Asuntos Sociales

Cuidarse para ganar en salud: Humanizando los servicios sociales

  • El programa municipal lleva a las personas de ayuda a domicilio desde atención psicológica a sesión de peluquería, fisioterapia y, sobre todo, escucha y compañía

Ramona Segura, en su domicilio, junto a parte del equipo de Cuidarse para ganar en salud, un programa de la concejalía de Asuntos Sociales.

Ramona Segura, en su domicilio, junto a parte del equipo de Cuidarse para ganar en salud, un programa de la concejalía de Asuntos Sociales. / Lourdes de Vicente

Ramona se pasó dos años llorando “todos los días” a Rafael pero dice que este último 5 de enero, recordando “la de detalles” que tuvo con ella su marido en vida mientras lo buscaba en el hueco que antes ocupaba su butacón, vio “una luz” y sintió que ya tenía “que dejarlo ir”. Con todo, Ramona –88 años que parece que se niegan a instalarse en su luminosa cara– ni ha dejado de ponerle flores al retrato que preside su dormitorio, ni ha dejado de hablar con él. “Pero ya sin llorar, ¿verdad Lola? Ya puedo hablarle y hablar de él sin llorar”. La psicóloga asiente, cómplice. Conoce bien su historia de duelo y su historia de vida. También Laura, la fisioterapeuta, y Vicky, la peluquera, que el día anterior le hizo el estupendo peinado con el que Ramona Segura, vecina de la calle Santo Domingo, hoy nos abre las puertas de su casa. Todas conocen la historia de Ramona y la de cientos de personas que reciben la visita del equipo de Cuidarse para ganar en salud, uno de los programas municipales de la delegación de Asuntos Sociales que han logrado “humanizar más” los servicios sociales.

El caso de Ramona, usuaria desde el pasado año de  esta iniciativa que ha cumplido cinco ediciones, ya se ha convertido en una historia de luz “aunque tenemos muchos casos que son tremendos”, confiesa Lola Deudero, psicóloga y coordinadora del multidisciplinar equipo compuesto actualmente por la peluquera Vicky Muñoz, la fisioterapeuta Laura Amezaga, las enfermeras Eva Coucheiro y Nuria Vargas y la auxiliar de vela (la persona que hace noche para que descanse el cuidador del usuario dependiente), Manoli Lozano. 

Un equipo “de mujeres fuertes, luchadoras, grandes profesionales y con una resiliencia increíble que llevan adelante esta nueva edición del programa cuya financiación nos ha dado esta vez para sostenerlo seis meses”, destaca la técnico de Asuntos Sociales e ideóloga de la iniciativa, Carmen Almadana.

Y es que Almadana se percató de que podía existir una manera de cubrir las necesidades de los usuarios de Ayuda a Domicilio y Dependencia pero, a la vez, “trabajar la soledad” que sufren muchos de ellos “sin estigmatizarlos”. Una fórmula en la que yendo directamente a sus hogares se atienda la necesidad concreta, la acuciante,  y esa otra más solapada, subterránea y que se suele perder en la atención pública siempre sometida a la dictadura del reloj y a la disposición de unos profesionales entregados pero demasiados saturados por un sistema volcado en lo asistencial.

“Por eso necesitábamos un equipo que ofreciera, aparte del desarrollo de la profesión de cada uno de ellos, un plus, el plus social”, dice poniendo una etiqueta a un cajón donde caben la empatía, la escucha, la disposición a crear un vínculo y la vigilancia. La vigilancia atenta al entorno y a las circunstancias de estas personas. 

“Nosotras se lo decimos a Ramona. Ella es una privilegiada porque viene su cuñada a verla y también vecinos antiguos a visitarla, porque hay otras casas a las que vamos donde la persona no tiene a nadie”, explican las profesionales ante el gesto de asentimiento de la mujer “encantada” con un programa “que ayuda a muchas personas que están muy solas”, además de a ella misma: “Estas mujeres me han ayudado muchísimo a salir del pozo donde estaba metida”. 

