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La Viña y el Mentidero, los barrios que más población pierden

  • Desde el inicio del Plan de Rehabilitación del Casco, en 1999, el padrón de habitantes en ambas zonas ha bajado más del 21%.

La pérdida de población constante que viene sufriendo la ciudad desde hace un cuarto de siglo se está haciendo cada vez más patente en el casco antiguo donde, además de perder habitantes, se está sufriendo un grave proceso de envejecimiento.

La puesta en marcha, en 1999, del Plan de Rehabilitación no ha parado esta sangría, sobre todo desde la paralización de este ambicioso programa hace un quinquenio. Desde 1999, los barrios de intramuros han visto reducir su población en un 17%, frente al 13% negativo experimentado en Puerta Tierra. Intramuros tenía el 1 de enero de 1999 un total de 44.274 habitantes. El 1 de enero de 2015, el último dato oficial existente, la cifra se había reducido hasta apenas 36.469 vecinos, la mitad de los empadronados en comparación con la época en la que la ciudad vivía dentro de la murallas y extramuros era un conjunto de villas y granjas apenas poblado.

Dos de los barrios históricos más degradados de la ciudad, La Viña y Mentidero, son los que más han sufrido este descenso en el número de habitantes, con una pérdida, en el mismo periodo de tiempo analizado, de un 21%, siendo La Viña donde este porcentaje es aún más elevado.

Hoy ambas zonas apenas cuentan con 11.000 vecinos, tres mil menos que en 1999. Hay que tener en cuenta que estos barrios es donde se concentran actualmente el mayor número de viviendas pendientes de rehabilitar y un alto índice de infraviviendas y de desempleo. No obstante, rehabilitación no va pareja a un incremento sustancial en la población. Los barrios de Santa María y, sobre todo, el Pópulo, que sí han avanzado en la recuperación de sus inmuebles, especialmente ayudados por el Plan Urban, también han perdido población, con un 17% de lo que se tenía a finales del pasado siglo. Con todo, el padrón ahora conocido les ha dejado por primera vez por debajo de los 4.000 habitantes, quedándose con apenas 3.911. Es la zona menos poblada del casco antiguo frente al distrito 1 que cuenta con 6.330 vecinos en una zona que incluye todo el área de la plaza de España y parte de la Alameda.

Cádiz tenía 142.449 habitantes en el padrón de 1999. Ahora cuenta con 120.468 vecinos, una cifra que nos hace retroceder a principios de la década de los sesenta del pasado siglo, con un descenso de 10.000 personas atendiendo al padrón de 2006, cuando se contaba con 130.561 vecinos.

Esta pérdida tan elevada de vecinos toca de lleno al pulmón económico de la ciudad. Recuerdan los comerciantes más veteranos la vitalidad de la ciudad cuando su censo rondaba o superaba los 150.000 personas. Treinta mil más que hoy comprando y consumiendo, aún en tiempos de crisis. Hoy este sector debe subsistir con menos habitantes sólo salvado por los miles de turistas que visitan la capital cada año, algo con lo que no se contaba en otras épocas.

La pérdida de población ha ido pareja a un envejecimiento muy acusado de la misma.

Atendiendo al último padrón, en Cádiz hay el mismo número de personas con edades comprendidas entre los 0 y los 25 años de edad, 26.540, que los que han superado ya los 65 años y han concluido por ello con su edad laboral, 26.247. Hace apenas una década aún había una brecha de 12.000 gaditanos en favor del primer grupo. Si hace falta un ejemplo más claro del envejecimiento de la población constatar que en 2006 había 28 vecinos con más de un siglo y ahora son 68.

Por si fuera poco, el grupo de población que se supone que está en la edad productiva, entre los 25 y los 65 años, ha perdido 6.000 vecinos en este año.

Este envejecimiento de la población tiene un efecto secundario en intramuros, donde son cada vez más el número de mayores que no pueden salir a la calle ante la ausencia de ascensores en sus fincas. En el otro extremo, el padrón aporta otra cifra preocupante: apenas se cuenta con 4.313 niños y niñas con edades comprendidas entre los 0 y 5 años de edad, lo que sitúa a la capital por debajo de San Fernando o El Puerto de Santa María en este bloque de población. Es también especialmente significativo que en apenas una década el grupo de 20 a 25 años de edad haya perdido a 3.400 vecinos, mientras que el de 25 a 30 años la reducción hace sido aún mayor: 4.000 menos, con todo lo que ello supone en lo que se refiere a vitalidad de una sociedad.

No todo es negativo a la hora de analizar la evolución de los habitantes de la capital en estos últimos ejercicios. Si se ha perdido población autóctona, se constata un importante incremento en el número de residentes en la ciudad procedentes de otros países.

En 2006 eran apenas 1.453 los empadronados, procedentes de 70 países diferentes; diez años más tarde esta cifra ha alcanzado las 2.362 personas que vienen de 82 estados de todo el mundo.

Son los procedentes de Marruecos los más habituales en la ciudad: 277 (184 en 2006), aunque cada vez están más cerca los naturales de China, que ya son 259 (apenas 81 hace diez años). Le siguen los franceses con 205 (83 en 2006), italianos, con 194 (78) y bolivianos, con 117 (51 en 2006).

La ciudad ya está por debajo de los 10.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Hay pocos vecinos pero sobre un territorio limitado a 12 kilómetros cuadrados, lo que históricamente ha dado densidades de población astronómicas, como en las grandes urbes asiáticas. Esta cifra también está a la baja desde hace dos décadas y la última estadística la deja en 9.956 vecinos por kilómetro cuadrado, cuando hace una década era de 10.790.

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