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Investigación
  • Diario de Cádiz saca a la luz la historia del político y empresario gaditano

  • Apenas estuvo al frente del Consorcio dos semanas antes de que el Golpe de 1936 le llevase al exilio en México

Manuel Campos Milán: Retrato inédito de un delegado de la Zona Franca de Cádiz en el exilio mexicano

Carnet de exiliado expedido por el gobierno de México a Manuel Campos Milán en 1939 Carnet de exiliado expedido por el gobierno de México a Manuel Campos Milán en 1939

Carnet de exiliado expedido por el gobierno de México a Manuel Campos Milán en 1939 / D.C.

Manuel Campos Milán embarcó en el Flander, un viejo vapor con muchas millas marinas recorridas, el 16 de mayo de 1939. En esta ocasión el viaje, rumbo al continente americano, no era por negocios, como muchos de los que había realizado por Europa y África desde que quince años antes empezara la que hasta ese momento había sido una fructífera carrera dedicada al comercio en su ciudad natal, Cádiz. 

Manuel embarcó en el Flander en puerto de Saint Nazaire, una ciudad costera de pequeño tamaño en bretaña francesa. Venía de París y su destino era Cuba. Tal vez México. Había conseguido comprar el billete gracias a un amigo, que le había dejado 100 dolares. Porque Manuel Campos, que había crecido en una posición económica desahogada, se había quedado sin nada. Como los miles de españoles que habían cruzado la frontera camino del exilio, perdida la Guerra Civil y derrotada la II República Española.

Nadie en el Flander sabía que ese hombre de pelo corto, alto de 1,82 centímetros, y fornido por sus 99 kilos de peso, era, ni más ni menos, que el Delegado del Gobierno en la Zona Franca de Cádiz, un cargo relevante dentro del organigrama de la administración española.

Ese desconocimiento se ha extendido en el tiempo. Ni lo sabía su familia ni, tampoco, existía referencia de su posición en el propio Consorcio gaditano, más allá de los folios con la referencia de las dos únicas actas de los consejos en los que pudo estar presente. Su inexistente retrato en la galería existente en la salón de reuniones del consejo de la Zona Franca, donde sí están quienes le precedieron y quienes le sucedieron hasta la actualidad, es el ejemplo más visual de este olvido, de este delegado desconocido.

A lo largo de las últimas semanas Diario de Cádiz ha indagado en su historia a través de diversos archivos españoles y mexicanos, pues México se convirtió finalmente en su tierra de acogida, y ha localizado a la familia que aún reside en Cádiz y a la que ha quedado en el país azteca, toda ella desconocedora de una parte esencial de la vida del “tío Mané”, como se le cita siempre. Y con todo ello la historia de Manuel Campos Milán, delegado del Estado en la Zona Franca, deja de ser ya una desconocida.

Noticia en Diario de Cádiz con el nombramiento de Campos Milán como delegado del Consorcio. Noticia en Diario de Cádiz con el nombramiento de Campos Milán como delegado del Consorcio.

Noticia en Diario de Cádiz con el nombramiento de Campos Milán como delegado del Consorcio. / D.C.

Su nombramiento como delegado de la Zona Franca era el cénit de su carrera empresarial, a la que llegaba con apenas 36 años. Y fue este nombramiento el que, sin duda, le salvó la vida.

La Gaceta de Madrid (el actual Boletín Oficial del Estado) publicó su nombramiento el 6 de julio de 1936. Apenas quedaban doce días para el golpe militar del 18 de julio. En Cádiz participó en dos primeras reuniones del consejo de administración del Consorcio, que entonces ocupaba unas oficinas en el edificio del Cine Municipal, marchando de forma inmediata a Madrid, para hacer oficial su nombramiento y plantear sus primeros proyectos de una Zona Franca aún en proceso de formación.

