El presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, José Luis Blanco, parecía ayer tranquilo. Al menos lo parecía porque personas que en las últimas horas habían hablado con él sobre el tema de las ayudas europeas dijeron haberlo visto "muy preocupado". Ayer ya habían pasado 72 horas después de la contestación de Corina Cretu y ya tenía confeccionado hasta un discurso de marcado matiz político que en seguida fue interrumpido por este Diario con un "¿Pero qué va a pasar ahora?". Blanco cesó en su intento y se bajó del "púlpito" diciendo "las ayudas llegarán y llegarán ya sean de Bruselas o de Madrid, al menos para terminar lo que ya está casi listo". El presidente del puerto de Cádiz dio un paso adelante y afirmó que una vez que esté lista la obra todo pasará a depender de la buena gestión de la empresa que se haga cargo de explotar la nueva terminal. Pero sobre el problema presente, Blanco volvió a mostrarse confiado al decir que tiene claro que "el puerto no tendrá nunca que devolverle a Bruselas los casi 30 millones de euros que nos ha adelantado ya". Y obligado a ponerse en lo peor, en que Bruselas quiera recuperar lo que apostó, dijo "confío en el Gobierno; confío en los fondos europeos, que los habrá, y si no los hay, será el Gobierno el que los provea".

E incitado a ponerle nombre a esta historia dijo: "busco soluciones y no culpables", algo que sí hizo el viernes pasado cuando se enteró por los medios que Europa seguía pensándose si cofinanciaba la obra de ampliación del puerto de Cádiz. Entonces dijo que "esta decisión (la de la Unión Europea) evidencia la falta de interlocución y la limitada capacidad de influencia del Gobierno de España ante Europa". Pero eso fue el viernes, Blanco, ahora, busca soluciones.