El teniente de alcalde de Urbanismo, José Manuel Cossi, tiene muy clara la relevancia de la zona de bajas emisiones, y del impulso definitivo que supone para la peatonalización del casco antiguo de Cádiz.

El nuevo gobierno sigue trabajando en el desarrollo de este proyecto, que estará en funcionamiento en el último tramo de este año, cuando el acceso a la torta central de intramuros se limite a residentes autorizados, así como a usuarios, también con autorización, de hoteles y determinados equipamientos.

La zona de baja emisiones es una imposición estatal para todas las ciudades de más de 50.000 habitantes. Se busca una reducción sustancial de la contaminación y una mejora, aún más relevante, de la movilidad urbana.

La apuesta de Cádiz, aprobada durante la etapa de Martín Vila al frente del área de Movilidad Urbana, fue una de las más atrevidas de todo el país. Afecta a todo el casco histórico, con una elevada densidad de población y en un espacio urbano cargado de equipamientos históricos y centros administrativos, con lo que ello supone, en la etapa de movilidad a la que ahora se quiere poner fin, de uso del vehículo privado.

La futura zona de bajas emisiones en el casco antiguo (también habrá una en el tramo del Paseo Marítimo entre el Hotel Playa y Cortadura), sólo dejará transitable para el tráfico la ronda de circunvalación.

Se supone que, limitado los accesos a las vías interiores, el tráfico se verá notablemente reducido, limitado a los que se trasladen a los aparcamientos subterráneos. y al transporte urbano.

Sin embargo, hay una vía de gran capacidad y situación estratégica que aún entrando en funcionamiento la ZBE, va a mantener una presión de tráfico importante. Es el paseo de Canalejas, con la avenida del Puerto.

José Manuel Cossi asume la importancia de esta vía y la carga de tráfico que puede tener una vez entre en funcionamiento el aparcamiento subterráneo en el antiguo muelle de contenedores Reina Sofía, que quedará sin uso en dos años, aproximadamente.

Este proyecto, uno de los primeros que se quieren poner en marcha en esta operación urbanística incluida en el Plan Puerto-Ciudad, implica la creación de al menos un millar de nuevas plazas de aparcamiento.Tanto la Autoridad Portuaria como el anterior gobierno municipal, tenían claro el papel relevante de este equipamiento como estacionamiento disuasorio.

Sin embargo, hay una evidencia física: para acceder al mismo hay que cruzar una parte de la ronda de circunvalación del casco histórico: desde la cuesta de las Calesas hasta la plaza de la Hispanidad pasando por la avenida del Puerto.

Una zona muy estratégica, de un valor urbano muy importante, y a escasos metros del muelle y de la plaza de Sevilla con las estaciones de tren y autobuses interurbanos.

Cossi tiene claro que, hoy por hoy, no hay otra alternativa de paso que la avenida del Puerto (salvo una operación de gran calado como sería el soterramiento de esta vía), por lo que habrá que adoptar medidas de calmado de tráfico: reducción de velocidad, pasos de peatones elevados, para limitar el impacto de los coches que saldrán o entrarán en este macroaparcamiento. Además, la misma avenida se usa ya de entrada y salida del estacionamiento de Canalejas.

El paso de tanto coche por la avenida del Puerto en pleno desarrollo de la zona de bajo emisiones, afectará también al plan de unión entre el puerto y la ciudad, con la reordenación de 300.000 metros cuadrados de suelo portuario y la creación de paseos, equipamientos y otras actuaciones de gran calado para la ciudad a corto y medio plazo.

La continuidad de la avenida del Puerto, con sus cuatro carriles, impedirá una conexión física de la trama urbana con el muelle ya urbanizado y rebajará el potencial que debería de tener el paseo de Canalejas, como un pulmón verde en la entrada a Cádiz desde el mar.

Todo ello tendrá que definirse una vez entre en funcionamiento, este año, la zona de bajas emisiones, y se construya el aparcamiento en el muelle de contenedores, ya a más largo plazo.