La iglesia de San Pablo quedó anoche cerrada al culto. La sorprendente noticia la comunicó el rector del templo, Manuel de la Puente, en el transcurso de la eucaristía de ayer tarde, después de que el Obispado tomara esta decisión "por peligro de derrumbe", decretando el cierre del templo como medida preventiva.

Según ha podido saber este periódico, hace unos días se personó en la iglesia un arquitecto del Obispado, que realizó la oportuna inspección al edificio. Al parecer, el mal estado de una viga sería el principal problema estructural que presenta San Pablo y que ha motivado esta decisión, que ayer cayó como un jarro de agua fría entre los feligreses del templo y los cofrades de Ecce-Homo.

Y es que conviene tener en cuenta que la medida viene a coincidir en el tiempo con la antesala de la Cuaresma, a una sola semana del Miércoles de Ceniza. En esta tesitura, el cierre del templo afectará de lleno a la hermandad del Martes Santo, que incluso ve peligrar que su salida procesional pueda realizarse desde San Pablo (tal y como determinan los horarios e itinerarios que precisamente hace unos días publicaba el Consejo de Hermandades).

Esta iglesia viene posicionándose como uno de los principales problemas del Obispado en materia de patrimonio en la ciudad. Así, la medida adoptada ayer recuerda a lo que ocurrió en el año 2008, cuando también se decretó de manera sorpresiva el cierre al culto del templo por no reunir las condiciones oportunas. En aquella ocasión, el cierre apenas se alargó una semana, ya que la cofradía reaccionó asumiendo las obras que eran necesarias para revertir esa situación. No obstante, ya entonces mostraba su preocupación el hermano mayor del momento ante la posibilidad de que en un futuro cercano hubiera que volver a cerrar la iglesia porque su estado de conservación no era bueno. De hecho, tan solo dos años después se hundió parte de la cubierta del templo, coincidiendo justo con la trasera del altar mayor, lo que obligó incluso a trasladar a la imagen del Ecce-Homo para evitar posibles daños.

Fruto de esos hechos, la cofradía inició una labor de estudio del edificio y de las necesidades de intervención, que realizaron los propios hermanos y allegados a la hermandad. Pero los efectos de la crisis económica y la limitación de recursos económicos por parte del Obispado -y en mucha mayor medida de la hermandad que reside en San Pablo- han hecho imposible acometer cualquier actuación de importancia en las dependencias.

Así las cosas, anoche tenía lugar un nuevo sobresalto en este templo de pequeñas dimensiones y situado en pleno centro de la ciudad. El mal estado de parte de la viguería obliga a cerrar de nuevo las puertas, sin que se sepa la medida por cuánto tiempo se alargará en esta ocasión.

Al parecer, según pudo saber anoche este periódico, una de las medidas que se plantean es el cierre de parte de la iglesia, no de su totalidad, aunque teniendo en cuenta las reducidas dimensiones que por sí tiene San Pablo no es una noticia muy esperanzadora. En cualquier caso, será el Obispado el que tenga en su mano la decisión sobre la actuación a realizar en la iglesia y las medidas a adoptar una vez que sus puertas quedaron anoche -en la antesala de la Cuaresma y de la cada vez más cercana Semana Santa- cerradas.