El golpe de los militares le cogió en Madrid. Y ya no volvió a su tierra, sobre todo cuando semanas más tarde, en noviembre, recibió un telegrama: "Tu hermano, con tu padre", anunciando la muerte de Francisco, su hermano, que había ingresado en prisión el 7 de octubre de 1936, trasladado a la cárcel de El Puerto el 16 de noviembre y fusilado dos días más tarde. Manuel también habría sido asesinado por los golpistas si hubiera retornado a Cádiz.

Manuel Campos Milán nació en Cádiz el 26 de mayo de 1900. Hijo de Antonio Campos Lucas (fallecido en 1910) y de Gertrudis Milán Biedma (que murió en 1933). Eran tres hermanos, él, Francisco e Isabel, fallecida de niña.

De familia acomodada, su tía, Encarnación Campos, era propietaría de la Droguería Americana, en la calle Hospital de Mujeres (entonces Calvo y Valero), donde Manuel vivirá muchos años tras residir en su infancia en la calle Sacramento. Esta buena situación económica de la familia le permitirá estudiar bachillerato en el Instituto Gaditano (el actual Columela entonces situado en la calle San Francisco).

Carta de Manuel Campos pidiendo el acceso en el Instituto. Carta de Manuel Campos pidiendo el acceso en el Instituto.

Carta de Manuel Campos pidiendo el acceso en el Instituto. / Archivo IES Columela

El 15 de agosto de 1912, con once años de edad, pedirá el ingreso en el Instituto General y Técnico de Cádiz. En una carta con letra muy pulcra informa al director del centro que está "preparado para el examen de ingreso en la segunda enseñanza, habiendo abonado los derechos vigentes". Un examen, guardado en los archivos del viejo Columela, que obtendrá inicialmente un 'aprobado', por lo que días más tarde suplicará su repetición para mejorar la nota.

Cuando termine el bachillerato en su expediente se dejará notar su mayor interés por las asignaturas de ciencias, siempre con calificación de sobresaliente, frente a las de letras.

Notas en uno de sus cursos en la Escuela de Comercio. Notas en uno de sus cursos en la Escuela de Comercio.

Notas en uno de sus cursos en la Escuela de Comercio. / Archivo UCA

Encaminará entonces sus estudios superiores hacía la Escuela Profesional de Comercio de Cádiz. Para su ingreso reforzará sus conocimientos con clases particulares de inglés (ya dominaba el francés), taquigrafía y mecanografía. Se matriculará el 20 de agosto de 1917.

En 1924 ya estará metido de lleno en el mundo del comercio, con especial relación con la droguería de la familia. Él mismo reconocerá, años más tarde cuando llegue a su exilio mexicano, que su trabajo le obligaba a "viajar por toda España, Francia, Bélgica, Holanda, Marruecos, Argelia y el Congo Belga".

Un republicano muy activo

A la vez que progresaba en este sector, se implicará de lleno en la política en la oposición republicana en los últimos años de la monarquía de Alfonso XIII.

Así, en 1930 formará parte del grupo fundador del Partido Republicano Radical Socialista. Esta formación, de tendencia anticlerical y socialdemócrata, acabará fusionándose años más tarde con otras fuerzas de la izquierda para crear Izquierda Republicana. En todo este proceso Campos Milán jugará un papel relevante al formar parte del comité de dirección en la provincia.

Primer ayuntamiento republicano en la ciudad de Cádiz. Primer ayuntamiento republicano en la ciudad de Cádiz.

Primer ayuntamiento republicano en la ciudad de Cádiz. / D.C.

Tras la proclamación de la II República será elegido concejal del Ayuntamiento de Cádiz. En un primer momento formará parte de la Comisión Municipal de Jardines, Paseos y Banda Municipal. Igualmente se le encomendará la reorganización de los servicios municipales. En agosto de 1931, tras la dimisión del alcalde Emilio Sola (por su carga de trabajo como diputado en las Cortes), será nombrado noveno teniente de alcalde por el distrito 6 de la ciudad (formado por el barrio del Pópulo y el barrio de Escuelas -Arbolí, Catedral y Topete).

