Luis María Vallina es un atracador de bancos profesional. Un tipo fiel a la estirpe surgida en el far west americano y que no puede resistir la tentación del manos arriba delante de un cajero. Vamos que lo lleva en la sangre. Por eso, a pesar de contar ya con 63 años y haberse pasado media vida entrando y saliendo de prisiones, donde en los años 80 llegó a fundar la Coordinadora de Presos en Lucha (Copel), apenas tres meses después de cumplir su última condena aprovechó su libertad para colarse en la oficina de Unicaja de la glorieta de la Zona Franca tapando parcialmente su rostro con un cuello polar y, tras amenazar a empleados y clientes con una pistola, llevarse 6.040 euros. Todo muy profesional. Todo limpio. Sin sangre, sin nervios. Luis María de hecho salió de la sucursal bancaria andando y sin grandes aspavientos.

No era el primer palo que daba por la zona. De hecho su historia se remonta a los años 80, cuando un joven Luis Vallina ya era conocido en los ambientes policiales. Llegó a dar varios palos en bancos y en el año 85, tras ser detenido, el fiscal de la Audiencia Provincial de Cádiz llegó a pedir 40 años de cárcel para él. El abogado que entonces lo defendió manifestó a la prensa de la época que Vallina "ha sido rodeado de una aureola mítica en el mundo de la delincuencia que le perjudica notablemente".

Posiblemente haya sido su leyenda la que haya jugado en su contra. Eso y la grabación de una cámara de seguridad del banco donde la Policía pudo identificarlo como el presunto autor del atraco a Unicaja. Lo que ocurre es que Luis María no estaba en la casa familiar de la calle Adelfas donde fueron a buscarlo, sino en León, provincia de la que es originario y en la que la Policía Nacional lo detuvo el pasado lunes. La Brigada Provincial de Policía Judicial de Cádiz avisó a la Comisaría leonesa, que estableció un dispositivo y lo detuvo cuando se disponía a abandonar el hotel donde se había hospedado. En este momento opuso una fuerte resistencia, por lo que hubo de ser reducido por los agentes de la Policía, que ya habían sido advertidos de que el sujeto podía ser peligroso. Se recuperaron 2.100 euros de los 6.040 que se llevó de Unicaja.

El éxito policial no se enmarca únicamente en la detención del atracador y en la recuperación de parte del dinero sustraído el pasado día 14 en la capital gaditana, sino en la prevención de algún más que probable atraco que pudiera haber perpetrado en tierras castellanas.

En las próximas horas, con el atestado tramitado, será puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 4 de León.

La grabación en la cámara de seguridad y el hecho de que haya sido detenido con parte del dinero encima pueden ser pruebas de que estamos ante una nueva fechoría de una persona que tiene pasión por los bancos.