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Pedro Miguel Lamet. Jesuita, periodista y escritor

"Creo que en el Vaticano se ha abierto la caja de Pandora"

  • El estudioso analiza la figura de Benedicto XVI y aventura cómo debería ser el nuevo Papa Piensa que el cónclave va a ser largo

Pedro Miguel Lamet es un gaditano que tiene como profesiones las de sacerdote jesuita, periodista, novelista, poeta y ensayista casi siempre con la religión como centro. Su voz y sus pareceres fundados son oídos y leídos con el interés que su trayectoria, de más de 35 libros, avala. Además es un experto reconocido en cine, su otra gran pasión. Tal vez por eso no duda en afirmar que lo que está ocurriendo en el Vaticano en estos días, tras la renuncia de Benedicto XVI es "en sí mismo una película. La partida del Papa con el helicóptero sobrevolando la cúpula, y todos los cardenales de rojo... es cine. Y más si se añade el morbo del secreto, el misterio, el cónclave, que significa 'con llave', todo eso le añade dramatismo". Duda sobre el título que le pondría a esa película, pero acaba encontrándolo: "Dos papas... ¡y un destino! ¡eso es!".

Lamet se reúne con los periodistas en un bar de la plaza de la Catedral de Cádiz, precisamente donde antes estaba la casa de la Compañía de Jesús, su orden, y admite que el mundo está tan secularizado que "la iglesia está interesando ahora por los escándalos, o la muerte de un papa, o una renuncia o una cosa de esas, pero si no, no..." Hay una novedad importante a su parecer en esta ocasión, por el interés de muchos cardenales en conocer el informe encargado por el Papa saliente sobre la corrupción en el Vaticano: "Yo creo que eso significa que se ha abierto la caja de Pandora. Los problemas que siempre ha habido en una corte con los palaciegos, en las camarillas del poder, en una sociedad como la actual, que impide que el secreto sea absoluto, no se pueden ocultar, y se han destapado cosas que en otros momentos no se habrían destapado".

No obstante, Lamet asegura que "en el siglo XX ha habido grandes papas, verdaderos santos, pero la Iglesia está hecha por hombres y hay debilidades humanas, tensiones. En el fondo, donde hay poder, y en la Iglesia lo ha habido, sobre todo cuando era un Estado realmente con poder, es fácil que haya corruptelas y tráfico de influencias. Pero yo no pierdo nunca la esperanza. Cuando al padre Arrupe le decían que era un "optimista patológico" él respondía: "¿Cómo no voy a ser optimista si creo en Dios?"

El jesuita gaditano, llevado tal vez por ese optimismo, espera "que estos acontecimientos provoquen un revulsivo que nos lleve a un papa que verdaderamente limpie la Iglesia y dé una esperanza al mundo. Yo creo que en este momento el mundo necesita alegría. Estamos en un momento de crisis, en que cada telediario es un retortijón de estómago, una acumulación de negatividad. La figura de un Papa es una figura de esperanza, y a mí el último gesto de Benedicto XVI me ha producido esperanza, ha sido un gesto verdaderamente evangélico, de libertad, un ejemplo para la sociedad de hoy.

-¿Cuando hablamos de optimismo hablamos de cambiar la línea de los dos últimos papas o de continuarla?

-Yo siempre distingo entre papa deseable y papa posible. El primero sería un papa sencillo, que hable con la gente, que escuche a la gente y sobre todo que se le pudiera llamar el papa de los pobres, que estuviera atento a la cara oculta del mundo que sufre en esta sociedad tremenda, y que dialogara con la cultura. El problema actual de la Iglesia es que está de espaldas al mundo o por lo menos a la defensiva, pero la Iglesia tiene que dejar los castillos de invierno y volver a la plaza pública a hablar con la gente, y estar cerca de ella.

-¿Y el Papa posible, cómo sería?