Posteriormente se le designa para las comisiones de Hacienda y de Iniciativas y Fomento.

La victoria de los partidos de la derecha en la elecciones generales de 1934 provocará una auténtica revolución en las corporaciones locales. El gobierno central suspenderá aquellas que fueron denunciadas en 1931 por diversas cuestiones, entre ellas la de Cádiz, todas en manos progresistas. Manuel Campos, como el resto de sus compañeros de la izquierda republicana perderá su acta como concejal en octubre de 1934 hasta 1936.

La salida de la gestión municipal no supondrá el abandono de la política activa, a la vez que mantendrá sus negocios. En una fecha indeterminada la droguería Américana sufrirá un incendio del que Campos se enterará cuando estaba en el Teatro Falla viendo una película.

Dos años más tarde, el vuelco en los nuevos comicios nacional, con la llegada al poder del Frente Popular, repondrá en sus puestos a las corporaciones locales suspendidas en 1934. Manuel Campos volverá en 20 de febrero de 1936 a San Juan de Dios encargándose en este caso de la Comisión contra el paro y formando parte del control de los servicios municipales relacionados con el matadero, el mercado y el abastecimiento.

Pero este retorno al Ayuntamiento apenas durará.

Al frente de la Zona Franca

Una breve nota casi a pie de página del Diario de Cádiz del 6 de julio de 1936 informa que "La 'Gaceta' (el Boletín Oficial del Estado, entonces denominado Gaceta de madrid) llegada ayer a Cádiz, publica una orden del Ministerio de Hacienda, por la cual se nombra delegado especial del Estado en la Zona Franca de Cádiz a don Manuel Campos Milán".

En este primer encuentro se aprobó un viaje a Madrid de Manuel Campos, para unirse a la comisión de concejales gaditanos, encabezada por el alcalde Manuel de la Pinta, a fin de trasladar al Gobierno los graves problemas económicos y sociales que estaba viviendo Cádiz, y en su caso la necesidad de activar de una vez por todas el desarrollo de la Zona Franca.

Acta del consejo de la Zona Franca con el nombramiento de Manuel Campos. Acta del consejo de la Zona Franca con el nombramiento de Manuel Campos.

Acta del consejo de la Zona Franca con el nombramiento de Manuel Campos. / Archivo CZF

Seis días más tarde, el 14 de julio, Campos Milán presidirá un nuevo comité por lo que o bien ya había retornado de la capital o bien aún no había salido hacia ella. En todo caso, será la última reunión del comité de la Zona Franca bajo el mandato de la República. El siguiente, con fecha de 28 de noviembre de 1936, estará ya conformado por representantes nombrados por los golpistas del 18 de julio.

Manuel Campos Milán estará esa fatídica fecha en Madrid, sin duda dando continuidad a la gestiones en favor del Consorcio ante el gobierno central. El alcalde Manuel de la Pinta también estaba esa jornada en la capital, pero él volverá a su tierra. Durante la parada del tren en Córdoba será localizado, detenido, trasladado a Cádiz y fusilado.

Labor durante la Guerra Civil

Manuel Campos Milán, en Madrid, se integrará de forma inmediata en todo el tinglado administrativo que la República pondrá en marcha por la contienda. Mientras tanto, en Cádiz se le reclama, en febrero de 1937, "que compadezca en el Juzgado de Instrucción por la responsabilidad civil que se le pueda exigir como consecuencia de rechazo al Movimiento Nacional". Tres años más tarde se le abrirá un expediciente "por responsabilidades políticas".

Hasta diciembre de 1936 Manuel Campos Milán estará trabajando en la Dirección General de Seguridad, en la secretaría de Manuel Muñoz Martínez, director de este departamento. Muñoz, chiclanero de nacimiento, era diputado por Cádiz por Izquierda Repúblicana, compartiendo militancia con Campos Milán. Se exiliará en Francia pero será detenido y extraditado en 1942. Murió también fusilado.