“Porque, fíjate, Lola, y Marina, la anterior psicóloga, todo lo que me han escuchado y ayudado, y Vicky que mira qué guapa me pone y si te digo Laura... Que tiene unas manos... Mira, vino los otros días a darme en la espalda y es que me dejó que yo iba como flotando...”, certifica todas las atenciones que recibe desde Cuidarse para ganar en salud. “¿Pero la tarea cómo la llevas?”, le insta, cariñosa, la psicóloga, a lo que Ramona responde luciendo su destreza con el dibujo (muestra las incontables mandalas perfectamente coloreadas) y dejando más rezagadas (pícara) un buen puñado de fichas de memoria. “Eso me cuesta más, Lola”, acaba reconociendo.

Ramona es una de las doce personas que trata Deudero dentro del programa, ya  que ha preferido “tratar menos casos pero hacer más intervenciones (sesiones) con cada uno de ellos para verdaderamente poder ayudarles algo”, argumenta la psicóloga que, además, trata “a cuatro auxiliares de ayuda a domicilio”, porque “nos olvidamos que los cuidadores, también los profesionales, necesitan a veces ayuda ante realidades tan complejas”, y  “algunos casos más complicados que se atienden en el servicio y que los técnicos me derivan”, narra.

Vicky Muñoz, Manoli Lozano, Eva Coucheiro, Lola Deudero y Laura Amazaga, el equipo de la quinta edición de Cuidarse para ganar en salud. Vicky Muñoz, Manoli Lozano, Eva Coucheiro, Lola Deudero y Laura Amazaga, el equipo de la quinta edición de Cuidarse para ganar en salud.

Vicky Muñoz, Manoli Lozano, Eva Coucheiro, Lola Deudero y Laura Amazaga, el equipo de la quinta edición de Cuidarse para ganar en salud. / Lourdes de Vicente

Auxilares de ayuda a domicilio del servicio de Asuntos Sociales muy alabadas por el equipo de Cuidarse para ganar en salud. “Son las grandes heroínas de los servicios sociales”, decide Deudero, a lo que Amezaga suma que “es increíble la entrega y la atención”. “De hecho, cuando yo le estoy explicando a la persona que trato tal o cual ejercicio que tiene que hacer, la mayoría de los auxiliares dejan lo que están haciendo para ver cómo lo hago por si la persona necesita ayuda cuando yo no estoy o para recordárselo si se le olvida”.

Porque si hay algo que la fisioterapeuta ha aprendido con su participación en este programa “es la importancia del entorno para el paciente”. “Tener una red de apoyo o una red familiar, de la que muchas de estas personas están faltas”. “Si la tienen, yo no sólo educo al paciente, sino al familiar, que en la mayoría de casos quiere ayudar a la persona a la que cuida pero no tiene herramientas para hacerlo ni tiene a quién pedírsela, no cuenta con una información fiable de cómo proceder con seguridad y tranquilidad. Así que a muchos domicilios donde voy mi labor es esa, educar al familiar, o al auxiliar, que continúa haciendo el trabajo que yo hago ese día”, valora Laura Amezaga que ofrece uno de los servicios “más demandados” por los usuarios de este programa al que puede acceder cualquiera de las 679 personas que actualmente requieren de la Ayuda a Domicilio municipal.

“Y más cómo está ahora la atención médica que para que ten cita con el fisio te tienes que haber partido algo...” “Igual, me ocurre a mí, con la asistencia todavía telefónica de la atención primaria. Ellas aprovechan que te tienen allí en su casa para preguntarte por todo lo que sea de problema médico”, explica Eva Coucheiro, una de las dos DUE del servicio. Las únicas que ven “a todos los usuarios de ayuda a domicilio”, unas “doce personas cada una por semana”.

