Viviendas dignas, calles indignas
EL PASEANTE
San Juan. Una pequeña inversora propietaria de una finca que rehabilitó en San Juan denuncia el estado del barrio y asegura que la degradación dificulta el alquiler de los pisos
Amí me pidieron que construyera viviendas dignas y lo hice. Yo también quiero calles y seguridad dignas". Rosa Vallejo, una pequeña propietaria e inversora cántabra con tres fincas rehabilitadas entre el barrio de San Juan y Santa María expresa su sentimiento pero a veces tiene la sensación de que predica en el desierto: "Me encuentro muros por todos los sitios".
Una de sus fincas rehabilitadas en la calle Puerto Chico con espléndidas vistas al mar por el Campo del Sur y a la Catedral convive a un lado con un solar vacío sin mantenimiento alguno y una finca enfrente sin habitar que se cae a pedazos. Tiene una malla que debe servir de seguridad para el caso en el que caigan cascotes, pero al estar suelta sirve más bien como látigo.
Más adelante en la misma calle San Juan los bajos de otra finca abandonada no tienen ni siquiera ventanas y sirven de techo para algunos indigentes. El problema es que el espacio es insalubre totalmente.
La inversión realizada es mucho más difícil recuperarla cuando el entorno no acompaña. Más allá de la crisis, se encuentra con que hay gente que no quiere ir a estas zonas debido al mal estado e las calles y, por lo tanto, los pisos que rehabilitaron con un gran esfuerzo económico quedan vacíos.
Rosa Vallejo no se ha quedado cruzada de brazos y ha tratado por todos los medios de hacer llegar sus quejas a las administraciones públicas, con escritos a los que ha tenido acceso este periódico, a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento. Pero el éxito de sus gestiones ha sido nulo hasta el momento: "A la alcaldesa le invito a hacer una visita por el barrio para que conozca la realidad".
Vallejo explica que mientras que muchos propietarios de fincas "no soportaron en su día la presión del Ayuntamiento, las asociaciones de vecinos, los problemas de los inquilinos y la falta de dinero", por lo que decidieron vender sus propiedades. Ella, por respeto a sus padres y a toda una vida de trabajo, decidió quedarse con las propiedades e invertir y rehabilitar. A su juicio fue "un grave error" y es que asegura que ahora se encuentra con varios pisos que son "imposible alquilarlos", debido al mal estado que presenta las calles. En Santa María, el problema es distinto, con la vuelta de la droga a las calles.
Lo de Puerto Chico considera que es indignante y enumera: "Un solar en ruinas de la Junta de Andalucía, otro edificio que lleva más de 12 años con unas mallas en trozos y con peligro los días de viento". Rosa Vallejo se pregunta dónde están las exigencias de ornato y seguridad para esta finca. Y la cuenta sigue: "en el callejón de Osorio hay otra en ruinas y con okupas en su interior".
Este problema no sólo afecta a los propietarios de las fincas. La inversora cántabra cree que también se trata de un tema turístico: "Éste es el camino de los turistas del Mercado central a la Catedral y ni siquiera se cuida este sector, que es lo último que queda para sobrevivir en esta ciudad".
Rosa Vallejo también se pregunta por el papel que juega en todo este asunto la asociación de vecinos de San Juan, "ya que hay muchos residentes que también tienen la misma impresión que yo y parece que no se hace nada".
Rosa Vallejo tiene ideas en su cabeza sobre cosas que se podrían hacer en el barrio para mejorarlo y, sobre todo, para que esté más presentable. Por ejemplo, dice que la finca que se encuentra abandonada en Puerto Chico debería tener una malla o algo parecido que sirviera para que la fachada estuviera en una situación más presentable y además mejoraría la seguridad. Asimismo, cree que el solar de Puerto Chico debe limpiarse y adecentarse porque va acumulando basura. Pero hasta ahora sólo ha predicado en el desierto.
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