A principios de 1937 el político y empresario gaditano trabajará junto a otro dirigente del Partido Republicano Radical, Ángel Estrada, en el Servicio de Información de la República.

El avance de las tropas golpistas llevará a Manuel Campos a Cataluña, como jefe de los Servicios Civiles de la Base Naval de Rosas, en Gerona, y durante ocho meses estará al frente del destacamento del Servicio de Información Militar en la frontera con Francia en Puigcerdá.

El 6 de febrero de 1936, apenas a dos meses del final de la Guerra Civil, saldrá de España rumbo a Francia por la frontera de Port Bou. Barcelona había caído apenas una semana antes. Desde finales de enero y en la primera semana de febrero unos 350.000 españoles cruzaron la frontera por esta zona del Alto Empordá camino del exilio.

El 'Flander' que llevó a Campos Milán a su exilio en México desde Francia. El 'Flander' que llevó a Campos Milán a su exilio en México desde Francia.

El 'Flander' que llevó a Campos Milán a su exilio en México desde Francia. / Archivo Residencia de Estudiantes.

Camino del exilio

El relato se interrumpe aquí. Ni Manuel Campos Milán hablará sobre ello a sus familiares, cuando ya resida en México, ni se ha localizado documentación sobre este paso de la frontera y si el gaditano llegó a estar en alguno de los campos de concentración que activaron los dirigentes galos para controlar a los refugiados de la República española.

Todo hace suponer que Campos Milán actuó por su cuenta, ajenos a los grupos que se iban formando y controlados por la administración republicana ya trasladada al país vecino.

A su llegada a México sí indicó que había estado en Perpignan, un campo de refugiados en la zona de Lyon, la ciudad de Orleans (a 780 kilómetros de Port Bou) y después en la propia París.

La estancia en Francia fue corta. En mayo se dirige al puerto de Saint Nazaire. La República española ya estaba organizando viajes de exiliados con destino a América a bordo de diversos barcos, especialmente el Sinaia, Ipanema, Mexique y Flandre. Se hacen mediante un control estricto, facilitando con ello la entrada en el país de arribo de los nuevos exiliados, evitando hipóteticos conflictos con la autoridades de cada estado de acogida.

El Flandre cubrirá tres misiones humanitarias los meses de abril, mayo y junio de 1939 y en el mismo viajará rumbo a México como compañero de pasaje de Manuel Campos Milán, José Giral, quien fuera presidente del Gobierno de la República.

El barco partirá del puerto francés el 16 de mayo de 1939 con 312 pasajeros a bordo. Para poder pagarse el viaje, en cuanto que no se incluyó en ninguno de las operaciones gestionadas de la propia República, Manuel Campos Milán pedirá a un amigo 100 dolares como préstamo, así como de un familiar, José Milán Biedma, que ya vivía en el país americano. "Para mi traslado a México (…) me tuve que valer de un amigo de Saint Nazaire quien haciendo un esfuerzo me prestó 100 dolares; con ellos efectúe el viaje. Del SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles, creado por el gobierno republicano) por consiguiente no solicité más que el ser conceptuado como evacuable, para los efectos del visado. Tampoco percibí ni solicité ayuda económica alguna", escribirá semanas más tarde.

Como hemos visto, el golpe militar cogió a Campos Milán en Madrid con lo puesto. Había dejado todos sus ahorros en Cádiz, como era lógico. Y la llegada de los 'nacionales' provocó la perdida de todo su patrimonio.

Lo cierto es que el empresario gaditano mantenía una posición económica más que desahogada. Sus ingresos anuales, según reconocía, alcanzaban las 40.000 pesetas. Una cifra muy elevada gracias a sus negocios privados y a su labor en la administración. Junto a ello reconocía la propiedad de una finca, tal vez su residencia en Hospital de Mujeres, por un valor de 90.000 pesetas y otras 70.000 pesetas en efectivo y en género de sus negocios. Todo ello le hubiera permitido vivir sin mayores problemas en México. Pero todo lo había perdido tras el golpe militar. Dinero y propiedades serían requisados por las nueva autoridades golpistas.