-Hay dos posibilidades: una, que se buscara lo seguro, una cierta continuidad y entonces se iría a un italiano, a alguno de los que ha señalado Benedicto XVI, caso de Scola o Ravasi; y la otra es que el colegio cardenalicio de fuera, el de los no europeos, una vez bien informado de los Vatileaks (documentos filtrados sobre corrupción e intrigas en el Vaticano) y del informe que han preparado tres cardenales al Papa, (los gringos estaban deseando que se retrase el cónclave para informarse bien), entonces se podría producir una especie de estallido, de decir necesitamos alguien que venga de fuera, que no tenga vínculos en Italia y pueda arreglar este asunto. En esa línea, podría ser Ouellet, el canadiense, o algún Papa del tercer mundo, como Scherer, el arzobispo de Sao Paulo, que es un tío muy majo, muy abierto y con una diócesis muy importante; o Maradiaga (de Honduras), aunque parece que está un poco quemado, y además toca el saxo, que no parece un instrumento muy católico. Y luego está el Papa sorpresa que siempre decimos los periodistas, que nadie se lo espera y al final sale, como salió Luciani. O Juan Pablo II, aunque este fue un papa de compromiso, que ya salió en la primera votación. Yo pienso que este cónclave va a ser largo, considerando esto como que va a durar más de tres días

-De todas formas, eso depende del Espíritu Santo ¿no?.

-Si el Espíritu Santo no está de vacaciones, como se suele decir, y como se decía cuando Alejandro VI fue elegido con las presiones de las Cortes borbónicas que eran las que decidían, y fue elegido con la condición de que se cargara a los jesuitas, como así fue, que la orden fue suprimida durante 40 años. De eso trata mi novela El último jesuita.

-¿Ahora se dan también ese tipo de presiones políticas o externas?

-Bueno, ahora son presiones más eclesiales. Por ejemplo, se sabe que el cardenal Sodano, que es un personaje que no va a votar por la edad, pero es un 'elector' entre comillas porque influye en los italianos. Luego está Bertone, que es la otra ala italiana. Pero no te creas, al final el Espíritu Santo actúa. Porque cuando fue elegido Benedicto XVI, reconozco que cuando lo oí, que me estaba maquillando para entrar en un programa de televisión del respingo que di a la chica que me estaba maquillando se le cayó la esponja. Porque pensé, bueno ¡si este es el que ha entallado a todos los teólogos interesantes! Sin embargo, el sufrimiento que este hombre ha tenido, el cambio de chip que tuvo para darse cuenta de que tenía que ser el Papa de todos, y este último gesto de renuncia me ha parecido que Dios ha actuado por él. Yo estaba en contra, pero a veces Dios actúa por muchos caminos, y hay que esperar... puede ser que salga bien.

-Esta elección le interesa a todo el mundo ¿pero realmente tiene una influencia en el mundo actual?

-Aunque la sociedad esté secularizada y la gente vive de espaldas a la religión y la Iglesia en general, en los últimos siglos el Papado ha sido un referente ético mundial. La prueba es que ya Pablo VI habló ante la ONU, Juan Pablo era una especie de icono internacional, los viajes papales han motivado mucho movimiento de masas, y una revista de economía calaificó al Papa recientemente como el tercer hombre más poderoso del mundo. A mí eso me escandalizaba, porque el Papa es el descendiente del pescador Pedro. Pero si se cuenta el influjo ético, la presencia, la posibilidad de ser un mediador, que contenga las iras, que influya con su ejemplo... una cierta importancia tiene.

-Visto desde el optimismo, eso es bueno...

-Sí, pero yo personalmente soñaría con un momento en que los palacios vaticanos se convirtieran en un museo y el Papa viviera en una vivienda modesta, y que no viajara como un jefe de Estado, que la Iglesia diera un paso como dio Juan XXIII cuando dejó la silla gestatoria y Pablo VI cuando dejó la tiara. Algunos dicen que eso le quitaría independencia, el no ser un Estado, pero yo no concibo un sucesor de Jesús que tenga embajadas por todo el mundo.

-Pero de todas formas, esos lujos no escandalizan al cristianismo en general.

