Dos pescadores, Enrique Pérez Galeote y José Villero Cosano, estaban tranquilamente pescando en el llamado 'bajo de la olla' cuando vieron dos botes blancos con la bandera japonesa que pretendían entrar en la Caleta. A bordo viajaban 36 marineros japoneses. Pérez y Villero hicieron expresivos gestos indicando el peligro de las rocas y los japoneses invitaron a los pescadores a que los guiasen por sitio seguro. Sin pensarlo dos veces, los gaditanos subieron a los botes y los dirigieron hacia el muelle de la ciudad. La voz de que habían llegado botes japoneses se corrió de inmediato por todo Cádiz y cuando llegaron al muelle, miles de personas aguardaban en el cantil. Se trataba de los tripulantes del vapor S.S. Hicosan Maru que había sido torpedeado cuatro días antes por un submarino alemán a unas cien millas de Cádiz. El barco transportaba carbón y antes de lanzar los torpedos el comandante del submarino había permitido el desembarco de toda la tripulación.
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