Recuperar a Benot para siempre en Cádiz
Homenaje a un ilustre gaditano
Esta semana comienzan los actos oficiales del programa ‘Benot regresa a Cádiz’, una iniciativa que pretende situar al erudito gaditano en el lugar que merece su brillante trayectoria
El homenaje a Eduardo Benot se hará en el Salón de Plenos
La tumba de Eduardo Benot en Madrid
Eduardo Benot fue algo más que un hombre culto, que también lo fue. Su perfil y la brillantez con la que afrontó tantas tareas lo sitúan como una especie de hombre total, un prototipo renacentista nacido en el siglo XIX y, además en Cádiz. Si hace dos años se celebraron los 200 años de su nacimiento, ahora se afronta la recuperación total de su figura con el objetivo de convertirlo en una referencia permanente. El programa ‘Benot regresa a Cádiz', que arranca el próximo miércoles con la llegada de sus restos al Ayuntamiento tras haber sido exhumados en el cementerio civil de Madrid, tiene ese ambicioso objetivo: el de lograr que nunca más caiga en el olvido. Rafael Benot, sobrino biznieto del erudito; Rafael Jiménez, su biógrafo, y Josefina Junquera, coordinadora del programa de actos, coinciden en la hemeroteca de Diario de Cádiz y hablan de Benot mientras repasan el ejemplar de este periódico que, en julio de 1907, informaba puntualmente de su fallecimiento en Madrid.
Primero, la familia. Rafael Benot, consagrado galerista gaditano, destaca la relevancia que para sus descendientes, repartidos por muchos puntos de España desde sus primeros sobrinos hasta la actualidad, tiene este programa que comenzará el miércoles con un acto cívico en el Salón de Plenos y que continuará con certámenes escolares, exposiciones, conferencias, conciertos y la publicación de su biografía. Rafael sólo tiene palabras de agradecimiento para todos los que participan en este homenaje, como agradeció hace dos años cuando el Ateneo celebró su bicentenario, y espera que el futuro traiga el recuerdo permanente de su tío bisabuelo y, también, la instalación en la capital gaditana de algún busto o monumento que ayude a hacer más visible su merecido recuerdo. Rafael Benot estuvo presente en la exhumación de los restos de su ilustre antepasado e intervendrá en el acto del miércoles, donde se espera una nutrida presencia de apellidos Benot llegados desde diversos lugares del país.
Josefina Junquera ha sido, como reconoció en el acto de presentación del programa ‘Benot regresa a Cádiz’ a la prensa, una descubridora tardía de la figura de Eduardo Benot Rodríguez, lo que no estás siendo obstáculo para que esta profesora de Lengua y Literatura ya jubilada, y que también fue concejala de Cultura con Carlos Díaz, demuestre un entusiasmo desmedido por un proyecto en el que cree a pies juntillas y que, en su caso, piensa que debe servir para recuperar la figura del gaditano y que sus enseñanzas, su obras y sus logros tengan reflejo en los libros de texto de los escolares, una manera de asegurar desde luego la pervivencia de su legado.
Su biógrafo, Rafael Jiménez, tiene buena parte de ‘culpa’ de que esta semana comience esta serie de actos. Fue él quien a través de un artículo en este periódico denunció el mal estado en el que se encontraba la tumba de Eduardo Benot en Madrid, rota y completamente abandonada. Y esta ha sido, precisamente la primera gran aportación de estas jornadas: la exhumación de sus restos, la institucional recepción del miércoles en el Salón de Plenos y, finalmente, la inhumación en un nuevo panteón en el Mancomunado de Chiclana.
Autor de un libro sobre Benot en 1984, centrado sobre todo en su condición de pedagogo, Rafael Jiménez prepara ahora una biografía completa de este personaje al que, como lingüista, considera “precursor de Saussure” y que fue mucho más: “Un hombre completo que manejó con brillantez tanto las ciencias como las letras, que destacó en pedagogía, en literaturas, en matemáticas, en idiomas”. Influido por Alberto Lista, Benot fue capaz de hacer del primitivo colegio San Felipe Neri, cuando fue su director, un centro moderno en aquel convulso siglo XIX. Está previsto que la nueva biografía esté publicada en primavera.
Y es que, además, Eduardo Benot fue un destacado político español, un relevante y convencido republicano que llegó a ser ministro de Fomento durante un brevísimo espacio de tiempo, poco más de quince días, pero que dejó para la historia una ley sobre la protección del trabajo infantil que se conoce con su nombre y que ordenó, como primera medida al llegar al ministerio, el pago del salario atrasado que el Estado debía a los maestros españoles. Su ley no se llegó a aplicar como tal, pero su espíritu y también su letra estuvo muy presente en las futuras normas sobre el trabajo de los menores de edad.
Un antiguo colegio público, cerrado y reconvertido en sede de asociaciones, y una pequeña calle en la barriada de la Paz, muy cerca de la rotonda de entrada a Cádiz por el segundo puente, son actualmente los testimonios nominales de Benot en Cádiz. Su nombre rotula también calles en Las Palmas, Madrid y Santander, entre otras poblaciones. Con este programa de actos se aspira a que el nombre de Benot se haga indeleble en la ciudad que lo vio nacer. Para ello, una programación que viene a sumarse a la ofrecida por el Ateneo de Cádiz hace dos años, con motivo del bicentenario de su nacimiento, o a los textos del profesor José Antonio Hernández Guerrero sobre su figura. Todo esfuerzo será poco para que Cádiz no olvide nunca a uno de sus hijos de mayor relevancia y, quizás, menos conocido y valorado.
La exhumación de los restos en el cementerio civil de Madrid
Fue el pasado 26 de enero cuando se exhumaron los restos de Eduardo Benot de su maltrecha tumba en la que fue enterrado, en julio de 1907, en el cementerio civil de Madrid. Fue un artículo de Rafael Jiménez publicado en Diario de Cádiz en mayo del pasado año el que despertó en la sociedad gaditana la intención de que los restos de Benot regresaran a Cádiz. Cuenta Rafael Benot, presente en la exhumación junto a otros familiares, que fue un acto “frío y sencillo”, en el que se pudieron sacar los restos del erudito gaditano para ser trasladados después hasta Cádiz. Estuvo presente una familiar de Arturo Soria, el arquitecto artífice de la Ciudad Lineal en Madrid y que tuvo amistad con Benot, a quien llegó a ensalzar por escrito destacando su “amor por la ciencia” y su disposición a hablar de religión “con absoluta franqueza”.
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