-No, porque es una tradición. Pero sí para un sector de cristianos concienciados a los que gustaría una Iglesia con menos poder en ese aspecto, con más representatividad testimonial y sencilla. Yo creo que eso le daría más prestigio. Eso sería un golpe fuerte. Y no sería ningún inconveniente para la Iglesia. El Papa se iría a vivir al Trastévere y los palacios se convertirían en museo, allí estaría la historia de la Iglesia, y el Papa sería un hombre sencillo que viajaría sin la protección de un jefe de Estado... pero todo eso es un sueño imposible por ahora, sobre todo porque ha habido una involución en la Iglesia.

-¿En qué sentido?

-Después del Vaticano II ha habido un retroceso. El último Pontificado y el de Juan Pablo II fueron una revisión del Vaticano II. Y yo creo que hay que recuperar el concepto de pueblo de Dios, que estaba muy claro en ese Concilio y el concepto de una iglesia en diálogo con el mundo. Juan XXIII abrió las ventanas de la Iglesia al aire fresco de la vida, como él mismo dijo. Fue un Papa muy valiente, aunque iba a ser de transición. Luego hubo miedo, el mismo Pablo VI lo tuvo por las defecciones sacerdotales... y no hemos vuelto a recuperar lo auténtico de Vaticano VII.

-Y de ahí viene lo de que le falta alegría a la Iglesia.

-Yo creo que le falta dar esperanza de verdad, y optimismo, y creo que en general la Iglesia y en particular la española, tiene miedo. Los sacerdotes hoy en día y los obispos tienen miedo de expresarse en los medios de comunicación. Tienen miedo a que los medios los instrumentalicen. Y yo les digo haced como los políticos, si os instrumentalizan, hablad, contestad. Los obispos son muy timoratos, les falta libertad para decir cosas. Por ejemplo, me parece que en el tema de la corrupción, tal como está ahora en España, falta un documento de la Conferencia Episcopal, claro, valiente, contundente, que diga las cosas claras.

-Pero la Iglesia no tiene reparo en salir a la calle en temas de moral, matrimonio, vida sexual.

-Claro, pienso que hay un alineamiento con el PP que no se ha superado. Cuando ha estado el PSOE en el Gobierno la Iglesia ha sido muy dura en sus pronunciamientos, pero ahora la Conferencia Episcopal es demasiado transigente, tal vez porque se le ha dado el pábulo de la asignatura de la Religión, o por la idea del matrimonio, aunque el matrimonio homosexual no lo han tocado. No hay ningún partido que se adecúe con la línea de la Iglesia. En temas sociales está más cerca de la izquierda y en temas de moral sexual y familiar, más cerca de la derecha. A mí me parece que la iglesia debe ser más independiente y libre, criticar a unos y otros sobre todo en lo tocante a la corrupción política y la crisis económica, donde hace falta una voz profética, decir las cosas muy claras en cuanto que los pobres son los predilecto de Jesús. Por ejemplo, aún no ha habido un documento sobre los desahucios.

-¿Es un problema de los obispos españoles?

-El cuerpo episcopal, creado en tiempos de Juan Pablo II, es bastante conservador, pero también hay voces concretas valientes, como el obispo Munilla de San Sebastián, que ha atacado la corrupción. Al obispo de Cádiz no lo conozco mi me atrevo a hablar, pero los españoles son la mayoría más bien neocons.

-Benedicto también ha sido muy conservador.

-No tanto como Juan Pablo II. Él se ha enfrentado con el tema de los Legionarios de Cristo, que ahí debe haber un bochinche económico gordo; con la pederastia, que yo creo que ha sido el gran gesto de valentía de este Papa, que no obstante ha tenido graves fallos en comunicación, como el problema con los islámicos, condenar el preservativo en África, o el lío de la mula y el buey en su libro sobre la infancia de Cristo.

-Sin embargo, con los teólogos fue muy duro, como prefecto de la Congregación de la Fe.

