Cádiz

La UCA sólo halla pequeñas "anomalías" en las tarjetas

  • Publica los resultados de una auditoría en la que sólo realiza consideraciones sobre medias dietas y gastos de tres vicerrectores, los mismos que ha decidido investigar el fiscal

La Universidad de Cádiz publicó a principios del pasado mes de marzo en su boletín interno, el Bouca, que puede ser consultado en Internet, los resultados de la auditoría prometida por el rector Eduardo González Mazo en la espontánea asamblea de alumnos de diciembre de 2014, celebrada tras conocerse el uso que se había hecho por el equipo directivo de Diego Sales, entre 2007 y 2011, de las tarjetas Mastercard que se entregaba a vicerrectores. Las conclusiones, según la auditoría interna, son que prácticamente todos los gastos realizados con esas tarjetas -miles de apuntes que son analizados en una audittoría de más de 5.000 folios a los que no hay acceso- estuvieron perfectamente justificados. Todos menos una serie de pequeñas anomalías, con cantidades de dinero insignificantes, que corresponden precisamente en dos casos de personas que la Fiscalía ha decidido investigar y denunciar. El tercer caso, el del vicerrector de Investigación, Francisco Antonio Macías, que fue muy sonado por sus continuos apuntes de fin de semana en el Foster Hollywood, entra dentro de otra categoría que en los resultados publicados de la auditoría no se detalla. Los cargos presentados por la Fiscalía hablan de malversación, estafa y falsedad de documentos.

Hay pocos detalles en los resultados publicados. Lo que figura en estos documentos es la constatación de un seguimiento de cada una de las tarjetas. Todos los informes tienen la misma redacción. Se detalla el nombre del titular y, a continuación, en casi todos los casos menos en tres, se afirma que los movimientos han sido contabilizados dentro de cada ejercicio presupuestario, que los pagos fueron realizados durante el periodo que se ejerció el cargo, que estaban relacionados con los fines de la Universidad y que "los mecanismos de verificación no han detectado ninguna irregularidad".

Sin embargo, hay tres excepciones. Una es la correspondiente a Francisco Asís Álvarez González, vicerrector adjunto al rector en ese periodo. "Se detectan diez medias dietas abonadas al titular de la tarjeta que se simultanearían con el mismo número de pagos realizados con la tarjeta". Estamos hablando de una cantidad que no llega a los 300 euros.

La segunda excepción tiene que ver con Franncisco López Aguayo, vicerrector de Posgrado. Al igual que en el caso anterior se afirma que no existe ninguna irregularidad, pese a que se han detectado veinte medias dietas que se cobraron pese a que esos mismos días existen apuntes simultaneados en la tarjeta. Por tanto, estamos hablando de una cantidad que no excede de los 600 euros.

Queda el caso del vicerrector de Investigación, Francisco Antonio Macías. Aquí no se incluye el latiguillo de que no existe ninguna irregularidad. En concreto, lo que se puede leer es que "los pagos se han realizado de acuerdo con la normativa aplicable a cada casa, salvo aquellos sobre los que no se ha podido opinar, detallados en el informe". No hay acceso a ese informe. Del mismo modo, en el siguiente punto se afirma que "los pagos se adecuan a las funciones que para el cargo del Vicerector recoge la legislación actual y, por tanto, los fines de la Universidad salvo aquellos sobre los que no se ha podido opinar, detallados en el informe". Una vez más, no es posible acceder al informe. Por tanto, no es posible conocer el montante al que se hace referencia en estas dudas mostradas por el auditor.

Fuentes de la Fiscalía no quisieron ayer aportar más datos sobre esta investigación, si bien sí se ha manifestado que se está en el inicio de un proceso en el que todo está todavía por dilucidar. La Fiscalía sí que cuenta con los informes detallados de los gastos de esas tarjetas, lo que le ha llevado a actuar, dejando claro en todo momento que no hubo en ningún caso una trama por parte de ex miembros del antiguo equipo rector. Es decir, las presuntas irregularidades que se hubieran podido producir habrían sido de forma individual. De hecho, el escrito de Fiscalía ni siquiera se ha remitido a la Universidad, que queda al margen de las actuaciones.

El rector se comprometió en la improvisada asamblea de estudiantes de diciembre de 2014 a ofrecer en un plazo razonable todos los datos acerca de los gastos que se habían realizado con las tarjetas en el periodo anterior. González Mazo, sustituto de Diego Sales, se mostró como un firme defensor del anterior equipo rector. En cualquier caso, debía considerar que el sistema de tarjetas y justificación de gastos no era el más adecuado, ya que una de las primeras medidas que adoptó tras tomar posesión en el cargo fue eliminar el uso de tarjetas.

Con esas tarjetas personalizadas se cargaron viajes, mobiliario, comidas o regalos por un coste global de 380.000 euros. La auditoría interna cree que ha podido demostrar que cada uno de esos euros se gastó con todo control y tenía que ver con actividades de la Universidad. No aparece ni siquiera el reproche que en una auditoría anterior, encargada por el Consejo Social, hacía referencia al exceso de "prolongaciones de jornada" cargadas con estas tarjetas. El resto del personal de la UCA se tenía que pagar las prolongaciones de jornada, salvo en casos excepcionales, de su bolsillo.

Paralelamente a esta auditoría, la Universidad de Cádiz tiene abierta una investigación interna en la que se trata de dar con la figura del filtrador del uso de esas tarjetas. Dentro del ámbito universitario había durante el periodo investigado un nutrido grupo de veteranos profesores que consideraban inadecuado el sistema de tarjetas 'de empresa' para cargar gastos a la Universidad por no ser fácil de controlar.

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