El 31 de mayo de 1939 el Flandre llega al puerto mexicano de Veracruz, la principal puerta de entrada de los exiliados españoles a este país, tras una parada en Cuba donde el gaditano descartó bajar pensando que en México al menos contaba con el abrigo de un familiar.

Documento de Manuel Campo como asilado político. Documento de Manuel Campo como asilado político.

Documento de Manuel Campo como asilado político. / D.C.

En Veracruz se le entregará su primer carnet como refugiado. Edad, lugar de nacimiento, color de los ojos, peso, profesión... Mencionará una primera residencia: 3 Oriente 615 de Puebla, hogar de José Milán Biedma. Se le dará un primer título de refugiado político con vigencia de un año.

Campos hará valer desde el primer momento sus conocimientos empresariales, su capacidad de trabajo y su intención de no depender de los demás. Lejos de acogerse a las ayudas que sí recibieron otros exiliados, desde el primer momento se valió por si mismo. Eso sí, en septiembre de 1939 solicitó al Comité Técnico de Ayuda a los Españoles en México el abono de los 100 dolares que le había costado el viaje desde Francia "ya que el amigo que en aquella ocasión me prestó tan buen servicio me reclama el abono de la deuda. Ante la imposibilidad de hacerlo, noticioso de que en otras casos idénticos al mio ese Comité ha prestado la ayuda debida solicitó que me sea abonado el pasaje hasta México".

Desde el Comité se le denegará esta ayuda, aduciendo que la misma se limita a las necesidades que se pudiesen tener en el país de residencia.

Tras este fracaso, los primeros meses de estancia en el nuevo país los dedica el gaditano a ir asentándose en el mismo y a ver las posibles líneas de negocios que puede emprender para subsistir. En conversación con sus familiares éstos comentarán a este cronista que aún siendo una persona extraordinariamente sencilla le gustaba vivir bien. Y en México tenía que empezar de cero.

Tras una breve estancia en Puebla y en México capital se sitúa a finales de 1939, es decir, apenas medio año después de su llegada en San Luis de Potosí, una de las principales ciudades del país.

'Iberia', la primera fábrica que montó Campos Milán en su exilio en México 'Iberia', la primera fábrica que montó Campos Milán en su exilio en México

'Iberia', la primera fábrica que montó Campos Milán en su exilio en México / Archivo Fundación Pablo Iglesias

Su primera empresa en México

Allí plantea la puesta en marcha de una empresa de cerámicas, teniendo en cuenta que la localidad era, y es, muy famosa gracias a sus mosáicos. Para ello, en diciembre de 1939 pide una ayuda a la administración española que funcionaba en el exilio, de 3.500 dolares. No hay constancia de si al final se le concedió o no. Parece que sí, a través de un préstamo aportado por la Financiera Industrial y Agrícola, pues en mayo ya estaba al frente de “Iberia, Fábrica de mosaicos”, con sede en la avenida Damián Carmona 101, San Luis de Potosí. Lo hará con un socio creando la firma “Esclusa, Campos y Cia, Sociedad en Comandita”.

La apertura de esta empresa va en paralelo a la "autorización con carácter de asilado político para que pueda dedicarse a actividades remuneradas o lucrativas relacionadas con el comercio, salvo cantina, cabaretera, etcétera", a lo que se le unirá la obtención de la Carta de Naturaleza, que ya le dará tranquilidad respecto a su estancia en México.

A la vez que pone en marcha la fábrica de cerámicas, Manuel Campos Milán asumirá el puesto de agente coordinador en San Luis de Potosí, que tal vez sea el único cargo directamente relacionado con la política que tendrá en el exilio. Este puesto implicaba atender en sus necesidades a la colonia de exiliados que pudiese residir o que llegase a su zona de influencia, siendo el lazo de conexión con la central republicana en México a la que se le informará de todo lo que pase con este grupo.