“Te pregunto, ¿qué es una enfermera?, la que pincha, la que cura... Pues en este trabajo no realizamos ninguna de esas labores asistenciales, lo único del trabajo propiamente dicho de enfermera que hacemos en la vigilancia de úlceras, de heridas, de autocuidado del paciente... Nosotras vamos más allá”, relata la sanitaria que asegura que las personas que atienden se quedan muy sorprendidas “cuando ven entrar una enfermera por la puerta que lo primero que hace es sentarse con ellas y decirles cuéntame todos los males que tú tienes, y te cuentan hasta lo que les pasó con 14 años que se cayó del columpio”, se sonríe comprensiva. “Esa escucha de un profesional, que se siente y te diga cuéntame lo que tú quieras, lo agradecen muchísimo. El tiempo para el paciente, al fin y al cabo, que es lo que normalmente no he tenido en otros trabajos. Así, aquí, aunque vea al usuario una vez, siento que lo conozco más que cuando estás trabajando en un hospital o un centro de salud donde los tiempos están más pautados”, reflexiona la enfermera que, además, cuenta que en esta edición del programa se les ha hecho mucho hincapié “en la atención a la soledad, sobre todo más exacerbada por la pandemia y el confinamiento”.

Una circunstancia, la del encierro, que también ha notado mucho la fisioterapeuta que asegura que se ha encontrado “con un empeoramiento de la movilidad en personas que antes no tenían ningún problema de este tipo”, además de bastantes casos “de miedo a salir a la calle”. Fobia tratada por Lola Deudero: “Realmente es que la pandemia lo que ha provocado es un empeoramiento general de estas personas. Los que tenían depresión han ido a peor, los que tenían ansiedad también, los que se sentían solos, aún más... Si nos ha pasado factura a todos, cuanto más a las personas que tienen problemas para salir de sus domicilios normalmente”.

Problemas que, a veces, también están agravados “por las propias barreras arquitectónicas” que se encuentran en sus casas que, “en algunos casos”, no cuentan ni con el mínimo confort que se le presupone a un hogar, suma la enfermera.

Ramona Segura muestra las últimas mandalas que ha coloreado. Ramona Segura muestra las últimas mandalas que ha coloreado.

Ramona Segura muestra las últimas mandalas que ha coloreado. / Lourdes de Vicente

“Yo tenía mi peluquería y, bueno, la gente venía, y te contaba sus cosas también, pero entrar en las casas de las personas es diferente... Ahí tú ves de verdad la realidad de la gente. Y hay mucha gente que lo está pasando mal. Yo estoy viendo ahora dos Cádiz”, confiesa Vicky Muñoz, la encargada de levantar los ánimos y mejorar la autoestima de los usuarios. “Te crees que no, pero una tijera y un peine, hacen magia”, acierta.

Además, la peluquera, al igual que sus compañeras, hacen una atenta labor de vigilancia de los usuarios y de su entorno. “A veces me siento como del CSI”, ríe Muñoz que entra en una casa y hace “el escáner” a la persona y lo que hay a su alrededor “por ver si puede tener alguna necesidad en la que puede ayudar alguna de mis compañeras”.

Y es que ésta es otra de las ventajas del equipo multidisciplinar de Cuidarse para ganar en salud, “que nosotras derivamos directamente, tanto entre nosotras como si el caso es más grave pues a los técnicos que ya mandan a la trabajadora social o a quien crean conveniente”, coinciden la enfermera y la psicóloga.

“A mí este trabajo en red me encanta, me parece muy eficaz porque yo, por ejemplo, sólo tengo este listado con nombres –muestra la fisioterapeuta– pero aquí no hay ni historia del paciente ni nada más. Pero mis compañeras van a los domicilios y me van a avisando, mira Laura creo que esta señora no tiene mucha movilidad en el brazo o le cuesta hacer tal cosa, o está impedida y necesitaría algún ejercicio... La verdad que no es lo mismo que ir a ciegas”.

