Comerciantes de la plaza de las Flores creen que la zona está "abandonada" y ven necesaria una remodelación
Coinciden en la mala imagen que proyectan los locales cerrados que sirven como trasteros y se quejan de dejadez municipal en la zona. La mayoría apuesta por mantener los puestos de flores y abrir nuevos negocios
¿Por qué no un mercado del Carnaval y del arte en la Plaza de las Flores de Cádiz?
La remodelación de la plaza de las Flores está sobre la mesa. En el último Pleno municipal del mes de noviembre, el Equipo de Gobierno, a propuesta del PSOE, debatió acerca del futuro de este espacio. El concejal de Urbanismo, José Manuel Cossi, destacó las dos posibilidades existentes: llevar a cabo unas actuaciones urgentes con obras puntuales o realizar un proyecto de reforma integral que cambie por completo la zona tal y como la conocemos.
Otra de las ideas que se barajan es la recolocación de la venta ambulante y la adecuación de los puestos de madera en la zona de entrada al Mercado Central. En definitiva, un plan que hay que analizar para transformar una parte de la ciudad muy turística y comercial. Pero, ¿qué tienen que decir al respecto los protagonistas?
Una de las floristas que queda aún en este enclave utiliza una palabra que repetirán los comerciantes a lo largo de la mañana: abandonada. Así considera que está esta plaza, "abandonada por completo", apostilla. "Un arreglo está claro que le hace falta, pero lo que espero es que no quiten los puestos para poner más mesas de los bares", añade. Para ella lo ideal sería mantener las floristerías que existen y poder cambiar las licencias de los puestos que están cerrados para instalar otro tipo de actividad. "Yo tengo un hijo que está fuera que se vendría y cogería uno de los locales para empezar un nuevo negocio, porque el nuestro va cada vez a peor. Es muy complicado abrir cada día, primero por la competencia, y luego por las condiciones que tenemos: sin baño, echando tantas horas, con la inseguridad que hay por aquí y sin que aparezca la policía. Yo ya ni abro por la tarde porque me da miedo con las peleas que se forman, que todo el mundo sabe perfectamente quienes son y nadie hace nada", finaliza.
Loli Cabrera es la otra florista que aún resiste dando sentido al sobrenombre de plaza de las Flores. 17 años lleva al frente de la floristería Ragel, aguantando condiciones que considera lamentables jornada tras jornada. "Trabajamos 12 horas al día y no tenemos ni servicio. Los puestos están destartalados, nos cala la lluvia y los árboles se están metiendo ya por dentro porque ni los podan. Las puertas se rompen de lo viejo que está todo". Esta gaditana clama que "estamos abandonados, en un sitio tan turístico y el aspecto que da la plaza es de pena".
Señala que no conoce cuál va a ser el futuro de la zona porque "vino la concejala (Beatriz Gandullo) una vez a hablar con nosotras para ver qué se pensaba hacer con los puestos y asegurarnos que los de flores seguirían, pero no hemos vuelto a saber nada más".
Su hija, Miriam Ragel, nieta de la fundadora de la floristería, Angelita Ragel, explica que ha solicitado uno de los locales que están cerrados "porque me hace falta, me he criado en esta plaza y me da mucha pena". "Mi proyecto sería montar algo gastronómico y si no se puede, pondría una panadería bonita, con varios mostradores alrededor, para hacer bocadillos y empanadas para los turistas". Lo que tiene claro Miriam es que desea emprender y recuperar este espacio. "Si no se puede hacer ese proyecto pues se inventa otro, yo estoy dispuesta a adaptarme a lo que sea, pero que esta plaza no se pierda y se queden los locales como están, de trasteros".
Esta joven gaditana dice que envió su proyecto al Ayuntamiento hace cuatro años, pero que no ha obtenido respuesta al respecto. "Mi madre lleva aquí 17 años y esto no se puede perder porque también se perdería la identidad de la plaza. Que esto es la plaza de las Flores, aunque oficialmente se llame Topete. Mi abuela fue la primera que abrió aquí, fue testigo de un montón de remodelaciones y ahí seguía. Los puestos de flores no se deberían perder porque es su esencia, pero hay que dar salida a los locales cerrados porque sé que hay mucha gente detrás de ellos dispuesta a montar algo".
Miriam cuenta que quiso comprar uno de esos puestos pero que le pedían 40.000 euros, algo que veía como inasumible. "Es una vergüenza la imagen que muestra la plaza de las Flores. Es una vergüenza para nosotros y para Cádiz. Llegará el momento en que se hable de su penoso estado en otras ciudades", concluye.
A unos metros de distancia se encuentra el estanco de Las Flores, propiedad de Pablo Villar. Este empresario utiliza el mismo término para definir el estado de todo el entorno de Correos y el Mercado. "Está todo abandonado, especialmente la zona de los puestos que llevan años cerrados. Igual que aquí, hay muchos que se utilizan de almacén, ¿por qué no los dejan para emprender o para generar negocio? Eso sin contar la imagen que da la plaza con todo cerrado, que es lamentable".
Acostumbrado a ver cada día a cientos de turistas por esta zona, Pablo considera que "es una pena que la gente venga a ver la plaza de las Flores y vea eso, con la fama que tiene. Mucha gente pregunta y se queda con cara de asombro cuando observa su estado actual". Para él lo ideal sería seguir fomentando los puestos dedicados a las flores y si no hay interesados, "poner otro tipo de negocios. Tanto esa parte como esta del entorno del Mercado está perdiendo vida y eso repercute en que venga cada vez menos gente", reflexiona.
Emilio Medina, propietario de la tienda de bolsos del exterior del Mercado Central, es más tajante y califica como "catastrófica" tanto la imagen de este espacio como el suelo y la limpieza. "No hay control ni cuidado. Cada día se concentran unas personas que lo que hacen es beber y pelearse". En cuanto a la plaza de las Flores en sí considera que "da muy mal aspecto con todos esos locales cerrados. Toda esta parte del Mercado está cada vez más sucia y dejada de la mano de Dios". Por ello cree que "o a esto le dan un cambio grande o irá cada vez a peor. Los puestos deberían estar uniformes, pintados del mismo color, que aquí cada uno hace lo que le da la gana, y todo más cuidado para dar una buena imagen al turista", subraya.
Y es que las críticas y la necesidad de una transformación se expanden hasta el exterior del Mercado Central, donde también se encuentra la panadería El Kiosco de Juanita, propiedad de Antonio Helmo. "Los puestos cerrados dan muy mal aspecto y no pueden seguir así". Este empresario confiesa que "yo soy partidario de que se reformen las cosas y se abran nuevos negocios, porque es una situación que lleva muchos años y hace falta una transformación. Nuestras casetas de madera son tercermundistas, sin servicio, sin espacio para guardar las cosas... Yo he hablado con Bruno, que es mi amigo, y le hemos propuesto varias cosas pero no hemos visto muchos cambios ni historias. Porque todo eso son proyectos que cuestan dinero y tiempo", concluye.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Ciudad autónoma de Ceuta
CONTENIDO OFRECIDO POR SÁNCHEZ ROMERO CARVAJAL
Contenido Patrocinado
Regístrate para recibir este boletín quincenal que abundará en una idea de la que se habla poco: tener críos puede ser muy divertido.
CONTENIDO OFRECIDO POR AMAZON