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Cádiz

En 10 años Cádiz puede bajar de los 100.000 habitantes

La Avenida de Cádiz en los años 50.

La Avenida de Cádiz en los años 50. / D.C.

Cádiz cerró 2021 (los datos de población que se acaban de conocer están fechados a 1 de enero de 2022) con un saldo migratorio negativo (la diferencia entre quienes llegan a la ciudad y los que se marchan de ella) de 128 personas. Es decir, que se fueron más de los que vinieron a residir en la misma.

La cifra, aún siendo negativa, supone una disminución respecto a otros años, lo que indica una mayor estabilidad de la población empadronada.

Sin embargo, el censo sigue bajado y lo hace de forma contundente, con 1.178 vecinos menos. ¿Por qué este dato tan negativo? La respuesta es sencilla: el número de defunciones a lo largo de 2021 ha sido más elevada que los nacimientos en el mismo periodo, lo que produce un crecimiento vegetativo más negativo que el migratorio.

Un estudio realizado recientemente por Procasa sostiene que esta tendencia, la población baja por la mortalidad y no por el éxodo de los gaditanos, se está repitiendo especialmente desde 2016.

Curiosamente, en el nuevo Censo de Población y Vivienda que el INE ha publicado recientemente, y que se elabora cada diez años ajeno al padrón municipal anual, el instituto público elevaba la población de la ciudad, a 1 de enero de 2021, hasta los 114.442 vecinos, cerca de 200 más que lo fijado por el padrón oficial que, al final, es el que se utiliza en todos los informes públicos y que aprueba el Consejo de Ministros.

Si el número de habitantes que hoy residen en la ciudad es similar a los que se tenía en 1958, tanto el saldo vegetativo como el saldo migratorio era radicalmente diferente al que se da ahora.

Hace poco más de 60 años nacieron en Cádiz 3.170 niños y niñas frente a 1.130 fallecidos, lo que supuso una saldo vegetativo favorable en 2.040 personas. Igualmemente se asentaron en la ciudad, procedente de otras poblaciones españolas y extranjeras, 1.600 personas frente a 508 que se marcharon, lo que permitió también un saldo migratorio muy positivo.

Todo ello dio la vuelta a mediados de la década de los años 90. En un primer tramo, fue el éxodo de vecinos a otras localidades, especialmente Chiclana, San Fernando y Puerto Real, la que comenzó a hundir la población. Ahora, desde hace pocos años, esta salida ha disminuido de forma más que notable mientras que el índice de mortalidad ha ido en aumento a la vez que ha bajado el de natalidad.

Con la cifra global a la baja, hasta el punto de acumular 40.000 vecinos meses en tres décadas, Cádiz se acerca cada vez más a la cifra de 100.000 residentes.

Sí se mantiene la tendencia actual, en una década se podría bajar de esta cifra a la que la capital había llegado a principios de los años 50 del pasado siglo.

Bajar de los 100.000 empadronados no sería tan grave (lo importante es la calidad de vida del conjunto de la población y conseguir un buen nivel de ingresos que dé vida a la ciudad) si no fuera porque en ese momento se perderán dos concejales en el Ayuntamiento, pasando de 27 a 25; a la vez que se reduciría la aportación del Estado que se fija según la población (aunque Cádiz tiene un plan especial de ayuda conseguido durante el gobierno de Teófila Martínez gracias a su reducido término urbano). También afectaría a la llegada de dinero de la Unión Europea que también se fija según el número de residentes.

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