Hay una petición que realiza el empresario de contratación de un cocinero, tal vez relacionado con este papel burocrático que se le había encomendado, o simplemente, por su deseo de contar con este servicio.Lo cierto es que en apenas un año desde su llegada a México Manuel Campos Milán dio muestras de su capacidad para salir adelante, sin ningún medio económico previo que lo apoyase. Antes de emprender el negocio de las cerámicas en San Luis de Potosí, se dedicó a la compra-venta de diversos materiales, muebles, colchones, cualquier cosa con la que pudiese obtener sus primeros ingresos. Además de sus conocimientos comerciales, le valdrá contar con un don de gentes innato, que le abrirá muchas puertas.

El éxito en México

La década de los cincuenta supuso el asentamiento económico y familiar del empresario, con dos movimientos trascendentales. Por una parte, la llegada, tras una llamada suya, de parte de la familia que había quedado en Cádiz; por otra, la creación de Dayma S.A., una empresa farmacéutica que tendrá un papel relevante en la investigación sanitaria en México y que le permitirá alcanzar un nivel de vida que sin duda no pensaba cuando en 1939 cruzó la frontera española camino del exilio.

Manuel Campos (a la derecha), siempre atendió en México a sus sobrinos como si fueran sus hijos Manuel Campos (a la derecha), siempre atendió en México a sus sobrinos como si fueran sus hijos

Manuel Campos (a la derecha), siempre atendió en México a sus sobrinos como si fueran sus hijos / CEDIDA

En febrero de 1950 llega a México Antonio Campos Camacho. Es el hijo único de Francisco, el hermano de Manuel Campos fusilado en noviembre de 1939 en los fosos de Puerta de Tierra. Casado con María Victoria Quiñones y con cuatro hijos, María Victoria (hoy residente en Mazatlán), Manuel (que vive en Canadá) y Francisco y Antonio, ambos ya fallecidos.

Toda la familia se asentará en la capital mexicana, bajo el amparo de su tío que en 1961 se hará cargo de los niños tras el divorcio de los padres.

(De izq. a dercha) Manuel Campos, María Josefa López Campos y Juan Ángel Valero. (De izq. a dercha) Manuel Campos, María Josefa López Campos y Juan Ángel Valero.

(De izq. a dercha) Manuel Campos, María Josefa López Campos y Juan Ángel Valero. / CEDIDA

Al poco, en 1951 llegarán Juan Antonio Valero y María Josefa López Campos, prima del empresario gaditano. En este caso llegaron a México con tres pequeños, Emilia, Francisco y Rafael. En el nuevo país de acogida nacerá un año después José Manuel.

En cuanto a Dayma S.A., la empresa nació también a principios de esta década. Suponemos que fue un nuevo capítulo empresarial iniciado con la fábrica de cerámica en San Luis de Potosí, más cercano a uno de sus negocios en Cádiz, la Droguería Americana, pues la nueva empresa fabricará también artículos de tocador y perfumería.

Pero el gran proyecto impulsado por Dayma, que le sitúa en un lugar relevante en la historia de la sanidad mexicana de la segunda mitad del siglo XX, fue la investigación en todo lo relacionado con las sustancias antibióticas, proceso en el que jugará un papel relevante Benito Curiel, químico farmacéutico, que acabará siendo socio de Campos Milán.

El 1952 la compañía registrará sus primeras marcas comerciales, destacando dos años más tarde un nuevo sistema de elaboración de la penicilina, patentando también otros procesos para la fabricación de antibióticos. Junto a ello Dayma venderá otros productos químicos, medicinas y preparados de farmacia.

