Cádiz

Los chiringuitos pasan con nota el primer invierno

  • Los hosteleros aplauden el mantenimiento de la oferta y la reducción de los gastos de montaje

El pasado invierno fue el primero en el que se permitió que los chiringuitos permanecieran instalados en las playas. Los cambios en el Reglamento de Costas que se hicieron después de realizarse la tramitación de las concesiones por diez años más otros cuatro prorrogables abrieron esta posibilidad, tramitándose ante la Administración autonómica la solicitud para mantener estos establecimientos sobre la arena durante diciembre, enero y febrero, los meses en los que los contratos no contemplaban su apertura. Tras la primera experiencia, y una vez pasado un tiempo prudente para hacer una reflexión sobre los beneficios de esta medida, los tres chiringuitos que han estado abiertos durante el periodo invernal -Potito, Potito Beach y Malibú- realizaron un balance positivo y pretenden repetir en años venideros.

Miguel Ángel Sánchez, propietario del Potito y del Potito Beach, mostró su satisfacción por haber podido mantener los dos chiringuitos en la playa de la Victoria, lo que le ha servido para "aprender mucho sobre cómo está el tiempo en Cádiz durante los meses de diciembre, enero y febrero. Podemos estar abierto perfectamente durante esos meses, excepto cuatro o cinco días en los que es imposible hacerlo". De hecho, resaltó que "incluso en esos días hemos tenido gente comiendo porque el chiringuito está preparado para soportar el agua y el viento".

Un factor que también ha ayudado ha sido el climatológico, ya que el pasado invierno ha sido uno de los más benévolos de los últimos años, por lo que Sánchez reconoció que "el tiempo nos ha ayudado". Aun así, apuntó que "al ver que incluso en los días malos hemos tenido ventas, nos hace ver que es viable aunque el tiempo no sea tan agradable en otros años".

Respecto a los meses, señaló que diciembre fue "muy bueno", sobre todo gracias a las comidas de empresa y navideñas. A esto se suma un enero "satisfactorio" que sirvió de contrapeso a un "febrero más flojo por el tiempo y el Carnaval, ya que aquí no nos llega tanto". En lo económico, según Sánchez, también ayuda el ahorro del desembolso que suponía tener que montar y desmontar el chiringuito cada año, lo que ha posibilitado que ese dinero "se haya invertido" en las instalaciones del propio establecimiento. Asimismo, añadió que se han mantenido los puestos de trabajo en sus dos establecimientos con "23 trabajadores directos y 15 indirectos". "Ellos son empleados fijos discontinuos, pero al no cerrar se han convertido en fijos continuos. Los trabajadores están contentos y no han tenido problemas con los regalos de Reyes como el año anterior. Eso hay que mirarlo también", comentó el hostelero.

Además, resaltó que el mantenimiento de los chiringuitos le ha dado a la playa "otro colorido". Lo que sí aseguró es que "se han echado en falta algunos servicios en la playa como las duchas, ya que ha habido días en los que los clientes se han querido mojar los pies o bañarse, sobre todo la gente de fuera". Con todo, los buenos resultados han permitido a Sánchez poder meterse en otro proyecto hostelero, como es la recuperación del antiguo Bar Los Negros, en el callejón del mismo nombre, para montar un restaurante. "Si te dejan trabajar, puedes seguir creando puestos de trabajo", recalcó.

A partir de cómo les ha ido a los chiringuitos que han estado en la playa durante el pasado invierno, y "siempre que el Ayuntamiento y la Junta nos sigan dejando quedarnos el año que viene", el dueño de Potito y Potito Beach añadió que en próximos años se sumarán más hosteleros a abrir entre diciembre y febrero.

Por su parte, Juan de Dios Álvarez, uno de los socios del chiringuito Malibú junto a Raynold Pierre-Louis, realizó un análisis parecido sobre el periodo invernal. "Se han mantenido las ventas incluso en Carnaval, que es la época más mala en extramuros. Los fines de semana hemos trabajado bien, mientras que entre semana la actividad ha estado más tranquila", explicó.

Entre los beneficios, destacó que "estamos contentos, sobre todo, porque ya estamos instalados y no tenemos que quitar y volver a montarlo". Un ahorro en los gastos de este establecimiento que, a su vez, también permite que la maquinaria se mantenga engrasada durante todo el año. "Imagina que ahora habríamos terminado de montar y estaríamos arrancando y adecuándonos", remarcó. Álvarez reconoció que el tiempo también ha ayudado. "Ha acompañado mucho y ha sido una baza importantísima. Hay que ver cómo sería con un tiempo peor", dijo. Además, otro aspecto que da un mayor valor a su mantenimiento en la arena es el servicio que se da a la playa. "Normalmente, en el módulo 4, donde está el Malibú, no hay nada", apuntó. Por todo esto, Álvarez tiene muy claro que para el próximo invierno repetirá y mantendrá abierto su establecimiento.

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