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Cádiz

La bicicleta, ¿transporte o paseo?

  • El aumento de este tipo de vehículos lo evidencia como una alternativa a otros medios · La lenta ejecución de vías ciclistas no aclara la apuesta por este modelo de movilidad

La circulación de bicicletas está aumentando y cada vez son más los gaditanos que hacen uso de este medio de transporte para algo más que dar un simple paseo. Universitarios camino de sus facultades, trabajadores trasladándose a sus puestos de trabajo o incluso los turistas de los cruceros que hacen escala en el puerto están convirtiendo este tipo de transporte en una alternativa a los coches y a los medios públicos. Pero, ¿está la ciudad de Cádiz preparada para este incremento de bicicletas por sus calles?

En los últimos años, desde el soterramiento del tren y la urbanización de la Juan Carlos I, los metros de vías ciclistas han aumentado en la ciudad. Esta avenida sigue siendo la que posee mayor longitud en su trazado. Desde entonces se han ido incorporando nuevos carriles de forma aleatoria con la vista puesta en dotar en el futuro de un entramado por toda la ciudad, dependiendo de obras aún por iniciar, como la de la Carretera Industrial a su paso por los astilleros.

De todas formas, entre los carriles ya existentes en Cádiz hay varios tipos de carriles-bici. Respecto a la responsabilidad de estas vías en cada municipio, "el titular de la vía es el responsable", según explica el jefe provincial de Tráfico, Luis Javier Herrero, que reconoce que para esta cuestión "no se dan normas técnicas concretas". Es así cada consistorio el que regula su implantación. Herrero comenta que hay "un nuevo borrador del Reglamento General de Circulación en preparación para tener más reglada" la circulación de bicicletas. Ahora mismo, "está regulada de una manera muy floja", continúa.

Las distintas vías ciclistas de la ciudad

La primera vía para ciclistas creada en Cádiz y la más larga es la situada en la avenida Juan Carlos I. Al mismo tiempo, es una de las más criticadas desde su apertura. La escasa diferenciación con el resto del acerado y la limitada señalización dificulta la convivencia entre peatones y ciclistas. Existen dos carriles, uno en cada acera. Convirtiendo los dos carriles en uno de doble sentido y dotándolo de la infraestructura necesaria su uso se incrementaría ya que curiosamente la utilización actual sigue siendo baja para su capacidad.

Irene Moreno es estudiante y toma a diario este carril para ir a la facultad de Empresariales en el Mora. Va circulando a la altura del Estadio y según explica, "el autobús sale más caro y también así aprovecho y hago ejercicio". El carril le parece una buena opción para su traslado diario y piensa que "por el Paseo y la otra avenida deberían poner carriles". Entre sus peticiones para mejorar la vía de la Juan Carlos I se encuentra la de "arreglar la altura de los bordillos, creo que se me pincho una rueda por eso". Respecto a los bordillos, otros ciclistas sostienen que "en la bici se nota mucho y lo deberían poner a ras, es tan malo para los ciclistas como para los discapacitados que van en silla de ruedas".

El peligro se hace visible en algunos tramos, como ocurre a la altura de Los Porches. La sucesión de bocacalles con mínima visibilidad y sin señalizar provoca un alto riesgo de accidente, ya que tanto conductores como ciclistas tienen que adentrarse en la intersección para tener campo de visión y con poco tiempo de reacción. Además, las líneas que dan continuidad a la vía sobre la calzada aparecen borradas.

Caminando acompañada a la altura de La Curva va María Eugenia Guerrero; vive en la zona y ve bien el carril bici. Iban caminando distraídos sobre el carril y explica que "anda por ahí por la costumbre", pero reconoce "hay que respetarlo, unos a otros", tanto ciclistas como peatones.

Si la vía ciclista de la Juan Carlos I fue la primera, el último tramo que se ha incorporado al viario es el de la ampliación de la avenida de la Constitución de 1812, la nueva transversal que atraviesa los antiguos Cuarteles. Tan solo son unos escasos cien metros pero la diferencia con el anterior es evidente. En principio se observa como se distingue del resto del acerado, la separación se remarca con la colocación de palmeras paralelas al trazado y las marcas viales facilitan la circulación.

Manuela García vive en la calle Joaquín de Mora, es el nombre que aún conserva ese tramo donde se ubicaba el antiguo edificio del colegio Carola Ribed, y reconoce que "hay diferencia en la señalización entre un carril y otro". En los meses que lleva abierto este nuevo tramo, Manuela apunta que "no hemos tenido ningún problema" y comparándolo con el de la Juan Carlos I concluye que este carril "se respeta más que el otro, a mi me ha pasado que vas por la acera y te metes sin darte cuenta, han tenido que frenar".

Uno de los carriles que ha creado más polémica últimamente es el instalado en el Campo del Sur. No es un carril bici, técnicamente. Este tipo de vías se denominan aceras-bici y en la zona donde se ubica se ha comprobado en estos meses que con carril o no la convivencia entre peatones y ciclistas es muy complicada, es un paseo muy transitado por gaditanos y turistas y además es muy estrecho. De todas formas, queda claro por una señal que la preferencia siempre la tiene el peatón.

La experiencia de la bicicleta en Sevilla

En los últimos cinco años la capital andaluza ha vivido una transformación completa del viario urbano. La incorporación de una red de carriles bici y de un servicio público, Sevici, ha cambiado la vida diaria de los sevillanos. Una de las asociaciones que ha trabajado en Sevilla al respecto es A Contramano. Uno de sus portavoces, Juan Manuel Mellado, explica que cuando se hace un carril "es primordial que formen parte de una red, eso permite que haya una continuidad uniendo centros de interés como centros comerciales, universidades, polígonos industriales, centros de trabajo, etc." También recalca que es importante que se haga "sin que los peatones pierdan espacio". En este caso, continúa, "se hace a costa de los coches".

Esta iniciativa ciclista en Sevilla, que no estuvo falta de polémica, se encontró con el favor del Gobierno municipal, en aquel momento una coalición del PSOE con Izquierda Unida y que ahora, con la llegada al Consistorio del PP, se sigue manteniendo. Entonces se creó un plan director, se facilitó un espacio de debate y una comisión cívica de la bicicleta donde participaron sectores interesados como los empresarios y los ciclistas, entre otros. El portavoz de A Contramano defiende que la intención es "hacer las ciudades más habitables" y en referencia al tramo de acera-bici del Campo del Sur, insiste Mellado, "es un claro ejemplo de como quitarle derechos al peatón".

De todas maneras, en Cádiz hay tramos que pueden servir de ejemplo para aplicar al resto de la ciudad. Las vías creadas en la avenida de Valencia, en el paseo marítimo de Puntales y en el paseo de la Bahía, en la Barriada, reúnen mejores condiciones de seguridad para los ciclistas y para los peatones. Al igual que el pequeño tramo mencionado anteriormente que nace de la Juan Carlos I hasta los Cuarteles. Para dar una solución a las exigencias de muchos de los ciclistas y peatones consultados se podría tomar el ejemplo de Sevilla y considerar las condiciones de todas las partes implicadas y decidir si se quiere la bicicleta como medio de paseo o como medio de transporte. Solamente es cuestión de comprobarlo, ponerse a dos ruedas y pedalear.

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