Cuando la ciudad de Cádiz iba a llegar al medio millón de habitantes

En la etapa final del franquismo se plantearon hasta tres rellenos en el saco de la Bahía para hacer crecer la capital

"Rellenar para construir pisos no es un pecado"

Relleno en la Bahía para construir la nueva barriada de La Paz.
Relleno en la Bahía para construir la nueva barriada de La Paz. / D.C.

Cádiz lleva siglos buscando huecos en su limitado territorio dónde poder crecer y construir viviendas.

Durante años se topó la ciudad con el Ramo de Guerra (lo que hoy es el Ministerio de Defensa), que limitaba las construcciones en los terrenos de extramuros, cuando el casco urbano ya estaba colapsado atrapado por las murallas.

En la década de los 40 del pasado siglo comenzó la expansión por Puerta Tierra. A paso lento y con un evidente descontrol urbanístico. Y todo ello unido a la necesidad de buscar acomodo a quienes, en intramuros, residían en infraviviendas: que eran miles de vecinos.

En los 60 se rellena parte de la Bahía para crear la que será la barriada de La Paz. Pero el déficit residencial era tan elevado que ni con esta operación urbanística se pudo solventar los problemas de la vivienda en la capital.

Al mismo tiempo se diseña, en coordinación con el Gobierno Central, un plan para expandir Cádiz más allá del puente, en suelo de Puerto Real. Se iba a crear una gran ciudad entre Puerto Real y El Puerto de Santa María, de lo que únicamente se ejecutó el polígono del Río San Pedro, rápidamente poblado con vecinos de la capital.

Desde unos años antes hubo un intento por demoler buena parte de los barrios de Santa María y La Merced, debido al precario estado de todo este espacio urbano. El problema era el coste de esta operación y la necesidad del realojo de los vecinos. No hay que olvidar que durante muchos años vivieron familias en algunos de los baluartes de la ciudad e, incluso, en la propia plaza de toros cuando está se abandonó.

La gran operación urbanística se planteó en la última etapa del franquismo.

Fueron tres actuaciones distintas con un mismo fin: rellenar parte del saco de la Bahía de Cádiz para levantar miles de viviendas entre Cortadura y el río Arillo, fin del término municipal de Cádiz.

Operaciones auspiciada una por inversores madrileños a los que se les unieron otros extranjeros; otra por propios promotores gaditanos y una tercera por el mismo Ayuntamiento de Cádiz.

El último Plan de Ordenación Urbana del franquismo, que provocó un duro choque entre el Ayuntamiento y sus redactores, elevó la previsión de población de la ciudad hasta medio millón de habitantes, contando tanto los que iban a vivir en el Cádiz III (la zona de rellenos), como los que iban a residir en la ciudad, donde crecería la ocupación del suelo hasta unos extremos que provocaron la alerta del mismo Ministerio de Vivienda franquista.

La presión de las asociaciones de vecinos, entonces en plena formación y muy combativas, del Colegio de Arquitectos, y las estrictas limitaciones impuestas por el propio Ministerio dieron al traste con todas estas actuaciones, que hubieran supuesto un impacto medio ambiental muy grave en toda la Bahía, colapsando la capital con medio millón de habitantes en una superficie, aún con los rellenos, muy limitada.

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