Fue entre “caldos y tapas”, antes de la pandemia, en un “establecimiento muy de Cádiz”, sito en la calle Veedor, donde empezó a forjarse la idea del mejor arranque que podría tener la celebración del centenario de Carlos Edmundo de Ory (1923-2010). Lo contaba en la tarde de este jueves Juan Manuel Bonet, comisario de la muestra La cabaña central durante su inauguración en el Palacio Provincial de la Diputación de Cádiz. Una cita que supone el inicio de una serie de actividades en torno a la figura del poeta que se extenderán entre los días 27 de abril de 2023 y 2024.

Esta exposición hace las veces de nexo de unión para tres destacados acontecimientos: el citado cumpleaños del literato gaditano, el Día de la Provincia de Cádiz –celebrado el pasado 19 de marzo– y el gran encuentro en torno a nuestro idioma que convierte a Cádiz este mes en la sede del IX Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). Una feliz coincidencia y un lujo a través del que sumergirse en el inmenso legado íntimo y profesional del padre del postismo, inventor de los aerolitos y figura clave de la literatura como elemento de ruptura y vanguardia.

Fotografías personales, obras pictóricas, dedicatorias manuscritas, contacto epistolar con figuras como Juan Ramón Jiménez o Rubén Darío, libros propios y ajenos, manifiestos históricos y retazos de vida en general trazan en esta muestra el camino más corto entre el Cádiz natal de Carlos Edmundo de Ory y su refugio francés de la ciudad de Amiens, lugar donde se hallaba aquella cabaña exultante de creatividad y encuentros. Casi un santuario, “un lugar de peregrinación”, en palabras de Bonet, que se deslocaliza hasta el próximo 28 de abril en ese Cádiz del que Ory “estaba enamorado”.

Un asistente a la exposición observa una de las obras.

Una máquina de escribir, un sombrero y un bastón, el que heredara de su padre Eduardo de Ory, son los amuletos que invocan este viaje por los recuerdos, las realidades y fabulaciones del singular creador. Su juventud madrileña (1945-1953), el nacimiento del postismo como primer movimiento poético de vanguardia en la posguerra, sus amistados pintoras con Francisco Nieva, Darío Suro, Manuel Gil Pérez o Tony Stubbing, su etapa en el siempre moderno París (1952-1967), y el creativo letargo en Amiens, en la cabaña, su refugio para las ideas y el onirismo incesante (1967-2010) conforman las paradas en ruta en el imaginario del “genial, gentil y generoso Carlos Edmundo de Ory, Ory-gen del universo poético que más me embarga”, como expresaba Luis Eduardo Aute a modo de dedicatoria en uno de los retratos que le inspiró el gaditano.

Un pequeño gran reguero de “hormigas de la memoria”, los “objetos que iban dando sentido a la cabaña central, un recorrido que cobra sentido en la vieja aspiración de Carlos de que formen parte de la ciudad de Cádiz, del patrimonio de los gaditanos”, explicaba también sobre el origen y sentido de la exposición Laure Lachéroy, presidenta de la Fundación Carlos Edmundo de Ory  y viuda del creador.

Hasta el día 28 de abril podrá visitarse esta colección de objetos vinculados al autor

La jornada de presentación de la muestra este jueves supuso, en palabras de la directora de Cultura del Instituto Cervantes, Raquel Caleya, “un día de emoción por estar en la casa de Ory, Cádiz", que convierte el acceso temporal a la cabaña del literato en “algo mágico, tan mágico como el propio Congreso de la Lengua" que se va a celebrar en la capital gaditana, afirmó.

Caleya destacó los vínculos de Carlos Edmundo de Ory con la institución que representa, ya que “su obra está dentro de la red de bibliotecas del Instituto Cervantes por el mundo” y recordó la próxima apertura de la caja 1030 que legó el poeta gaditano a la entidad.

En representación de la Diputación Provincial el vicepresidente de la Fundación Provincial de Cultura, Antonio González Mellado, explicó que Carlos Edmundo de Ory –que ya fue reconocido por la entidad como Hijo Predilecto de la Provincia de Cádiz en el año 2003– merecía esta muestra, “que es una exposición con mayúsculas que nos llena de orgullo”.

Lola Cazalilla, delegada de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, destacó al poeta como “una figura más viva que nunca, que sigue generando conocimiento. Gracias a trayectorias como la de él hoy tenemos en Cádiz un Congreso de la Lengua Española”, concluyó.