10 cosas feas de Cádiz
Aunque nos cueste creerlo, no todo es bonito en Cádiz
La ciudad soportar muchos déficit en materia urbanística pero también en equipamientos y en nuestras costumbres
Cádiz, imágenes de una ciudad abandonada
Las imágenes del estado del Paseo Marítimo
El Carnaval, que es uno de los principales termómetros del sentir de la ciudad, llena el concurso del Falla de coplas y coplas piropeando a la ciudad. Sólo en casos muy singulares, la agrupación de turno tiene a bien criticar algún aspecto de Cádiz. Pero poco más. Nuestro barrio, más si hemos nacido en intramuros, es lo mejor y que nadie ponga en duda el valor de nuestras playas, que son las mejores de España; de nuestras fortificaciones. La potencia del atardecer e incluso la bondad del viento de levante. Ojo con criticar a la Semana Santa, al Cádiz CF o a los perros que dejan sus necesidades en la vía pública. La autocrítica no es nuestro fuerte, lo que nos impide ver las cosas feas de Cádiz
1-La plaza de Sevilla como puerta de la ciudad
Resulta inimaginable que una de las principales puertas de entrada a la ciudad histórica ofrezca un estado de abandono casi absoluto que se alarga desde hace años. Salir de la terminal ferroviaria o de la estación de autobuses y encontrarse con un enorme aparcamiento en precario obliga a sortear los coches para llegar a la plaza de Sevilla. Todo con el impacto visual de los lienzos de la muralla, tanto el baluarte de Santa Elena como la Cuesta de las Calesas ofreciendo una imagen de abandono. Y esa plaza de Sevilla convertida en un muro de vehículos que dificulta el acceso al Cádiz histórico.
2-El polígono exterior de Zona Franca, como salida
En la otra punta de la ciudad, otra estampa de abandono que, como tantas cosas de nuestra historia, se cuenta por años. Lo que, metidos ya en el siglo XXI, debería de ser una zona industrial moderna, tanto en su diseño como en su concepción, es hoy un polígono con naves muchas de ellas abandonadas, calles degradadas y ausencia de espacios verdes.
3-Los perros, a pie de la muralla de la ciudad
Las mascotas fueron protagonistas de la campaña electoral de las municipales. Todos los partidos llevaban propuestas para perros y gatos. Sin entrar a debatir la suciedad que se genera en la vía pública, a quienes nos visitan y gustan del patrimonio sin duda les llamará la atención que a pie de la muralla del frente de la Puerta de Tierra, declarado en su día Monumento Nacional, se dedique la zona ajardinada a un parque canino. Lo mismo pasa con el parque arqueológico de Varela, dominado por los perros cuyos dueños, incumpliendo las normas de uso, los dejan sueltos por este jardín, lo que desanima a su visita.
4-El estado descuidado del Campo del Sur
Uno de las mayores potenciales de la ciudad son sus vistas al mar. Al fin y al cabo somos, casi, una isla. El Campo del Sur, en cualquier ciudad que valore lo que tiene, debería de ser un balcón privilegiado. Por el contrario es un espacio mal cuidado, con una balaustrada que más parece una valla de carretera antigua, con un acerado en muchas partes estropeado, con farolas o rotas o necesitadas de una capa de pintura. Y ya, si nos asomamos al mar, nos toparemos con los bloques de hormigón llenos de basura, y las grietas de la muralla.
5-La falta de aire acondicionado en el Falla
El principal teatro de la ciudad no puede mantener una programación estival porque adolece de aire acondicionado. A nadie se le ocurrió, cuando se reformó hace más de treinta años, instalar estos equipos. Como tampoco se instalaron ventanas acondicionadas para evitar el ruido de la calle.
6-El abandono del Parque Genovés
La que fuera durante décadas la única zona verde de la ciudad ofrece desde hace unos años un estado de degradación alarmante. En varias ocasiones se han anunciado grandes inversiones, que se han quedado en el olvido. Mientras tanto, el recinto cada vez está peor, como deja patente su lujoso reja. Tampoco ayuda que el Teatro del Parque siga en obras y que la Pérgola se haya convertido en otra de las imágenes vergonzosas de la ciudad. Este abandono se une al mal estado de otras zonas verdes de la ciudad, tanto parques como plazas, especialmente las ubicadas en extramuros.
7-El emisario submarino en la playa
Sorprende que cada año se le dé la bandera azul a la playa de Santa María del Mar. En la frontera con la playa de la Victoria, la presencia al aire libre el emisario submarino (vaya ironía) instalado hace años por la Junta da simplemente pavor. Y más con los bloques de hormigón que en su día se utilizaron para tapar la tubería y que se han erosionado a una velocidad alarmante. Para concluir la imagen en esta parte de nuestro litoral nos quedamos en la escalera de caracol, que se convierte en un punto de bajada a la playa solo para valientes o personas en buena forma: la pérdida de arena ha dejado al aire lo últimos metros de la estructura.
8-Lo que tardan las obras públicas
En esta ciudad los retrasos en la obra pública no se cuentan por años, si no por décadas. Que el soterramiento del tren se ejecutase en tiempo y forma fue sin duda una estrategia para despistar a la ciudadanía. Ahí están los proyectos del Hospital Regional, la Ciudad de la Justicia, Valcárcel, los pisos de Loreto, el solar de San Luis, los terrenos en San Severiano, el edificio del Náutico, la rehabilitación del castillo de San Sebastián, la reactivación del polígono exterior de la Zona Franca, el plan Plaza de Sevilla, el Teatro Romano... Un listado extenso, con proyectos que iban a ser transcendentales para Cádiz y que, por el contrario, su no ejecución paraliza nuestro desarrollo como ciudad. Si ya es grave este desprecio a la ciudad, lo es más con un término urbano tan reducido donde el suelo se paga a precio de oro.
9-El ruido
La progresiva peatonalización del casco antiguo de la ciudad y de vías muy limitadas en Puerta Tierra no ha reducido lo suficiente la contaminación sonora que soporta Cádiz. La Avenida es el gran ejemplo de un ruido abusivo, especialmente por el paso de autobuses, o de vehículos de emergencia que hacen sonar sus sirenas aún circulando solos por la vía. Después está ruido de la propia vida de la ciudad: desde quienes llegan a sus casas de madrugada y lo suficientemente "animados" para que sus voces retumben por la vía pública, o el manejo de productos en los supermercados, siempre realizados a horas muy tempranas de la mañana.
10-El Parque Natural como trasera de la ciudad
En una ciudad con tan pocas zonas verdes contar con su porción del Parque Natural de la Bahía debería de servir como expansión para sus vecinos. Por el contrario, y frente a las fuertes inversiones realizadas por la Junta en los tramos del parque que pasan por San Fernando y, especialmente, por El Puerto de Santa María, aquí hay un abandono absoluto. Hace más de 30 años se llegó a aprobar un proyecto de puesta en valor de todo espacio, nunca ejecutado. Sólo los propietarios privados de parte del suelo han puesto en marcha proyectos relacionados con la hostelería. Igualmente es lamentable el abandono, y ya casi ruina, del Molino del Río Arillo.
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