Es más que previsible que los beneficios que generará esta empresa, especialmente con la venta de buena parte de sus patentes, serán elevados y que el nivel de vida de Manuel Campos crecerá de forma notable, hasta el punto de acoger a todos sus sobrinos y a los propios sobrinos de Concepción Ponce Ramírez, con la que se casó a finales de los años cincuenta y con la que no tuvo descendencia.

A la hora de construir esta parte del relato del exilio de Campos en México, este cronista ha hablado con María Victoria, en México, y con José Manuel, en Cádiz. Los dos, junto a María de los Ángeles, viuda de Francisco, coincidieron en destacar el carácter "humano y familiar de tío Mané", como le llamaban y aún hoy le recuerdan.

Apoyo constante a sus sobrinos

A falta de hijos, sobrinos, a los que minó y a los que, incluso, les pagó buena parte de la educación en el Colegio Madrid, creado por los exiliados españoles en 1941 y que durante años contó como profesores a los profesionales de la enseñanza que tuvieron que marchar al exilio, resalta desde Cádiz José Manuel, que retornó a España con toda la familia a mediados de la década de los años sesenta.

Amante de la buena comida su caricatura aparecía en la carta de un restaurante. Amante de la buena comida su caricatura aparecía en la carta de un restaurante.

Amante de la buena comida su caricatura aparecía en la carta de un restaurante. / CEDIDA

"Era un hombre que amaba profundamente la vida, generoso, leal, alegre, optimisma, disciplinado y extremadamente honesto". Así lo describe a este diario María Victoria.

A pesar de su situación económica más que desahogada no era derrochador. Salvo en la comida. "Lo que más caracterizaba era su pasión por la comida. Ver entrar a don Manuel, como todos le llamaban, a un restaurante era como ver entrar a la realeza misma", recuerda Manuel, nieto del hermano fusilado.

"Era un gurú de la comida hasta el punto que los chefs de los mejores restaurante de esa época respetaban mucho su opinión. Era tan famoso que aparecía en algunos menús de los restaurantes famosos. Siempre obsequiaba a sus amigos y familia a grandes comelitones, a base de productos de primerísima calidad", destaca María Victoria que menciona como Manuel Campos "añoraba la comida gaditana, por lo que constantemente le pedía a mi madre que le hiciera pescaíto frito “estilo mi tierra”, entre otras muchas cosas". Seguramente por el hambre que sufrió duramente el final de la Guerra y los meses de estancia en Francia.

Lo cierto es que Cádiz estaba muy presente en su exilio. "Hablaba constantemente de su ciudad. Amaba a España y nos inculcó ese amor a todos sus sobrinos. De lo que nunca nos habló es de la Guerra, de su exilio a Francia, de su viaje a México. Siempre evitaba hablar sobre estos temas".

"Disfrutaba con las costumbres de su país, con sus tradiciones especialmente el flamenco, el cante hondo y era incluso anfitrión de muchos grandes artistas que venían de España (lo que indica el nivel de prestigio que alcanzó en México), como Manolo Caracol", relata desde su casa mexicana Victoria Campos. Leía también mucho. Su autor preferido era Vicente Blasco Ibáñez, especialmente Los 4 jinetes del Apocalipsis y Sangre y Arena, que leía a algunos de sus sobrinos.

Con varios de sus numerosos sobrinos. Con varios de sus numerosos sobrinos.

Con varios de sus numerosos sobrinos. / CEDIDA

Ya en los años sesenta Campos Milán decide retirarse y vende su empresa farmacéutica a Benito Curiel, que dejará de deberle una cierta cantidad económica de la operación.

La enfermedad minará sus últimos meses de vida, en los que caerá en coma. Morirá en 1969 sin haber podido retornar a su Cádiz natal, como el deseaba tanto. Pero siempre tuvo claro que este viaje sólo lo realizaría una vez muerto el dictador Francisco Franco. Finalmente no fue posible.

La firma de Manuel Campos Milán con doce años. La firma de Manuel Campos Milán con doce años.

La firma de Manuel Campos Milán con doce años. / Archivo IES Columela

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