-Sí, pero eso fue un encargo de Woyjtila. Él cuando sale al balcón de San Pedro... el primer gesto de un papa ya indica como va a ser su pontificado. Luciani (Juan Pablo I), dulcísimo, con la cabeza tronchada, da enseguida para pensar 'a éste se lo cargan, el Vaticano se le cae encima'. Llega Woyjtila y es el primero que pone las manos en la mesa, y un técnico de Radio Vaticano que estaba próximo a mí me dice: "Guarda, mi ha sembrato proprio Mussolini" (Mira, me ha parecido el mismo Mussolini), con la cara ancha, y ese vozarrón como diciendo aquí estoy yo. Benedicto aparece con una voz suavita, esos ojos de inteligencia y hablando de ser un "humilde servidor de la Iglesia", y realmente yo creo que eso que me preguntas fue obediencia a Juan Pablo II. Desde el primer momento, Benedicto ya mostraba un estilo que se fijaba mucho en la estética. Y quizá por estética ha querido evitar terminar enfermo... hay una foto en la que se ve a Juan Pablo II muy enfermo con la mitra puesta y está detrás Ratzinger mirándolo con una cara de decir "a mí esto no me pasa". Además ¿qué pasa cuando un Papa está muy enfermo? Que gobierna la Curia.

-¿Tan poderosa es la curia?

-Bueno, Juan Pablo II estaba siempre viajando, y entonces la Curia se dedicó a gobernar, y la dejó, y se creció. Este se encontró con una curia muy crecida, y no se atrevió a renovarla, a levantar los muebles.

-Es que eso de que el Papa era "un pastor entre lobos" da mucho miedo.

-Y eso lo ha dicho el director del Osservatore Romano, lo que te está diciendo en definitiva que es verdad lo de los cuervos del Vaticano. Las imágenes son bestiales a veces, no hace falta escudriñar como hacen los vaticanistas. Miras la foto de Pauletto, el mayordomo, cuando lo van a juzgar, y piensas: este tipo gris, mayordomo ¿ha hecho todo esto solo? Este era una ficha mandada por otros, y claro esos documentos se han filtrado. Todo es cuestión de dinero. Al mayordomo le habrán crecido los euros en los últimos días. Y hay un libro que será best seller.

-¿Cree que se llegará a conocer el informe que el Papa ha pedido?

-Hombre, ya ha habido filtraciones, pero aparte de todo, Benedicto yo creo que se ha asustado.

-¿En su renuncia ha habido más de responsabilidad o de escurrir el bulto?

-Por una parte, hay un reconocimiento de debilidad y de impotencia por su enfermedad, lo cual es muy de admirar. El arzobispo de Cracovia metió la pata cuando habló de soportar la cruz hasta el final. ¿Qué es más cruz, dejarte morir de papa, cuidado por todo el mundo, o entrar en el vacío de esa soledad de Castelgandolfo?... yo creo que es más duro esto. Lo que no sé si es muy bueno es que se quede en el Vaticano, porque va a ser un Papa en la sombra, quiera o no, aunque no diga nada. Le da la oportunidad al que venga de consultar cosas, pero es un cuchillo de doble filo, que podría estar pensando "el otro de blanco qué pensará".

-¿En qué línea se mueven ahora los nuevos teólogos?

-Yo creo que la teología como tal ha evolucionado en la línea en que ha evolucionado la Iglesia. Hay dos corrientes: una que mantiene la línea de renovación, y otra que sobre todo losnuevos movimientos, más que investigar teológicamente lo que ha hecho es desarrollar lo establecido. No salirse, no investigar sino más bien comentar lo que dice el Magisterio. Es el caso de los teólogos de Navarra, del Opus Dei, que son básicamente más que teólogos especialistas de Derecho Canónico, los carismáticos o los llamado kikos. Afortunadamente siguen habiendo nuevos teólogos, especialmente los protestantes, muy interesantes. Lo que ha crecido mucho de una forma muy interesante es la investigación sobre el Jesús histórico, a través del estudio de la sociología de la época, que está haciendo conocer mejor a Jesús. Sobre todo los teólogos de lengua inglesa. La teología es hija de la situación, y creo que estamos en un impasse en el que la la libertad teológica ha sido machacada, en concreto la teología de la liberación. Y cuando hay miedo hay menos libertad y menos gente que se atreva a decir cosas.

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