Lograr el 100% de accesibilidad en una ciudad histórica y monumental puede resultar complicado. Pero dice el refrán que a grandes problemas, grandes soluciones. Y algo así es lo que ha ideado el equipo técnico liderado por Enrique Piña que ha analizado la realidad de las barreras arquitectónicas en el casco histórico. Ellos han planteado una serie de propuestas de actuación para eliminar esas barreras. Y posiblemente la más llamativa sea la planteada en la muralla de San Carlos, para conectar la calle Honduras y la plaza de Filipinas.

Esa conexión actualmente se produce mediante dos arcos por donde circula el tráfico (un arco para cada sentido) y que cuentan con unas aceras mínimas para los peatones, que plantea serias dificultades cuando se cruzan dos peatones, o cuando entran en escena elementos como sillas de ruedas o carros de bebé.

Para Abreu se plantea una pendiente continua que oscila entre el 2 y el 4%, niveles permitidos

Por eso, en busca de la accesibilidad total de esta zona, los técnicos han propuesto abrir dos nuevos arcos junto a los actuales que se destinen exclusivamente al tránsito de peatones, a semejanza de lo que en su día ocurrió con las Puertas de Tierra.

El arquitecto Enrique Piña explica que esta solución -esbozada en un anteproyecto que se ha presentado como posibilidad al Ayuntamiento- es relativamente sencilla pues se utilizarían las bóvedas contiguas a esos arcos como vía de paso. Por tanto, la única actuación de calado sería la apertura de esos arcos en la fachada de la muralla que mira a la plaza de Filipinas; una intervención que llegado el caso debería pasar el filtro de la comisión de Patrimonio, teniendo en cuenta que la muralla está declarada como Bien de Interés Cultural.

No obstante, el interés ciudadano de permitir un tránsito seguro y posible para todos en este punto del casco histórico entienden los autores del proyecto que debiera primar por encima de una protección a un BIC. En caso contrario, otra posible solución pudiera ser la peatonalización de uno de los arcos, lo que afectaría de manera notable al tráfico rodado, sobre todo teniendo en cuenta la futura peatonalización de Argüelles y Plaza de España, lo que obliga a toda la circulación (en ambos sentidos) a pasar por Honduras.

Además de esta propuesta para la muralla de San Carlos, el equipo que ha elaborado el Plan de Eliminación de Barreras Arquitectónicas también ha redactado un anteproyecto para la calle Abreu, proponiendo una solución a los diferentes niveles de esa zona, y ese sistema de rampas y escalones mediante una pendiente continuada que entraría dentro de los márgenes permitidos por la normativa, siendo de apenas un 4% en la parte más próxima al Campo del Sur y de la mitad -"prácticamente inapreciable", señala Piña- en la zona más próxima al Mercado Central.

Ya de menor calado, los técnicos del programa +30 han proyectado la futura eliminación de barreras arquitectónicas en la totalidad de la calle San Juan de Dios y en el tramo de Sagasta que aún sigue con aceras (entre las calles Benjumeda y Cervantes); actuaciones éstas que se sumarán, por ejemplo, a las que actualmente está realizando el Ayuntamiento en la plaza del Falla (en el lateral de la Facultad de Medicina y la iglesia castrense) o en la rotonda Carlos Cano (delante de la facultad de Empresariales).