Unos vienen y otros van. El paisaje comercial de la ciudad se rediseña con aperturas y cierres, esperando que en un futuro no muy lejano las primeras vayan superando en número a los segundos y se deje atrás ese permanente cartel de ‘Se alquila’. Ahora dice adiós un negocio asentado en el barrio viñero desde hace más de 20 años. La Marisquería La Viña, que también ha cumplido como freidor, cesará en su actividad a mediados de este mes de septiembre, según confirma su encargado, Javier Alonso.

“Este lunes –por hoy– cumplo 65 años y ya es el momento de descansar”, dice el hostelero. Su mujer, que le ha acompañado en el negocio, se prejubila. La familia decide así dejar atrás poco más de dos décadas de trabajo en la calle Rosa. Sus hijos, como apunta Javier, no tienen intención de heredar el negocio.

La buena noticia es que el local no cambiará de actividad. “Tengo algunas ofertas y parece que quieren seguir con el marisco y el pescado”, reconoce Javier Alonso. ¿Alguna expansión de negocios cercanos? Podría ser, aunque Alonso no lo confirma. 

El local es emblemático en la zona. Antes de la Marisquería La Viña acogió, por un tiempo no muy prolongado, la Casa de la Gamba, según explica Alonso. Pero antes fue la recordada Marisquería El Pato, santo y seña del barrio.