A ciegas, en la oscuridad de la noche, se mueve muchas veces por las casas y los hospitales Manoli Lozano, quien encaja en el perfil de ese bonito nombre de auxiliar de vela. Tan bonito como necesario para cuidar en salud, también, a los familiares  de las personas dependientes.

Manoli Lozano es la que les da “un pequeño descanso”, “un pequeño respiro”, quedándose con la persona a cuidar “de once de la noche a siete de la mañana”. Así, atiende a la semana “a dos usuarios, lunes y martes, uno; y miércoles y jueves, otro” para cambiar cada mes de personas, “aunque si no hay más casos que atender pues se sigue con los mismos usuarios”, explica.

Una experiencia “súper positiva, muy bonita e intensa” donde no puede evitar “crear vínculos afectivos” con las personas a las que cuida. “Hace poco se murió una señora y es que es imposible que no te afecte y no sentirlo”, se emociona todavía la profesional que califica este programa como “maravilloso para los usuarios” porque, certifica, “hay gente que necesita mucha ayuda”. “Ayudo, por ejemplo, a familiares de personas con alzheimer. Tengo a un hijo con setenta y tantos años que tiene a su madre y, claro, es una enfermedad que es muy complicada y requiere mucha atención y provoca mucho desgaste. Así que dos días que vaya yo a pasar las noches pues alivio mucho a ese familiar, o, al menos, eso es lo que me dicen estos usuarios, que siempre están muy agradecidos”, asevera Lozano que coincide con la psicóloga en que esta “humanización” de los servicios, que va “más allá de pagar un recibo del agua, o de la luz, o de ayudar a hacer unas labores domésticas”, marca el camino que debería seguir un sistema más eficaz para los Asuntos Sociales.

Eva Coucheiro lo resume muy bien: “Engloba toda esta información que te estamos dando en un mismo domicilio: una persona con deterioro cognitivo, con barreras arquitectónicas, que no tenga red de apoyo familiar, que no pueda depender de nadie, que no tenga los ingresos justos para poder tener los cuidados que necesita o para poder facilitarlos a un familiar... Pues todo eso, todas esas necesidades, están cubiertas por este equipo que ves aquí y, además, tiempo, escucha y compañía. Por eso pienso que este programa es necesario, y la prueba está en que creo que lo que mis compañeras y yo escuchamos con más frecuencia es “por favor, vuelve”

Un vuelve, un “volved cuando queráis, ésta es vuestra casa”, que, de hecho, es lo último que le escuchamos decir a Ramona, saludando con la mano, desde el quicio de su puerta viendo cómo nos alejamos.

Un programa sin financiación ni personal estables

El éxito de Cuidarse para ganar en salud es un hecho avalado por tres vértices: por usuarios, por la administración municipal y por las profesionales que lo integran. Sin embargo, parece una lástima que un programa que cuenta en su pasada edición con unas 1.600 intervenciones no esté provisto de una estabilidad ni en su financiación ni en su personal, algo que las profesionales ven “muy importante” puesto que hablamos de una iniciativa “donde se trata de crear un vínculo con el usuario, que se abra a ti, algo que no siempre es fácil”.

“Nosotros estamos muy contentos con el programa que cuenta ya con cinco ediciones pero sí es cierto que esta vez sólo va a poder durar 6 meses, hasta el 31 de agosto”, explica, por su parte, Carmen Almadana, la técnico responsable del programa que este año se sostiene con los fondos procedentes de la Mancomunidad.

La artífice de esta iniciativa también explica que los profesionales “van cambiando” por cada edición. “Una vez que se tiene la financiación pues los profesionales vienen de las listas del SAE. Nos mandan tres personas por perfil y ya nosotros hacemos entrevistas para seleccionarlos”, explica la técnico de Asuntos Sociales que asegura que “no hemos podido contar con un podólogo, como en otras ediciones, porque no había ninguno en paro en Cádiz este año”.

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