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Patrimonio Religioso

Santa María aspira a ser un espacio en el que convivan diferentes usos

  • Además del convento de las religiosas, se ha proyectado una hospedería, un obrador, una zona para uso social y un museo "Será un impulso para el barrio", indican desde la asociación

Hoy en día es un monasterio deshabitado y con algunas dependencias en estado casi de ruina. Pero en el futuro aspira a ser un equipamiento en el que convivan muy diferentes usos. El proyecto que actualmente está sobre la mesa para salvar el monasterio de Santa María contempla la convivencia del convento con otros usos que se plantean dotar al conjunto arquitectónico. Los 4.000 metros cuadrados con que cuentan las concepcionistas en el destacado barrio del casco histórico son demasiados para la cantidad de religiosas que hay actualmente. Y además, planteando otra serie de iniciativas que puedan convivir con las monjas en ese espacio de Santa María se hace más fácil poder abarcar en el futuro la rehabilitación integral del conjunto.

La Asociación de Amigos de Santa María ya ha definido el plan director a desarrollar en el monasterio. Y las concepcionistas, legítimas propietarias del edificio, lo han aprobado. Porque desde el colectivo de laicos implicado en la recuperación de este bien puntualizan que allí no se hace nada sin que las religiosas den el visto bueno. En ese conjunto se han planteado hasta seis espacios bien diferenciados, que de alguna forma coinciden prácticamente con la actual distribución que tiene el monasterio.

El primero de estos espacios, que precisamente es donde ya se está a la espera de poder iniciar las obras, es el claustro menor o también denominado Casa del Capellán. Allí es donde se va a habilitar un pequeño convento provisional para que las religiosas puedan regresar cuanto antes del 'exilio' en la calle Feduchy, en lo que será la primera gran intervención en Santa María después de una serie de actuaciones menores (aunque no poco importantes, como el tratamiento a las cubiertas para evitar que siguieran produciéndose filtraciones).

Pero aunque ese espacio destinado antiguamente a la vivienda del capellán de las monjas se va a habilitar un convento provisional, el plan director proyectado contempla en un futuro la puesta en marcha de una hospedería, que ofrecerá al visitante la posibilidad de disfrutar de una estancia en tan histórico edificio religioso (una práctica esta que está aumentando en los últimos tiempos en conventos y monasterios de todo el país).

La pastilla contigua a esta Casa del Capellán, que también da a la calle Teniente Andújar y colinda con los bloques de viviendas de la calle Público, se ha pensado como un espacio abierto a la ciudad. Esto es, un edificio con diferentes dependencias que pueden tener diversos usos sociales, como salas para impartir cursos y talleres, por ejemplo. El Ayuntamiento, entidad con la que las religiosas han firmado un convenio de colaboración para la rehabilitación del monasterio, sería el que decidiera qué uso dar a este espacio que dispone de varias estancias y de un patio interior.

La siguiente zona -junto a esta pastilla para usos sociales, siguiendo el frente de la calle Público- sería la destinada al convento de las religiosas. Se trata del claustro principal del monasterio, en torno al cual giran las principales dependencias (refectorio, cocina, sala de lecturas) y las celdas de las religiosas (en la primera planta). Este espacio quedaría perfectamente delimitado de los otros, ya que hay que tener en cuenta que las monjas viven en clausura, lo que en muchos aspectos está condicionando el proyecto a desarrollar en Santa María para respetar esta forma de vida de quienes son sus propietarias.

Otro uso que se quiere dar al monasterio es el de museo. Para ello se ha pensado en el edificio situado en todo el frente de la calle Mirador. Los arquitectos y técnicos que han elaborado el plan director plantean establecer allí un recorrido que por un lado explique toda la historia del monasterio desde 1527 a nuestros días -que de alguna forma va unido a la historia de Cádiz, destacan desde la asociación- y por otro muestre lo mejor del patrimonio que las religiosas han podido atesorar y conservar en estos casi cinco siglos de presencia en Santa María. De esta forma, además, se obtendrían unos beneficios con las visitas que permitiría poder mantener el conjunto en el estado en que quede tras la rehabilitación.

El denominado Patio del Olivo, la parte originaria del convento, se quiere convertir en un espacio administrativo para las religiosas a la vez que abierto también a las visitas del público, para contemplar las viviendas más antiguas que existen en toda la ciudad así como el conjunto del patio y el centenario olivo que lo preside. Allí, entre otras dependencias para las religiosas, se contempla la habilitación del obrador, para que el aroma de los dulces y pasteles vuelva a envolver al barrio de Santa María.

La última pastilla que queda en el plan director elaborado para el monasterio es la iglesia. Allí no se ha establecido actuación ninguna por el momento, después de que se arreglara en su día el suelo y se haya intervenido en las cubiertas.

Todo este plan director no cuenta aún con un presupuesto global. Los técnicos de la asociación -que están realizando todo este importante trabajo de manera desinteresada- prefieren ir paso a paso, y el objetivo actual es habilitar ese convento provisional en la Casa del Capellán que permita el regreso de las religiosas. "No solo es el convento. Con la puesta en valor de todo el recinto también se da un impulso al barrio", destacan desde la asociación.

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