A la espera de una importante intervención quirúrgica, José Gaviño se muestra profundamente preocupado por que los suministros del Banco de Alimentos no lleguen a las 2.300 personas que atiende al mes la Asociación de Vecinos de Astilleros en Cádiz.

“Yo entiendo, por supuesto, que haya que atender la ingente necesidad que hay en Ucrania y la que ha surgido en Siria y Turquía. Nosotros hemos enviado dos camiones a Ucrania y seguimos recolectando y colaborando todos también en favor de las víctimas del terremoto, pero me parece muy fuerte que a las personas necesitadas de nuestra ciudad se les diga que ya no van a tener ni leche ni aceite”, lamenta el portavoz vecinal.

“Y lo peor es que no hay previsión sobre cuándo se podría reestablecer este suministro. Ya nos pasó con las frutas y verduras, que nos llegaban cada dos o tres semanas”, añade. “La cosa está muy mal y los precios no paran de subir. Esto lo estamos sufriendo mucho los voluntarios. Menos mal que se mantiene la contribución de la Fundación Pascual, que nos suministra 350 raciones de comida preparada a la semana, que distribuimos sobre todo entre personas que viven solas y que solo disponen de un microondas para comer caliente”, recalca.

José Gaviño llama a la ciudadanía a colaborar haciendo donaciones en nuestra asociación o “donde lo estimen conveniente”. Mientras tanto están en conversaciones con algunos supermercados y empresas de distribución para adquirir alimentos con recursos propios, con la Policía Local y con el Hospital de San Rafael.

Además, a través de la Federación Vecinos de Cádiz tienen previsto reunirse con el subdelegado del Gobierno “para que intervenga, porque a esto hay que darle una solución urgente. Hay que colaborar con todas las emergencias mundiales que se pueda, pero sin descuidar lo que necesita la gente más desfavorecida de aquí”.

En estos días, la AVV de Astilleros no da abasto en la tramitación del cheque de 200 euros que proporciona el Gobierno como medida anticrisis para personas que cumplan una serie de requisitos. “Es una ayuda que no es de fácil acceso, ni siquiera para quien más lo necesita por la cantidad de requisitos que se exigen”, reconoce José Gaviño.