Retrato de otra época

María de Sobrino, recuerdos gaditanos a sus 100 años

  • “La noche de la Explosión de 1947 estaba con mi amiga Toty Picardo en el Club Náutico y corrimos como locas sobre un lecho de cristales al Hospital de Mora para ayudar”

  • Dominó ya de niña el alemán, el inglés y el francés, se graduó como perito mercantil y trabajó en el Consulado de Bélgica, antes de casarse con el almirante Carlos Dahl y Bonet

María de Sobrino, reina de los Juegos Florales de 1944, en los cuales le acompañaron como  damas Carmen Aranda, Carmen Lahera, Carmen Moreno, Cándida Paredes, Mercedes Abarzuza, Teresa Patero, Carmen García de Sola y María Teresa Cuvillo Mora-Figueroa.

María de Sobrino, reina de los Juegos Florales de 1944, en los cuales le acompañaron como damas Carmen Aranda, Carmen Lahera, Carmen Moreno, Cándida Paredes, Mercedes Abarzuza, Teresa Patero, Carmen García de Sola y María Teresa Cuvillo Mora-Figueroa. / ARCHIVO FAMILIAR

La página de hoy se la dedicamos a María de Sobrino y de la Sierra, una gaditana de pro, residente en Madrid, que cumplirá cien años el próximo 9 de marzo.

Sus padres, Manuel de Sobrino y de Tourné, natural de Cádiz y la jerezana María Pepa de la Sierra y Bustamante tuvieron cinco hijos, siendo ella la segunda en nacer. Su familia pertenecía a la alta burguesía gaditana y escogió para sus hijos una educación muy avanzada y exigente para la época. El resultado fue inmejorable. Todos los varones fueron número uno en sus carreras y ella, con múltiples institutrices, llegó a dominar desde la niñez el alemán, el inglés y el francés. Aquello no fue suficiente para sus padre si no que tuvo que graduarse como perito mercantil en la Escuela de Comercio. A ese bagaje de conocimientos inusuales para una mujer de los cuarenta unía María de Sobrino un don que Dios le regaló: la belleza máxima. Decían que era muy parecida a Ava Gadner, pero ‘elegante’. Cualquier prenda en ella resultaba glamurosa.

La charla que mantengo con ella cada vez resulta más entrañable. Las anécdotas se suceden mientras muestra algunas fotografías de color sepia o en blanco y negro. Relata con cariño y añoranza las fiestas del Club de Tenis, las del Náutico y pasa lista a todas sus amigas del pasado: Toty Picardo, Carmen Aranda, Fina Lacave, Mariquilla Pacheco, Terete Supervielle, Isa Coto o las hermanas Goñi. Con cierta coquetería femenina y algo de humor me cuenta que fue reina de los Juegos Florales de 1944 y de como la sacaban a bailar señores de mayor edad y respeto.

Una foto familiar de María de Sobrino con sus hijos en el año 1962. Una foto familiar de María de Sobrino con sus hijos en el año 1962.

Una foto familiar de María de Sobrino con sus hijos en el año 1962. / Archivo familiar

Ya con mucha emoción y tristeza entramos en el penoso capítulo de la Explosión de Cádiz en 1947. “Estaba con mi amiga Toty Picardo en el Náutico cuando un sonido como de trueno y un inmediato resplandor rojizo cubrió el cielo del verano. Mi amiga y yo corrimos como locas sobre un lecho de cristales hacia el Mora. Queríamos ayudar. Yo tenía el título de enfermera y me incorporé de inmediato a un quirófano. No había anestesia, no estábamos preparados para esto”. En este punto, María me explica un episodio histórico desconocido por mí. “El general Varela, alto comisario del Protectorado Español de Tetuán, fue quien en menos de veinticuatro horas dotó a la ciudad de todos los medios posibles y a su alcance, ya que en Cádiz no teníamos logística para una situación tan grave y abrumadora”.

Terminadas las hostilidades, empieza a trabajar gracias a su magnífica preparación y dominio de lenguas en el Consulado de Bélgica, convirtiéndose en la mano derecha de Don Emilio Huart, que además era consignatario de buques. En 1950 deja esta etapa, para casarse con el marino y gran caballero Carlos Dahl y Bonet, gaditano de origen sueco. Durante un tiempo vive en la calle Zaragoza 17 y allí crían a sus hijos: Carmen, Carlos, Jorge, Eugenia , Alicia y Javier.

María de Sobrino y Carlos Dahl, en la plaza de San Antonio, durante la Semana Santa de 1954. María de Sobrino y Carlos Dahl, en la plaza de San Antonio, durante la Semana Santa de 1954.

María de Sobrino y Carlos Dahl, en la plaza de San Antonio, durante la Semana Santa de 1954. / ARCHIVO FAMILIAR

Los diferentes destinos de Carlos, su marido, la llevan desde Tarifa a Madrid, donde se instala definitivamente y donde él alcanza el grado de almirante.

María vuelve a Cádiz cada verano hasta que queda viuda en el 2007.

Este año pasado 2022 ha sido muy triste para la familia, pero el día de su cumpleaños lo celebrará rodeada de sus hijos, nietos y bisnietos.

María esta unida al mar, a la Marina, y como un buque insignia, ha sabido sortear todo tipo de temporales en su vida, sabiendo salir ilesa y mirando siempre al horizonte.

Muchas felicidades María.

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