Voces de mujeres entre la realidad y la costumbre
Representantes de varios colectivos de mujeres de la ciudad hablan desde sus realidades y sus experiencias personales
El lugar que ocupa la mujer en la sociedad ha cambiado, pero escuchando algunas de las voces de mujeres en la actualidad se denota que quedan cosas por hacer. En todo este tiempo de lucha por sus derechos se han tenido que enfrentar a su propia realidad y a lo que les imponían a través de la cultura y sus costumbres. Un camino andado con algunos metros pendientes.
Lucía García Suárez, Diosa del Carnaval de Cádiz 2011: "Por qué no, puede haber un concurso para hombres"
Para Lucía García, ser diosa del Carnaval es "una responsabilidad, tanto para lo bueno como para lo malo, en la diversión, la emoción y el compromiso". El papel de la mujer en el mundo del Carnaval es todavía minoritario, "está más retirado, sale más la figura del hombre", comenta Lucía. La vigente diosa reconoce que "hay agrupaciones femeninas, aunque son pocas" y anima a "que participen y que salgan adelante" y no cree que "en el Carnaval haya exclusión". Lo ve como una cosa cultural, incluso para las propias mujeres, "si no participan es porque no se atreven o por preparación no se ven cantando ".
Respecto al concurso de Diosa, Lucía García no lo ve como algo superficial y responde que "tenemos una semana de Carnaval de la que no me puedo quejar y animo a todas a que se presenten". Al plantear la opción de realizar un concurso similar para hombres se sorprende: "¿Para hombres? Por qué no, puede haber un concurso de hombres, nunca me lo he planteado, siempre ha sido de mujeres".
Francisca Cerpa Bey, jubilada: "Sentía culpabilidad por irme y dejar a los niños y a mi marido solos"
Francisca Cerpa estuvo hasta los 14 años en el colegio, pero aquello no tenía validez ninguna. En los años ochenta no tenía título y le exigían el certificado para sacarse otros títulos como el de animadora sociocultural y el de corte y confección. A través de la Asociación Cultural El Pópulo, de la que después fue presidenta, consiguió sacarse el certificado escolar. Gracias a eso, según explica, "fui descubriendo lo que había a mi alcance, si no hubiera seguido en mi casa cuidando a los niños y limpiando".
De chica, la profesora descubrió sus capacidades de estudio pero su madre le impidió ir al instituto "porque no tenía ropa" de calidad por disponer de pocos medios. Era una cuestión de clase social, "si accedía al instituto te tenías que comparar a los demás", lamenta. Recuerda como una dificultad "cuando fui a Madrid, a hacer el cursillo de animación sociocultural, sentía culpabilidad por irme y dejar a los niños y a mi marido solos, era bastante duro". Lo mismo le ocurrió al asistir al curso en Sevilla de corte y confección, a Francisca le resultaba difícil "sacar el dinero de la familia para gastarlo en mi".
Ahora, una vez que se ha jubilado da gracias por los conocimientos que ha adquirido. Francisca Cerpa valora "el apoyo de la familia y las compañeras, al centro y a la gente que me impulsó a hacer estas cosas". Para ella ha sido "un esfuerzo mental", se decía, "lo tengo que hacer". Lo ve "como una especie de espina que me he sacado" y que le ha servido para educar a sus hijos en la igualdad.
Rosario Vargas Cavilla, portavoz de Colegades y Safo: "Existe una realidad de violencia machista dentro del lesbianismo"
Rosario Vargas ejerce de portavoz del Colectivo de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales de Cádiz (COLEGADES) y de la Asociación de Mujeres Lesbianas de Cádiz (SAFO), aunque reconoce que no es lesbiana, justifica su compromiso "como una causa por la que luchar" y se pregunta si tendría que ser menor de edad para defender los derechos de los menores". Destaca que existe una "doble invisibilidad en estos casos, una por ser mujer y otra por ser lesbiana". Desde COLEGADES y SAFO reivindican que "históricamente parece como si no existieran mujeres homosexuales", ya que, "tradicionalmente el hombre ha salido más a la palestra por el hecho de ser hombre".
Por otro lado, Vargas explica que "existe una realidad de violencia dentro del lesbianismo" y se dan casos en Cádiz, que han acudido a la asociación, de relaciones de dominio entre mujeres donde se da el imaginario machista con sometimiento psicológico y agresiones físicas, igual que en cualquier relación heterosexual. La portavoz de SAFO señala al "machismo como un imaginario cultural que puede llegar a filtrarse en el imaginario de un hombre o de una mujer".
En estos casos concretos no se puede hacer gran cosa. Como denuncia Rosario Vargas, "no pueden solicitar una orden de alejamiento ni denunciar violencia machista. Se recoge como violencia doméstica o una falta". Hay una enmienda a la ley de Violencia de Género por esto.
La conclusión que saca Vargas es buena y desde su punto de vista, "hemos avanzado muchísimo, hay que tener una imagen positiva". La portavoz evidencia que "la mujer tiene ya un espacio público, somos ciudadanas de pleno derecho aunque haya cosas que mejorar".
Concha García Vico, directora de Caritas Diocesana: "Casi siempre, quien viene a demandar ayuda es una mujer"
La directora de Caritas Diocesana de Cádiz, Concha García Vico, cuenta con 30 trabajadores en cuatro departamentos, "el grueso somos mujeres, solo hay un chico", comenta. Entre las personas que acuden a Caritas, como explica, "casi siempre quien viene a demandar ayuda es una mujer, se encargan toda esa gestión por los propios roles de genero". Y ocurre en la mayoría de las más de 9.000 familias a las que ayudan. Son 768 voluntarios, de los cuales 590 son mujeres, según Concha García, "esto facilita el encuentro" y es más fácil ya que "son mujeres que hablan con mujeres y las escuchan usando un mismo código". Aunque matiza que "los hombres de Caritas tienen también ese talante".
En referencia al papel que juega la mujer en la Iglesia, la directora de Caritas reconoce que "es cierto que la presencia del hombre es mayoritaria en los directores parroquiales, arciprestales y los cargos directivos". En este caso, apunta, "la mujer está más bien en la labor de intervención, como pasa en el resto de la sociedad". Pero sin embargo, señala García, "en Caritas el papel de la mujer no está en un segundo plano", el trabajo se sustenta por mujeres.
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