Manuel Mení. Ex presidente de Calor en la Noche

“Lo que hacemos con las personas sin hogar es transmitirles calor humano”

  • Después de 15 años de actividad, uno de los fundadores de esta entidad deja la presidencia con el legado de un local para servir desayunos y una red amplia de más de 200 voluntarios

Manuel Mení, en el local de Calor en la Noche donde se sirven los desayunos a las personas sin hogar.

Manuel Mení, en el local de Calor en la Noche donde se sirven los desayunos a las personas sin hogar. / Marcos Piñero

Calor en la Noche ha cumplido 15 años y tras este tiempo, el presidente y uno de los fundadores de esta entidad dedicada a la ayuda a las personas sin hogar, Manuel Mení, da un paso al lado y abandona la dirección, que recae en su hija María de la Palma. Hace unos días presentaron la memoria de 2018 en la que decían que aunque hace 15 años tenían muchos sueños, nunca pensaron llegar hasta donde han llegado. Manuel Mení recibe a este periódico en la sede que tiene Calor en la Noche en la calle Regimiento de Infantería. Pocos minutos antes acaban de dar el desayuno a 79 personas sin hogar y el lugar aparece ya absolutamente impoluto. Esta organización goza de un gran prestigio por todo lo conseguido en estos años: “Parece que estamos de moda”.

–¿Se esperaba conseguir todo lo que se ha hecho? Tienen una organización con equipos en la calle, un local para dar desayunos, se han extendido a San Fernando, El Puerto y Jerez y ahora van para Chiclana...

–Nunca nos lo hubiéramos imaginado. Lo que hemos descubierto es que ellos encuentran en este local de desayuno parte del hogar que ellos habían perdido y también es un lugar de convivencia entre ellos. Además de poder darles un desayuno y la primera comida día, con ello se consigue también que empiecen más tarde con las litronas.

–¿Y cómo decidió dar el paso un día a ayudar a las personas sin hogar?

–Mi mujer y yo estábamos viendo la televisión y vimos lo que hacía la organización San Egidio en Madrid con las personas sin hogar. Nos preguntamos que por qué no podíamos hacer eso nosotros con la cantidad de gente que había en Cádiz. Entre tres matrimonios cogimos unos termos y fuimos al encuentro de ellos. Hubo muchísima emoción aquel día. Entonces sólo lo hacíamos el viernes y empezamos a meter unas galletas. En Cádiz nadie hacía esta labor por lo que creo que despertamos esa necesidad. Ahora ya salimos con caldo, café, aislantes, mantas y muchas cosas más y tenemos a diario dos equipos en Cádiz capital.

–¿Recuerda a la primera persona sin hogar a la que se acercó?

–Fue en los jardines de Canalejas. Era un señor vasco y recuerdo que se estaba tratando de la bronquitis. A modo de mesa de noche tenía sus cosas para las inhalaciones en el césped y me acuerdo de otro que estaba por allí que tenía una foto de su familia. Aquello nos pegó muy fuerte. Al principio nos costaba mucho trabajo dormir. Sabes que estás haciendo una labor importante, pero al final tú te vas a tu casa y tienes un techo.

–¿Es casi más importante que lo material, el cariño que se les da?

–Lo que hacemos es transmitirles el calor humano, serles fieles a la palabra que le damos. Si les decimos que al día siguiente les vamos a llevar una manta, hay que cumplirlo. Nos abren la puerta de su confianza, damos sólo los pasos que ellos quieren que se den. Seguimos el estilo de los lasalianos, de ayudar a los más desprotegidos.

–Uno de los aspectos más llamativos de la memoria de 2018 es que cada vez hay más mujeres en la calle. ¿A qué puede ser debido?

–No es muy normal y es algo que trataremos de averiguar. En general a Cádiz vienen muchas personas sin hogar buscando el clima que tenemos. Además la red de servicios de comedores solidarios y demás está muy preparada.

–Tienen muchísimos voluntarios. ¿Son los gaditanos solidarios?

–Muchísimo. La gente de Cádiz es muy solidaria. Aquí no hay ni una nómina y hay gente que viene incluso desde San Fernando para servir los desayunos y se costean ellos mismos el transporte.

–Uno de los grandes aciertos que han tenido es que han ido tomando decisiones en función de la demanda de necesidades que tenían las personas sin hogar.

–El local para los desayunos, por ejemplo. Ellos tenían cubiertos el almuerzo en María Arteaga y la cena en Virgen de Valvanuz pero les faltaba el desayuno y eso ahora lo tienen ya en este local. Por ejemplo, una de las necesidades que hay es una perrera para que puedan dejar sus perros mientras que están en un albergue. Para muchos de ellos, el único cariño que tienen es el del perro y con él, no pueden entrar en el albergue y prefieren dormir en la calle. También una especie de consigna porque el problema es que ellos se mueven con la casa a cuestas.

–¿Y qué proyectos se plantea Calor en la Noche a corto plazo?

–El local de baja exigencia se va a hacer aquí mismo arriba y nosotros queremos que se extienda la planta baja más allá para poder dar una especie de cursos con las personas sin hogar para que aprendan cosas tan útiles como coserse un botón.

–¿Les causa impotencia que todos los años haya muertes en la calle?

–Las muertes te dejan impresionado y es que vivir en la calle es muy duro.

–Uno de los momentos más emocionantes que vive es con la iniciativa de la Estrella de la Navidad, donde muchos ciudadanos se apuntan para tratar de hacer cumplir una petición de una persona sin hogar.

–Ahí nos hartamos de llorar. Conseguimos gente muy solidaria de toda España. Hay personas sin hogar que piden para compañeros, otros cosas como unas gafas, unos zapatos o ir al podólogo. Incluso, uno de ellos pudo ir a ver a su familia a San Sebastián.

–¿Y qué va a hacer Manuel Mení fuera de la presidencia?

–Seguiré siendo voluntario y estaré para lo que haga falta.

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