La complicada lucha contra el automóvil privado
El Plan Intermodal fracasó en su intento de potenciar el transporte público cuando se puso en marcha hace ahora dos décadas
En 1997 los municipios de la Bahía se unieron, junto a otras administraciones públicas, para la redacción del Plan Intermodal de Transporte. El objetivo era, entre otras cuestiones, rebajar el abusivo uso del vehículo privado, tanto en los viajes urbanos como interurbanos, e incrementar la utilización de los servicios públicos. Estábamos entonces en el 80-20 a favor del coche y que se quería alcanzar en una década un 65-35.
Diez años más tarde, en 2007, las cifras apenas se habían modificado. Y hoy, casi dos décadas después de la redacción del Plan Intermodal, aunque el transporte público ha mejorado de forma sustancial también se han habilitado nuevas vías que han favorecido la utilización del vehículo privado.
Hoy, como los últimos 22 de septiembre de cada año, se celebra el Día Mundial sin Coche. Con mayor o menor intensidad, la mayor parte de los ayuntamientos de la provincia lo organizan con diversas medidas: potenciando el uso del autobús durante la jornada, rebajando la velocidad máxima en determinadas vías urbanas y cerrando al tráfico calles, avenidas o plazas. Son, en la mayor parte de los casos, medidas puntuales que raramente se alargan más allá de estos días y que evidencia lo complicado que resulta emprender acciones contundentes en favor de una nueva movilidad urbana sostenible.
El Plan Intermodal no solo fracasó en la reducción del uso del coche privado. El 1997 también anunciaba la construcción de una línea de tranvía entre Chiclana y San Fernando que debía de estar en funcionamiento... en 2005. Estamos ya en 2016 y todavía no se ha puesto en marcha este servicio. En cuanto a la línea entre la capital y Puerto Real-Jerez por el puente de la Constitución de 1812, se anuncia como un proyecto a muy largo plazo.
El documento también apostaba por la bicicleta como medio de transporte. Ha sido en los últimos años cuando la Junta de Andalucía y determinados ayuntamiento de la provincia han activado un ambicioso plan para ampliar la red de carril bici. Sin embargo, ésta apenas existe en las carreteras que unen a las grandes poblaciones gaditanas.
Sí ha salido adelante la duplicación de la vía férrea entre Cádiz y Jerez. El servicio de Cercanías de la Bahía es uno de los que mejor funcionan de toda la red de Renfe. Además, se han renovado todas las estaciones ferroviarias, ampliado de forma notable los apeaderos y, sobre todo, se ha soterrado la vía del tren a su paso por Cádiz capital y en parte de Puerto Real, mejorando por ella la calidad medio ambiental en zonas hasta entonces muy degradadas.
En este periodo de tiempo sí se ha realizado una apuesta adecuada por el transporte marítimo. El catamarán que une la capital con Rota y El Puerto de Santa María ha movido a más de 4 millones de pasajeros en sus primeros diez años de funcionamiento, de ellos cerca de medio millón utilizaron este transporte el pasado ejercicio. No salieron adelante proyectos de conexión marítima con Puerto Real y San Fernando.
Curiosamente, el Plan Intermodal de Transporte rechazaba la construcción de un tercer acceso a Cádiz, o por lo menos no lo consideraba prioritario. Sólo planteaba la ejecución de esta infraestructura una vez cumplido el compromiso de reducir en 15 puntos el uso del coche privado, al considerar que el segundo puente era una clara invitación a su utilización. Finalmente el puente fue una realidad antes de tiempo, a pesar de los retrasos acumulados, atendiendo a las recomendaciones del Plan Intermodal, sin que se haya producido un significativo incremento en la entrada de coches a la capital y si una reparto del tráfico entre este puente y el Carranza.
Lo cierto es que es en la ciudad de Cádiz, por su propia configuración urbana y por su capitalidad, donde se plantea con mayor presión la necesidad de poner en marcha planes de movilidad (que Diputación está promoviendo en pequeñas localidades de la provincia).
El anterior gobierno del PP presentó, poco antes de las elecciones municipales de 2015 que le descabalgó del poder, el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, un ambicioso proyecto elaborado a veinte años vista y con una inversión global cercana a los 37 millones. El documento, que con el cambio de gobierno apenas se ha puesto en marcha pendiente de una profunda revisión del nuevo equipo, fue elaborado por una consultora privada que criticó, en sus conclusiones, la apuesta que la ciudad hacía, especialmente en su casco histórico, por el tráfico privado, en lugar de promover los medios públicos, la bicicleta y los grandes espacios peatonales.
El espectacular incremento de los turistas en la capital, y no solo en las jornadas de presencia de cruceros en sus muelles, ha evidenciado aún más la urgente necesidad por el cambio del hábito del coche particular por el público. O, simplemente, por el saludable paseo.
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