El parquecito de Varela que colinda con la Avenida de la Constitución de 1812, o también conocido como el 'parque para perros', aguarda una peculiar morada al aire libre en las afueras del recinto vallado.
Su propietario, Juan González Rúa, natural de Gijón, ofrece asiento en su pequeño sofá fabricado a base de mantas y un banco propio de la zona que ha utilizado como refugio personal para contar su historia, entre los que también se puede encontrar un baratillo de libros, figuras realizadas a mano donadas por vecinos de la zona, un traje de chaqueta colgado de un árbol junto a un paraguas, incluso una guitarra española nueva, cedida por un chico de 16 años. "No pido nada, solamente la voluntad y que tengan corazón, solo quiero un techo y trabajo, teniendo eso me conformo".
Desde que era un niño ha sabido buscarse la vida para ayudar a su familia y, sobre todo, para saber sobrevivir de las situaciones conflictivas en las que vivía. Con 13 años decidió tatuarse una cruz en el antebrazo con una frase que utiliza como su lema personal: "Lucha por la vida".
A pesar de haber cursado solamente un año y medio de colegio durante toda su vida, ha trabajado en casi de todo. "Incluso monté una empresa de Ingeniería decorativa en Gijón en 2006", explicaba González.
Ha emigrado desde Gijón en busca de trabajo por toda España, hasta que decidió cambiar el rumbo de su vida para evadirse afincándose en Jerez de la Frontera, durante 6 años y eligiendo como destino Cádiz definitivamente.
"De los 57 años que tengo, solo he sido feliz 9 años, cuando encontré a mi primera mujer y sus dos hijos no biológicos", recuerda un tanto emocionado. Pero por circunstancias de la vida, por malas compañías, la adicción al alcohol, entre otras, le ha llevado hasta aquí.
"No juzgo a las personas que me he encontrado en mi camino, tampoco las critico, me culpo a mí mismo por como estoy y me siento orgulloso por como soy ahora" dice González acerca de su experiencia en la calle.
Con un vecino de la zona, que vino desde Polonia a Cádiz y que también anteriormente residía en la calle, busca apoyo "para aprender a salir de la calle". El polaco insta a González a "tratar la vida bien, para que ésta le recompense. Si haces acciones buenas, finalmente conseguirás algo que merezca la pena, así lo conseguí yo".
También se dedica a escribir libros sobre sus experiencias vividas, en las que "necesitaría unos cuarenta Cervantes para contarla". Títulos como 'El mendigo y su fiel amigo', que aún está inacabada, 'La casa del misterio' escrita en los 80 sobre los 9 años que pasó junto a su mujer y 'Buscando un puerto donde atracar' en la que habla de Cádiz, entre otras.
"Hay que vivir el presente, si pienso en el mañana es señal de que no he vivido el hoy", decía finalmente, algo que utiliza para motivarse día a día.
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