El David y el Goliat de la Regata

En el puerto gaditano conviven estos días marineros de todas las nacionalidades, ciudadanos de todas las edades y barcos de todas las esloras. La Gran Regata ha traído a Cádiz cuatro clases distintas de veleros, ordenadas de la A a la D en función de sus tamaños, que siempre importa y que en la mar se mide por la eslora (distancia de proa a popa). Los más grandes y vistosos, clasificados como clase A, ocupan con sus mástiles y banderas las principales dársenas (Reina Sofía, Ciudad de Cádiz y Alfonso XIII), donde también han podido tener cabida algunos de los considerados clase B. Y allá por el Muelle Pesquero, fuera de la vista del gran público y grandes olvidados del ocio que inunda los alrededores de Canalejas, descansan casi una treintena de veleros más (las clases C y D).

Curiosamente, la bandera rusa es la que ondea en el barco de mayor longitud de los atracados en zona VIP y en el que menos eslora tiene de cuantos han llegado a Cádiz. De manos de este país europeo han llegado el David y el Goliat de la Gran Regata. A falta de los grandes veleros, el Mir (que en ruso significa "paz") es el de mayores dimensiones de cuantos han atracado en puerto gaditano. Realmente, hay otros ocho buques escuela en todo el mundo por delante del ruso en cuanto a eslora -entre ellos el Juan Sebastián Elcano, que es el segundo mayor del mundo por detrás del Sedov o el Esmeralda chileno, por ejemplo- pero ninguno de ellos participa en esta regata.

Este buque ruso alcanza los 108,8 metros de eslora, y fue realizado en el año 1987 en Polonia. Curiosamente, como pasa con el Elcano y el Esmeralda, el Mir es un barco gemelo del polaco Dar Mlodziezy y del ucraniano Khersones. En este buque escuela -situado estos días al fondo del muelle Alfonso XIII, siendo el último o el situado más lejos- suelen embarcar estudiantes civiles que se encuentran en sus primeros años de estudios y que después van pasando a otras embarcaciones. Esta tripulación sobrepasa el medio centenar de marineros, aunque la amplitud del barco permitiría llevar hasta doscientos tripulantes con absoluta normalidad, al mismo tiempo que se podría navegar también con apenas treinta personas, debido a la facilidad del sistema diseñado.

Pese a estar situado en último lugar en la pasarela naval del muelle, las colas están siendo frecuentes estos días de curiosos que quieren subir a bordo y conocer los entresijos de esta embarcación que supera en eslora a todas las demás.

Al Mir ruso le siguen en puerto gaditano como los grandes barcos de la regata el italiano Americo Vespucci, con 102,38 metros de eslora; el Statsraad Lehmkuhl de Noruega, con 97,21 metros; el Cuauhtémoc mexicano (que fue construido en los astilleros de Bilbao y que ayer, precisamente, cumplía 34 años), de 89,72 metros de eslora; o el Simón Bolívar venezolano, de 84,74 metros de distancia entre proa y popa.

Y a cierta distancia del Mir reposa en aguas del muelle pesquero el 'David' de la Regata. Se trata del buque Akela, que con sus apenas 13,62 metros de eslora es el de menores dimensiones de cuantos pueden verse estos días en Cádiz. El Akela es una embarcación que pertenece a la Universidad rusa y que es utilizada como clases prácticas de la escuela de navegación. El capitán del barco es un profesor de la universidad, y la tripulación -que apenas llega a la docena de marineros- está formada por alumnos que aprenden de esta forma las técnicas y procesos de la navegación y del mar.

A Cádiz llegaron desde Lisboa, y mañana pondrán rumbo a La Coruña para seguir el periplo marcado por la Tall Ships Races. Curiosamente, en estas pruebas marítimas ha participado ya esta embarcación de clase D construida en 1985 en 16 ocasiones, habiendo resultado vencedora once de ellas.

Ambos barcos, el David y el Goliat de la regata, volverán a surcar mañana las aguas continuando un viaje que en los dos casos tiene el mismo destino final: Rusia.