El gran reto de la UCA ante el Covid 19

La Universidad se protege en la búsqueda de un curso seguro

  • La UCA comienza oficialmente esta semana el nuevo curso, marcado por el estricto protocolo sanitario y de seguridad de cuyo cumplimiento depende el desarrollo de la docencia

Pruebas serológicas al personal de la Universidad de Cádiz realizadas en el Edificio Constitución 1812.

Pruebas serológicas al personal de la Universidad de Cádiz realizadas en el Edificio Constitución 1812. / Universidad de Cádiz

El confinamiento que paró nuestra vidas en marzo puso a prueba muchas cosas en la sociedad. Pocos sectores se libraron de transformar su actividad para adaptarse en la medida de lo posible a un encierro que trastocó lo cotidiano. La Universidad no fue una excepción y el estado de alarma obligó a cerrar aulas y a recurrir a las clases online para que el curso no se viera afectado. La lógica improvisación marcó aquella medida que hubo de extenderse en el tiempo y que, por tanto, afectó también a las convocatorias de exámenes. Ahora, varios meses después, el mundo universitario se enfrenta al reto de protegerse frente al virus, porque la pandemia no ha desaparecido, y a cambiar de nuevo su modelo de enseñanza, aunque esta vez al menos la improvisación debe ser menor y para ello se han elaborado protocolos sanitarios y de seguridad que persiguen que el saber, que la docencia, no se quede atrás por culpa de un paso mal dado.

La Universidad de Cádiz (UCA) empieza esta semana el nuevo curso 2020-21. Oficialmente, entre hoy y mañana debe arrancar el primer semestre, aunque en principio acudirán los alumnos de nuevo ingreso para la presentación de sus grados, y no será hasta la semana del lunes 28 cuando las enseñanzas empiecen a impartirse en cualquiera de las modalidades previstas: habrá prioridad para las clases presenciales pero estas se combinarán con las impartidas online en un curso cuyo futuro inmediato, por tanto, se adivina semipresencial.

Cada facultad tiene independencia para adaptar esta norma base a sus circunstancias, a sus grados y, sobre todo, a sus asignaturas, dada la enorme diferencia y complejidad que existen entre las distintas materias universitarias. Se trata, en todo caso, de adaptarse a la situación sanitaria de cada momento, que nueve meses se antojan muchos para establecer ahora mismo un solo mecanismo de actuación. La ventaja esta vez, a diferencia de marzo, es que el margen de improvisación, si todo funciona como está previsto, debe reducirse muchísimo.

En la UCA, como ya anunció el rector Francisco Piniella en su última comparecencia ante los medios de comunicación, se ha efectuado un desembolso de un millón de euros para adaptarse a las exigencias del protocolo sanitario y de seguridad. Fuentes de la UCA recuerdan que cada asignatura ha elaborado un plan de contingencia que contempla tres escenarios de enseñanza posible: presencial, semipresencial y telemática, aunque la intención primera, el objetivo de arranque, será “la máxima presencialidad posible”.“Se han dotado todas las aulas con cámaras, más de 300, y se han comprado 250 ordenadores nuevos para las aulas. Todo este equipamiento se pone en marcha para garantizar la formación prevista: 50% de alumnos en clase y 50% de alumnos en casa, en turnos rotatorios según la inicial de su primer apellido. En laboratorios y grupos prácticos, que son más reducidos, se privilegiará la presencialidad. Cada asignatura de cada título es un caso específico que se ha estudiado y al que se ha dado respuesta”, se explica desde la universidad gaditana.

Para protegerse, para tratar de asegurar la continuidad de la docencia y la investigación en los tres campus de la universidad en la provincia, la UCA ha elaborado un plan de prevención ante el covid, un protocolo surgido de las recomendaciones de los ministerios de Sanidad y Universidades –este último en el punto de mira por su controvertido ministro titular– y también por las aportaciones y la coordinación del sistema andaluz de universidades.

Desde la UCA se resalta el esfuerzo humano y económico para proteger a la comunidad universitaria en su conjunto y asegurar el desarrollo del curso más incierto: “El esfuerzo sin precedentes de la comunidad universitaria para que la UCA no se pare, para acabar el curso, no perder clases y hacer todos los exámenes y empezar con la máxima seguridad posible, para lo cual la UCA ha invertido más de un millón de euros en medidas de protección higiénico sanitarias, docencia multimodal, refuerzo del campus virtual y mejora del teletrabajo y la administración electrónica”.

Hasta la fecha, la Universidad de Cádiz ha lanzado campañas de sensibilización en su página web y en las redes sociales propias bajo el lema ‘Haz tu parte. Es cosa de todos’. Hace una semana, además, se realizaron pruebas serológicas tanto al personal docente e investigador como al personal de administración y servicios.

Quince páginas tiene el llamado ‘Plan de prevención, protección y vigilancia de los centros de la Universidad de Cádiz frente al SARsCov2 para el curso académico 2020/2021’. Es la hoja de ruta, la teoría para tratar de hacer de la UCA un espacio seguro frente al virus. Pero esta teoría, este plan, necesita de la decidida responsabilidad individual, pero también grupal, de todas las personas que conforman la comunidad universitaria.

Las recomendaciones y medidas que recoge el documento se centran básicamente en cuatro apartados: medidas de prevención personal, limitación de contactos, limpieza y ventilación y la gestión de los casos que se pudieran detectar. Además, cada facultad contará con un equipo covid. Todos ellos, según el escrito, estarán coordinados entre sí por un llamado equipo covid intercentros que estará integrado por miembros de los equipos de cada campus.

Las medidas tomadas por la Universidad de Cádiz no difieren en exceso de las que han puesto en marcha en otros sectores de la sociedad española. Más bien, se han adaptado a la especificidad del entorno universitario, de las facultades y del objetivo principal de salvaguardar la docencia, preferentemente presencial, como pilar fundamental de la comunidad universitaria.

Así, en los centros y campus se han colocado cartelería con las medidas más importantes a tener en cuenta, que se basan en las ya conocidas del lavado de manos frecuente, el uso del gel hidroalcohólico, el uso de mascarillas, el mantenimiento de la distancia física y evitar las aglomeraciones. Para ello, cada centro cuenta con itinerarios seguros con escaleras específicas para subir y bajar a las aulas y departamentos, siempre que el edificio lo permita, y, otras medidas que precisan, desde luego, de un a alta responsabilidad individual para que puedan ser efectivas. Además, hay estrictos protocolos de aislamiento para posibles positivos.

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