ensangrentársela. Hubo al menos dos detenciones.
Pero la chispa puede saltar también mucho más temprano. A cualquier hora de la tarde. Más de un cliente de alguno de los bares y de la heladería de la plaza ha tenido que abandonar la terraza en la que estaba cenando o tomando un café. Y algún hostelero, que prefiere no recordar el mal trago y permanecer en el anonimato, incluso ha sido víctima de un intento de atraco a golpe de cuchillo de grandes dimensiones. “Entre la vegetación del centro de la plaza guardan sus cositas para cuando les hacen falta”, cuenta una vecina, harta ya de esta situación. De hecho, a partir de cierta hora son ya pocas las familias que se arriesgan a tomar el fresco en un banco mientras los niños juegan. Eso, pese a que se ha intensificado muchísimo la presencia, la vigilancia, las identificaciones y las detenciones, cuando proceden, por parte de la Policía Nacional.
“En Candelaria van a tener que poner una comisaría”, responde sin dudarlo Luis Trinidad, propietario del Bar Zapata, segundo en antigüedad en la plaza después del Bar de la Peña La Estrella. “Y mira que no dejan de pasar coches patrulla, furgones y dotaciones policiales, entiendo que para disuadir y porque se les requiere puntualmente. El sábado pasado dos se pegaron una gran paliza. Esto está peor que nunca, peor que cuando abrí a finales de los 90. Es tremendo”, añade Luis Trinidad.
“No es que haya broncas todos los días. Pero hay épocas en las que son muy frecuentes”, reconoce el heladero neoyorquino Dennis McEvoy, de El Limonero. “El sábado pasado mi clientela y la gente que estaba sentada en los bancos pasó miedo; había una persona ensangrentada huyendo de la Policía”, relata.
“Esta plaza está un poco escondida y es un sitio de encuentro de gente que consume mucho alcohol e imagino que otras sustancias, un punto de encuentro para la mala vida”, apunta Dennis. “Hace un par de meses hubo un problema con un hombre que pretendía robar en un local, pero creo que lo detuvieron”, recuerda.
“En la plaza siempre hay bastantes movidas: jaleo, peleas, gente bebiendo y fuera de control, haciendo imposible la convivencia”, cuenta el empleado de un establecimiento que también prefiere que no se cite su nombre ni donde trabaja. “Alguna vez hemos tenido que llamar a la Policía porque estaban molestando a la clientela y a todas las personas que pretendían disfrutar de la plaza”, añade. “Después de lo que se han gastado en la reforma deberían preocuparse de mantenerla limpia de todo esto”.
"Esto es bochornoso ya algo deberían hacer"
“Hay un mal ambiente que no le conviene a nadie y menos a un negocio como este. El cliente está sentado tranquilamente en la terraza con su cervecita y su tapita y de repente se encuentra con una violenta agresión. Aquí se ve de todo: broncas, peleas, botellazos...”, asegura un empleado del bar de la Peña La Estrella. “Hay una inseguridad tremenda y la verdad es que esto es bochornoso y algo deberían hacer”, añade un compañero. “Sé que se ha hablado con el concejal de Seguridad Ciudadana y que se comprometió a ponerle remedio, pero esto cada vez va a peor, incluso que antes de la reforma”, lamenta.
“Son broncas continuas, sobre todo por la noche, en el centro de plaza”, se queja una vecina de siempre que duerme con ventana a este espacio público. “La otra noche había una chica llorando con un ojo así, que no sé si le habían dado un puñetazo o un botellazo. Fue alrededor de las 2:00 de la madrugada. Está la plaza como nunca. Un taxista me ha dicho que están vendiendo drogas”, apunta. “La mayoría son migrantes que viven en una casa de acogida que está aquí al lado”, sostiene esta vecina. “Y si no tienen trabajo ¿a qué se dedican?, pues a la droga”, concluye.
Casi todas las personas con las que ha hablado este periódico coinciden en que se trata de jóvenes de origen magrebí, si bien, cuando se les pregunta expresamente, reconocen que también hay personas de más edad y de procedencia nacional, tanto de Cádiz como de otras poblaciones andaluzas o españolas.
Un comedor social
No son pocos los que atribuyen este lamentable ambiente a la cercanía del comedor social de la Fundación Vírgen de Valvanuz, en la calle Santiago. “Eso es un cáncer para esta plaza, que debía de estar en la Zona Franca”, sentencia el empleado de otro establecimiento". La institución benéfica da de comer a diario a unas 80 personas que lo necesitan, la mayoría de los días sin incidencias graves.
“Cuando llega la oscuridad vemos mucha presencia policial por lo que hay ahí dentro metido. Peleas, broncas entre pandillas y mucho trapicheo. A lo largo del día la Policía pasa seis o siete veces, porque, claro, entiendo que no pueden hacer una vigilancia permanente”, cuenta Pepe Chamizo, del restaurante Sonámbulo. “Como no podan la vegetación, se ponen en el centro de la plaza y desde allí vigilan al que está fuera sin ser vistos” apunta. “Hay indigentes, pandillitas de chavales marroquíes y gente de aquí, de Cádiz, que se dedica al trapicheo”, asegura.
“Yo no he tenido problema, pero por la noche, cuando estamos dando el servicio, fuera se ve a gente joven que se pone a beber y a drogarse y que se mete en peleas y a la Policía patrullando por aquí”, cuenta el cocinero Juan Viu, de Mare. “Es una pena que esto esté pasando en una plaza tan bonita, con negocios de calidad. De hecho, yo me he quejado al Ayuntamiento. Pero me dicen que qué pueden hacer”, concluye.
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