Tras el incendio musical provocado en la noche del viernes por Pablo López llegó La calma ayer al Concert Music Festival de Sancti Petri con la poderosa voz de la intérprete sevillana Pastora Soler.

Un talento escrito en mayúsculas como su propio nombre impreso en el escenario y acompañado por cinco músicos que fueron tomando posiciones al tiempo que terminaban de llenarse las localidades del recinto, sobre todo en pista, con algo de vacío en la zona de gradas.

Se oían las pisadas de la música que anunciaban el regreso de la cantante, tras la tormenta personal y profesional que la ha mantenido alejada de los escenarios durante varios años y que han fructificado en una vuelta al ruedo apoteósica y un disco con mucho que decir, La calma.

Llegó su hora y así se presentó: "Ya lo saben lo que le cuesta a mi voz, ya lo dije, qué pequeña que soy yo, y ahora que me esperan me siento frágil como barca en la marea". Modestia aparte, se esperaba con ganas su talento en esta cita gaditana. Haces de luz verde la traían ante el respetable enfundada en un brillante traje cual estrella, la que es desde hace más de dos décadas.

Soler comenzó con su inigualable garganta a compartir la emoción de sentir el aplauso cerca y subir otra vez a darlo todo, Desnudando el alma. Tras este inicio brindó al público Te despertaré,Vuelves a la vida y un popurrí de temas de siempre como Dámelo ya o Corazón congelado que bastaron para que brotaran los olés y la calma se volviera fervor y calor, calor del sur. "Aquí en Cádiz sois especiales a la hora de acoger a los artistas. Vengo con muchas cosas que contaros y transmitir. Nuestro objetivo es que sintamos. ¡Vamos a gozar!", decía la cantante y el público se animaba poco a poco en un concierto que prometía dejar momentos de lujo, el mismo que le suponía, como ya lo hizo unos meses antes en el Teatro Falla de Cádiz, actuar en Sancti Petri. "Le auguro larga vida a este festival", dijo.