La dueña de las calles de El Puerto
La gaditana Teresa Posada realiza los rótulos de las vías de la ciudad
Los letreros de la calles del centro de El Puerto necesitan ser remodelados porque se encuentran en muy mal estado, de hecho ya la mayoría se han levantado, y algunas calles, como la Cielos, por culpa de la descomposición del cartel, reciben otro nombre, en su caso concreto se la conoce como Cielo, sin la 's', carcomida por el tiempo.
De esta remodelación se está encargando una gaditana, Teresa Posada, que tiene un taller de cerámicas en la calle Isabel la Católica. El trabajo que tiene que realizar la ceramista es volver a hacer los carteles como eran originalmente en el siglo XVIII.
Teresa comenta que hace tiempo que estudió los procesos de fabricación de la época a reproducir y que para darle más "realismo" a sus obras usa un horno de gas. "Es diferente al eléctrico porque usa el fuego y no el calor a la hora de cocer el barro, y se asemeja mucho más a las técnicas de hace doscientos años. El propósito es hacer réplicas exactas de las que había".
El trabajo que realiza la ceramista es completamente artesanal, a base de pincel, papel de calcar y grafito crea la reproducción. Sobre el molde de barro aplica un esmalte de color que después es modelado en el horno. Para que salga como Teresa quiere hay que hacer muchas pruebas. "En cerámica los materiales no son caros, el problema es que nunca se sabe bien la cantidad que uno va a tener que utilizar porque, aunque sepa a ciencia cierta que va a encontrar la tonalidad adecuada, existe el riesgo de que salga rota o defectuosa".
Teresa lleva varios años haciendo los trofeos de las competiciones deportivas de la Universidad de Cádiz y hasta hace poco daba clases particulares de cerámica, pero ahora no tiene alumnos. "Son muy caras porque que hay que pasar demasiado tiempo, entre las pruebas que se hacen y todo el proceso productivo de las obras".
También realiza trabajos para particulares y comenta que "no le va nada mal". Entre otras cosas hace lámparas y marcos.
Explica la razón por la que cree que la llamaron de El Puerto para realizar los trabajos de remodelación de los letreros de las calles del centro. "Había trabajado ya en la ciudad cuando realicé el artesanado del palacio de Purullena, la sede de la fundación Goytisolo y, supongo que quedarían satisfechos porque de lo contrario no me hubiesen vuelto a llamar".
Teresa dice que "el horno es el corazón del ceramista".
"Podemos hacer muchas cosas con el barro, pero los resultados no los vemos hasta que la cerámica no sale del horno, es entonces cuando nos damos cuenta de lo que hemos hecho ya que, hasta entonces, sólo podemos hacernos una idea".
Otra cosa que destaca de su profesión es que crean productos únicos. "Cada cerámica es única y, aunque hagamos varias iguales, el trabajo artesanal siempre deja sus marcas características".
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